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Media Torta: cuando la gente se trepaba en los árboles para deleitarse con sus ídolos
Nostalgia de los 85 años del teatro al aire libre de los bogotanos.
Ángela se apartó de cobijas más temprano que de costumbre. Se bañó y se emperifolló frente a la media luna de su tocador, mientras tarareaba Ojitos verdes, éxito de las Hermanitas Calle. Era domingo, y la madrugada obedecía a la expectativa de una de las fechas de la celebración del cumpleaños 85 del Teatro al Aire Libre La Media Torta, el cual incluía en la programación a las reinas de la guascarrilera en Colombia, sus preferidas.
Ángela Alarcón Toscano, bogotana, risueña, robusta, modelo 70, residente del barrio La Concordia, vecina del escenario popular de los capitalinos, lució ese día las prendas más elegantes de su chifonier, y en un bolso abrió espacio para empacar un sombrero de paja, una corona de latón dorado y unas botellas con el producto que le ha dado para vivir toda la vida: el que la consagró como reina nacional de la chicha.
Para Angelita, como la conocen en el Chorro de Quevedo, en la boca de La Calle del Embudo (calle 12 A con carrera 2.ª), donde tiene su puesto de la bebida ancestral cundiboyacense, regresar a La Media Torta fue desenredar un grueso carrete de felices añoranzas, cuando ella, de siete años, acompañaba con sus hermanos y hermanas a doña Leopoldina Toscano, su señora madre, a vender chicha y fritanga.
Don Eurípides Alarcón, su padre, carpintero de oficio, les fabricó un carro de balineras para hacer más llevadero el trasteo de frascos de chicha, totumas y calderos repletos de morcillas y vísceras de res y cerdo, que doña Leo, los domingos, ofrecía a la concurrencia, seguida por su rebaño de párvulos.
“Una se divertía mientras trabajaba”, dice Ángela, apostada en las gradas de ladrillo prensado de las modernas instalaciones de La Media Torta, en el albor de su aniversario 85, mientras va arribando público de a pie, en muletas, bastones y sillas de ruedas, en una mañana fresca de brisas medicinales de pinos y eucaliptos que llegan de los cerros orientales.
“Cuando estábamos chiquitos y veníamos con mi mamá, esto era puro campo, rústico, las gradas donde la gente se sentaba eran de pasto. Para llegar, se subía por un camino estrecho de tierra y piedra, y había venta libre de chicha, fritanga y comestibles, aunque algunas familias traían su propio fiambre”, recuerda la maestra chichera.
Media torta de Bogotá. Foto:IDRD
"Cuando estábamos chiquitos y veníamos con mi mamá, esto era puro campo, rústico, las gradas donde la gente se sentaba eran de pasto. Para llegar, se subía por un camino estrecho de tierra y piedra".
Los registros históricos citan que el nombre del primer escenario al aire libre de Bogotá, se remite a la finca Media Torta, que el Consejo Británico, por iniciativa del entonces alcalde Jorge Eliécer Gaitán, en 1936, donó como sitio de esparcimiento gratuito para lugareños y foráneos, inspirado en el antiguo teatro griego, ubicado en las colinas, favorable por su acústica y o con la naturaleza.
Que el 13 de agosto de 1938, a propósito de las celebraciones del cuarto centenario de Bogotá, bajo la presidencia de Eduardo Santos, y de Gustavo Santos como alcalde de la capital, acompañados de algunos de sus ministros, y de la representación consular del Reino Unido, se efectuó la ceremonia de apertura del teatro al aire libre de La Media Torta, con un espectáculo dancístico protagonizado por la prestigiosa bailarina clásica alemana Érika Klein.
“Mi madrecita, doña Leo, preparaba unas ricuras que se hicieron famosas entre el público: rellena con papita y yuca; chicharrón carnudo, sobrebarriga dorada, chorizos, bofe con criollitas, y severa chicha de maíz porva, que cogió fama, no solo en el teatro al aire libre, sino en los barrios alrededor, en los festivales de la tradicional bebida. Mi madre, a mucho honor, fue la primera Reina de la Chicha que tuvo Bogotá, y este pecho le heredó su fórmula y su talento”, relata emocionada Angelita.
Grandes espectáculos
Media torta de Bogotá. Foto:IDRD
En 1979, la istración distrital en cabeza de Hernando Durán Dussán, mediante decreto 0974, estipuló la obligada presentación de artistas internacionales en el llamado escenario del pueblo: la clase obrera, el campesinado, los migrantes, el grueso de una población apretada de recursos, que no tenía cómo pagar una boleta para acceder a espectáculos taquilleros, donde se presentaban los artistas de sus preferencias.
Gracias a esa ley, por La Media Torta pasaron celebridades a todas luces como María Félix 'La Doña', Mario Moreno 'Cantinflas', el elenco del Chavo del 8, grandes de la ranchera mexicana como Miguel Aceves Mejía, Antonio Aguilar, Cornelio Reyna, don Pedro Vargas, y el que desbordaba de público el auditorio, cuando la gente se trepaba a las copas de los árboles para verlo de cuerpo presente y a todo pulmón: el ‘Hijo del pueblo’, Vicente Fernández.
Lo constata doña Adelaida Gamboa, de 62 años, oriunda de Rondón, Boyacá, residente del barrio El Curubo, de Usme, que asiste a La Media Torta desde los 15 años, y tiene fija en la memoria los infaltables programas dominicales de La Media Torta, anunciados por Radio Santa Fe (que justamente en 2023 está cumpliendo 85 años al aire).
“En ese tiempo, cuando yo estaba muchachita, vivía con mis padres en el barrio San Jorge. Dejábamos el mecato listo desde el día anterior: gallina con papas chorreadas, otras veces cocido boyacense, envueltos y arepas. Después de la misa de 7, y desayunados, arrancábamos en el troli que nos dejaba en la Jiménez con décima. Y de ahí eche pa'arriba con las ollas y los corotos”.
"En ese tiempo, cuando yo estaba muchachita, vivía con mis padres en el barrio San Jorge. Dejábamos el mecato listo desde el día anterior: gallina con papas chorreadas, cocido boyacense y envueltos".
“Vicente Fernández, Rocío Durcal, Noel Petro, Diomedes Díaz, Antonio Aguilar, el Binomio de Oro, Óscar Agudelo, Olimpo Cárdenas, Las Hermanitas Calle, el Caballero Gaucho, y mi paisano Jorge Velosa, que recuerde, eran los que más llenaban el teatro, desde bien arriba del monumento de la 'Gata Golosa', donde vendían chicha, fritanga, mazorcas, chuzos, chorizos y guarapo, hasta abajo, donde ponían por cerco el cordón de policías sobre la tarima”.
En 1981, se iniciaron las obras de remodelación de la infraestructura, que pasó de una capacidad de 800 a 3.000 personas, y que concluyeron en 1982, cuando fue reinaugurado el teatro. La salsa estaba en pleno estallido y en el teatro al aire libre cundió la fiebre del ‘Jalajala’ de Richie Ray y Bobby Cruz, y la de Celia Cruz, la ‘Guarachera de Cuba’, quien con sus sones y pregones encendía la rumba, igual que con Fruko y sus Tesos, Latin Brothers, Los Hispanos, los Graduados, Los Alfa 8, Juan Piña, el Combo de las Estrellas, Los Tupamaros, entre otras agrupaciones.
Venerable María Aurora
Enterada por Radio Santa Fe de la celebración de los 85 años de La Media Torta, que se prolongará durante varios fines de semana, María Aurora León, de 84 años, reconocida como ‘Trencitas’, la aficionada más antigua y vigente del teatro al aire libre, madrugó con sus dos hijas, Elsy y María Orquídea, cautivada por la programación artística de la nostalgia, que registraba entre otras figuras al Mariachi Clásico Contemporáneo, las Hermanitas Calle y Los 50 de Joselito.
Cuenta María Orquídea, que con su hermana Elsy tuvieron que subir a ‘Trencitas’ “medio remolcada”, en varios tiempos, con sus respectivos descansos, y que los muchachos de logística también colaboraron con sus musculaturas para hacer posible el de la bella y carismática octogenaria, que no asistía a su cita de 70 años a ese escenario, desde cuando inició la pandemia del coronavirus.
María Aurora, en su juventud lavandera de rio y florista, oriunda de La Vega, Cundinamarca, hoy residente en el barrio Perdomo, narra que alistaba la olla con sobrebarriga, papas, chicharrón, maíz pira, huevos cocinados, envueltos y arepas rellenas de queso, y cargaba con sus ocho chiquillos en un bus rumbo al paradero de Germania, la estación más próxima al sendero agreste que conducía a La Media Torta.
Media torta de Bogotá. Foto:IDRD
“Tenía que estar enferma o con un pendiente de fuerza mayor para que fallara con mis hijos al programa de los domingos. Cuando anunciaban por radio que se iban a presentar Vicente Fernández, Darío Gómez, Rómulo Caicedo, Rocío Durcal, Helenita Vargas, las Hermanitas Calle, o el Charrito Negro, entre tantos que ahora se me olvida, madrugaba más para coger un sitio que nos quedara cerca a la tarima, porque se armaban unas chichoneras tremendas. No faltaban los avivatos que vendían el puesto. ¡Qué tal!, si el Gobierno hizo el teatro gratis para el pueblo. Ni más faltaba”.
Le pregunto a la venerable María Aurora si va asistir a la segunda jornada de celebración del cumpleaños 85, y ella indaga que a quiénes van a presentar.
-Programaron un tortazo de rock, metal fuerte, derroche de electricidad y pelos arrebatados.
-Ay, no, a eso no voy, porque se me estallan los oídos, y me pone a toser la humareda de mariguana. Me hace daño.
Son las 5 y 30 de la tarde, y La Media Torta a reventar corea, “a grito herido”, La cuchilla, el punk pendenciero, arrabalero y homicida de las Hermanitas Calle.