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Sigue aumentando el índice por muertes de ciclistas en las vías
En lo que va del 2019, según cifras de la Secretaria de Movilidad, han fallecido ocho bicis.
En la ciudad el uso de la bicicleta es alto, pero alguno ciclistas cometen imprudencias en las vías de Bogotá. Foto: Carlos Ortega. EL TIEMPO
Aunque Bogotá es la ciudad con más kilómetros de infraestructura para ciclistas (540 kilómetros de ciclorrutas construidas) en América Latina, las muertes de los bicis siguen en aumento. A diario se realizan cerca de 800.000 viajes en bicicleta.
Según las cifras de la Secretaría Distrital de Movilidad, en el 2017, unas 59 personas perdieron la vida; para 2018, el indicador aumentó a 63, y en lo que va corrido del año han fallecido ocho ciclistas. Tan solo el fin de semana del 9 y 10 de febrero, tres de ellos perdieron la vida al verse involucrados en accidentes de tránsito.
Una de las víctimas era Katherine Suavita, miembro de Queens Bici Mensajería, quien fue atropellada por un taxista en la localidad de Suba. La mujer falleció, y el conductor está siendo investigado por la Fiscalía.
EL TIEMPO ó a expertos en movilidad para indagar por qué, si Bogotá es una ciudad con una política que promueve el uso de la bicicleta, paradójicamente no se reducen las cifras de accidentalidad. Una de las razones en las que coincidieron es la actitud agresiva de los actores viales, incluidos los ciclistas.
Ricardo Montezuma, director de la Fundación Ciudad Humana y Ph.D. en Urbanismo y Movilidad, señaló que no es falta de cultura ciudadana, como muchos expertos aseguran. Por el contrario, es un asunto de sentido de pertenencia y actitud. “No podemos decir que es falta de buen comportamiento. Hay mucha gente que es estudiada, que conoce las normas de tránsito y no las cumplen en Colombia, pero cuando se van para el exterior, sí las acatan, y respetan al peatón y al ciclista, por ejemplo”.
Para Edder Velandia, profesor de la Universidad de La Salle y experto en la materia, la educación vial es preocupante. “En un estudio que hicimos, encontramos que el 80 por ciento de los ciclistas no conocen el Código Nacional de Tránsito y, por lo tanto, no lo respetan”.
Velandia añadió que, aunque ese puede ser uno de los problemas más graves, la inseguridad en las ciclorrutas y las fallas en esta infraestructura son otros dos factores que hacen que los siniestros aumenten, pues muchos bicis deciden irse por los carriles mixtos.
En la ciudad el uso de la bicicleta es alto, pero alguno ciclistas cometen imprudencias en las vías de Bogotá. Foto:Carlos Ortega. EL TIEMPO
Por último, José Stalin Rojas, director del Observatorio de Logística y Movilidad de la Universidad Nacional de Colombia, insiste en que a Bogotá le hace falta mayor conectividad de sus bicicarriles para evitar que los ciclistas compartan el espacio con peatones y vehículos (motos, buses, camiones y autos).
Respecto a las infracciones cometidas por los ciclistas, la Secretaría Distrital de Movilidad señaló que, con corte al 31 de enero de este año, se habían impuesto 3.866 comparendos. Durante el 2017, en Bogotá fueron impuestos 22.662 y en el 2018, 37.128.
Muchos bicis no usan la infraestructura, por su mal estado o porque es insegura
Las infracciones más recurrentes son no cumplir las normas y señales de tránsito que les sean aplicadas, transitar por zonas prohibidas o por aquellas vías en donde las autoridades competentes lo prohíben, e incumplir lo establecido en el Código Nacional de Tránsito.
Esto puede ser, por ejemplo, no portar los elementos de protección o, en horas de la noche, no usar ningún tipo de luz o elemento reflectivo.
Armando Rodríguez, líder del colectivo ConcienBiciate, insiste en que los ciclistas muchas veces no usan las ciclorrutas por problemas como la inseguridad. Reconoce que algunos son imprudentes.
“Muchos no usan casco ni respetan las señales de tránsito. A veces no transitan por las zonas asignadas, pero esto ocurre porque no hay una buena infraestructura en avenidas principales y secundarias respecto a bicicarriles. Algunos son inseguros, y otros no tienen buenas conexiones para salir”, dijo.
Por su parte, Natalia Prieto, miembro del colectivo Paradas en los Pedales, considera que, si bien existen normas y leyes, no siempre quienes van por las vías conocen cuáles son sus deberes, y mucho menos los derechos de los otros actores con quienes comparten los corredores viales.
La iniciativa de reducir la velocidad en algunos corredores de la ciudad puede contribuir a reducir la siniestralidad
Prieto insiste en que seguir con la medida de bajar la velocidad en las avenidas es una forma de reducir de forma efectiva los accidentes.
Porque muchos bicis perciben a los conductores de vehículos como imprudentes y principales causantes de siniestros. Indican que la Ley 1811 de 2016 dice que los vehículos, al realizar adelantamientos, deben estar a una distancia mínima de 1,5 metros de los ciclistas, pero eso no se cumple.
Miguel Pérez, conductor, señala que el problema reside en que muchas personas no los ven como otros s de las vías, que tienen además los mismos derechos. Reitera que algunos pedalistas no respetan los semáforos ni las señales, y esto genera desorden.
En Bogotá, el Distrito viene fortaleciendo las campañas de concientización de conductores, peatones, motorizados y ciclistas. Entre las iniciativas se encuentra la disminución de la velocidad permitida en corredores viales principales, como la calle 80 y la avenida Boyacá, en donde pasó de 60 a 50 kilómetros por hora. El objetivo es reducir la tasa de siniestros viales.
En cuanto a pedagogía, específicamente para los ciclistas, una de las campañas que más acogida han tenido es ‘Vidas reflectivas’, por medio de la cual la Secretaría de Movilidad les entrega piezas reflectivas, que contienen mensajes de sensibilización para que los vean los otros actores viales, como los conductores de vehículos.
Se han entregado más de 3.700 chalecos.
En la ciudad el uso de la bicicleta es alto, pero alguno ciclistas cometen imprudencias en las vías de Bogotá. Foto:Carlos Ortega. EL TIEMPO
¿Qué opinan los bicis?
Andrés López monta en cicla desde hace cuatro años. Se desplaza a su trabajo en dos ruedas y asegura que desde que se montó, “los tiempos de desplazamiento son mejores”. Sin embargo, considera que el irrespeto es de ambas partes. “Unos conductores no respetan los 1,5 metros que se deben tener de distancia. Se creen dueños de las vías. Pero algunos ciclistas, a veces, no van bien iluminados y no usan casco. La solución la tiene cada uno de nosotros. Todos deberíamos dar ejemplo”.
Sandra Sarmiento es mamá y ciclista. Desde hace cuatro años lleva a su hija Salomé todos los días al jardín en la parte trasera de su bicicleta. Ella considera importante que desde las aulas de clase se enseñe la importancia del respeto, empezando por los más pequeños. De esta forma se los incentiva para tener una buena cultura ciudadana.