EL TIEMPO conversó con Andy Villalba, mecánico de bicicletas, instructor y miembro del colectivo Biela Tunal, sobre los factores de riesgo que hacen vulnerable a una persona al robo de su bicicleta.
En principio, Villalba explica el fenómeno de inseguridad con una analogía del reino animal donde los ciclistas, pese a ser una de las ‘especies’ más ágiles, son también una de las más vulnerables. Por tanto, para sobrevivir deben evolucionar en sus comportamientos para mitigar el riesgo de ataque.
Pero como la ‘presa’ evoluciona, también lo hace el ‘depredador’. “Estamos ante una situación bien difícil y es que este delito muta constantemente. Por ejemplo, si en la esquina de aquí roban y llegan las autoridades a cuidar, el delincuente se reubica. También hay distintos tipos de robos. Que nos sepamos una modalidad no significa que nos las sepamos todas”, comenta Villalba, quien recuerda que hay hurtos de dos tipos: pasivos y activos.
Los pasivos son la mayoría en Bogotá y son los que ocurren sin violencia y, en general, por el descuido del dueño de la bicicleta. Suceden, casi siempre, porque la persona no utilizó un buen sistema de alta seguridad (como un buen candado tipo U-Lock, rígido) ni ubica la bicicleta en un lugar seguro (un parqueadero o, como último recurso, un lugar visible).
“Si usas un buen nivel de seguridad, le dices al ladrón ‘no se la voy a poner fácil’. Hay que utilizar un buen candado, rígido, en U y amarrarlo por el marco de la bicicleta con una base fija. Lo mejor es hacer el esfuerzo, buscar un parqueadero certificado; pero, si no es posible, toca utilizar, como último recurso, el parqueo en un lugar visible”, dice Villalba.
Cumplir con los requisitos de buen candado y parqueadero puede evitar que el ciclista sea víctima del robo con cizalla. “En esta modalidad, llevan la cizalla en la maleta. Entonces, si el ladrón ve la bici en la calle, con una guaya o una cadena de baja seguridad, se acerca, hace como si fuera a descargar la maleta… pero la maleta viene rota. Entonces por el hueco sacan la cizalla, aprietan con disimulo, liberan la bicicleta y se la llevan. Son estructuras organizadas: tienen campaneros que les avisan de una buena bicicleta mal parqueada”, describe Villalba.
Luego, están los robos activos que, aunque no son los más comunes, son los que dejan heridos y asesinados. Una de las técnicas más comunes es la que otros ciclistas han denominado ‘La Milenaria’. “Vas en tu bici y se acerca una persona, a veces con uniforme de ciclismo y con una bici gama media o baja. Te lee y mira cómo puede conversar contigo: se presenta como alguien de una escuela de ciclismo, de un colectivo o de la Alcaldía, se gana tu confianza y te lleva a un punto donde tenga ventaja sobre ti. Una vez allí, llega otra persona, incluso te piden que les dejes probar tu bici, y juntos te despojan de tu bicicleta”, detalla Villalba.
Otra que menciona es ‘El atravesado’. “Vas pedaleando y un peatón se atraviesa. Tú bajas la velocidad y, entonces, el delincuente aprovecha para tumbarte de la bici o para agarrarte y amenazarte con un arma”. Esta modalidad, dice Andy, es común en la calle 13 con Caracas, en la calle sexta con carrera 30, en la Boyacá con calle 26, en varios puntos de la calle 26 y de la avenida Ciudad de Cali.
Una más es ‘El de cierre’, que, según Villalba, es más utilizada contra bicicletas de gama. “Pasa una moto o un carro y te cierra. Paras y el atracador te saca un arma y te roba la bici. La carga el parrillero de la moto o la suben a la parte de atrás del carro”, afirma.
Para mitigar los riesgos, Villalba recuerda la analogía del reino animal. “Así como una abeja sola es vulnerable, nosotros somos actores que, en solitario, somos muy vulnerables. La idea es organizarse: hay empresas en las que ya sus empleados organizan sus recorridos en bici para ir y volver juntos. Y, para quienes no esté esta opción, hay varios grupos en Facebook de colectivos ciclistas donde se hacen estos espacios. Robos en bicicleta Bogotá, Bogotá Pedalea, Rodadas Bogotá ofrecen, además, información de puntos de riesgo”, menciona.
Asegura que un consejo vital es planear los recorrido en bici revisando no solo la ruta, sino la infraestructura y los posibles factores de riesgo: como la iluminación, sitios abandonados o puntos donde se hayan reportado atracos en sus diferentes modalidades. Recomienda, además, no seguir siempre la misma ruta. “Si lo haces, te confías, dejas de estar alerta y le das una oportunidad a la delincuencia”, anota.
Advierte que siempre hay que ser desconfiado. Desafortunadamente, en los grupos de redes sociales también se han logrado infiltrar los delincuentes.
Villalba recuerda que al Distrito también le corresponden deberes. “No promovamos la bicicleta por caudal electoral, porque cuesta vidas. No inviten a la gente a subirse a la bici por que sí, adviértanles de los factores de riesgo y enséñeles a hacerlo”, dice y alerta que sigue una deuda: un sistema de registro nacional de bicicletas: “Tenemos un registro local en Bogotá, pero no hacemos nada porque se la roban en Bogotá y la venden en otra ciudad”.
ANA PUENTES