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La grave sospecha de las víctimas de hurtos a casas en Guaymaral y la Sabana
Investigaciones no prosperan y a las bandas que capturan las dejan libres o en casa por cárcel.
Varios de la banda ‘los Balseros’ fueron capturados hace unos años por el delito de hurto a residencia. Foto: Archivo EL TIEMPO
EL TIEMPO halló más casos de atracos a viviendas del sector de Guaymaral en Bogotá y en la Sabana, en donde las investigaciones parecen no prosperar a pesar de ser de años atrás. Lo más extraño es que sí ha habido capturas en el pasado, pero los de las bandas vuelven a quedar en libertad o en casa por cárcel, que es igual, y otros hechos quedan en la completa impunidad.
El 6 de abril del año 2021, una pareja de esposos y su bebé de 18 meses fueron atacados de forma violenta por una banda de desconocidos que incursionó en su hogar, ubicado en la vereda La Balsa, en Chía, a muy pocos metros de donde han ocurrido robos recientes, pero en Guaymaral. “Yo estaba en mi habitación con la bebé cuando, a eso de las 8 de la noche, sentí un ruido extraño. Pensé que era el perro, pero me acordé de que estaba en la guardería. Cuando volteé a mirar, cinco tipos estaban frente a mí, con tapabocas, camuflados, encapuchados y armados. Me apuntaban”, dijo *Laura.
Ella solo pudo gritar y cuando lo hizo la arrinconaron contra la pared con su bebé en brazos. Mientras eso pasaba, a su esposo, *Diego, lo tiraron al piso. A los dos les preguntaban con insistencia que dónde estaba el dinero.
Luego los separaron. Laura comenzó a escuchar los gritos de su esposo mientras era vigilada por tres hombres. “Me amordazaron de pies y manos, me amarraron con corbatas. Lo más cruel es que le pagaron puños a mi bebé en su cara y cabeza porque ella se atacó a llorar. Me dijeron que, si no la callaba, la iban a dejar inconsciente”.
“Me amordazaron de pies y manos, me amarraron con corbatas. Lo más cruel es que le pagaron puños a mi bebé en su cara y cabeza porque ella se atacó a llorar”
Solo atinó a rezar el rosario como buena devota de la virgen y cantarle una canción. “Media hora después dejó de llorar. La niña estuvo aterrada de verme la cara llena de sangre por los golpes que me dieron con la cacha de las armas. El jefe de ellos decía: si esa señora se mueve, ya saben lo que tienen que hacer”.
Mientras la familia era torturada, los delincuentes buscaban por cada rincón de la casa los objetos de valor. “A mí me amordazaron, me tiraron boca abajo y me colocaron una cobija encima. El jefe de la banda pidió que me hicieran la licuadora, que era cogerme a patadas. Dijeron que iban a matar a mi esposa y a mi hija y que a mí me iban a dejar viendo cómo se morían”, contó Diego.
Ellos se comunicaban a través de medios técnicos y le daban instrucciones a una mujer llamada Mónica que, al parecer, funge como campanera en varios robos.
El líder pidió prender todos los televisores para poner música a todo volumen y que desde afuera los vecinos no escucharan los gritos. El robo duró unos 45 minutos. Se llevaron dinero, artículos electrónicos, joyas y hasta ropa del bebé y sus juguetes.
Era evidente que eran hombres bien entrenados, como si fueran policías o militares. Estaban armados de forma sofisticada. "Yo hice parte del Ejército y eran armas 9,45 y 32 milímetros”, contó Diego. Todo lo robado se lo llevaron en las maletas de la familia y los montaron a los vehículos que los estaban esperando. “Como me robaron hasta los tenis, pude desatar mis pies e ir a buscar a mi esposo, quien también estaba arrastrándose para buscarme”.
Luego ambos se ayudaron. “Yo salí a gritar por el balcón para que mis vecinos fueran alertados”. Este es un conjunto de 80 casas y esa noche había dos vigilantes prestando sus servicios, quienes, supuestamente, no vieron nada. “Lo raro es que cuando yo me solté inmediatamente cogí el citófono para llamarlos y estaba dañado, pero no tenía cables salidos. Es como si lo hubieran manipulado, estaba desactivado”, contó Laura.
Las pistas que dejó la banda
Durante este robo, uno de los delincuentes le arrebató un iPhone a Laura y le pidió la clave para desbloquearlo. “Ese fue el único que se llevaron, los otros los dejaron tirados por todos lados”.
Al día siguiente, a las 10 de la mañana, familiares y amigos de las víctimas los comenzaron a llamar porque en el perfil del que fuera el teléfono de Laura aparecía la foto de un hombre. “Seguro cuando llamé a Tigo di mal el teléfono de mi esposa y el número quedó activo. Por eso la foto del tipo quedó en WhatsApp. ¡Se tomó una selfi!”, contó Diego. Además, su esposa lo reconoció como uno de los que la había golpeado a ella y a su hija. “Eran los mismos ojos. Esa misma foto se la pasamos a los investigadores de la Fiscalía”.
Lo que descubrieron fue aún más sorprendente. Este hombre está identificado y tenía casa por cárcel por el delito de secuestro simple y hacía parte de la banda conocida como ‘los Balseros’, dicen las víctimas.
Pese a semejante prueba que entregó esta familia a las autoridades, hoy, más de dos años después, no ha pasado absolutamente nada en la investigación de su caso. “Desde ese día, todos los meses le mando una carta a la fiscal de Cundinamarca, la segunda en Chía, y ella me dice que tiene mucho trabajo, que le pida cita para ver el expediente. ¡Hágame el favor! Todos estos tipos ya tienen antecedentes de hurto a residencia, pero no pasa nada”.
Los Balseros
Esta banda ya tiene historial criminal en Bogotá y en Cundinamarca. La pregunta es ¿Por qué siempre terminan por soltarlos o darles casa por cárcel? Eso es lo que se preguntan las víctimas. Claro, no se descarta que hayan surgido nuevas con el mismo modus operandi.
En el año 2017, nueve personas que pertenecían a la banda delincuencial 'Los Balseros' fueron capturadas por la Policía de Cundinamarca. En esa época informaron que el líder del grupo sería un integrante del CTI conocido en el mundo del crimen como 'Zeta'.
Eran señalados de ser los responsables de, al menos, una docena de hurtos a residencias en los municipios de Chía, Cajicá, Cota, Madrid y La Calera, entre ellos uno que fue muy sonado, el de la vivienda de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. En ese momento los cálculos de los robos ascendieron a unos 350 millones de pesos.
Las investigaciones de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía de Cundinamarca, lograron establecer que los victimarios, entre ocho y diez hombres, se movilizaban en vehículos de alta gama, ingresaban por la fuerza a los inmuebles e intimidaban a sus víctimas con armas de fuego. Posteriormente, los amarraban y procedían a llevarse todos los objetos de valor: televisores, computadores, joyas, relojes y dinero en efectivo, tal como ha sucedido este mes en Guaymaral.
Durante las operaciones para desarticular a estos criminales se incautaron cuatro vehículos, tres armas de fuego y tres armas de fogueo, con las que al parecer asaltaban a sus víctimas; 150 cartuchos de distintos calibres, 30 relojes de distintas marcas, dólares, euros y pesos colombianos en efectivo y prendas falsas de organismos de seguridad.
¿Por qué volvieron a delinquir?
Esto es lo que día a día se preguntan los ciudadanos que han vivido el horror de ser amenazados en su propio hogar. “Los investigadores nos han dicho que son los mismos y que es posible que algunos hayan hecho parte de la Policía, la Fiscalía o las Fuerzas Militares. Están de lejos muy entrenados para ser delincuentes comunes”, contó Diego.
Al parecer, antes se metían a las casas vacías, pero después se dieron cuenta de que era mejor con sus ocupantes adentro porque amedrentándolos lograban saber en dónde estaba lo de valor. Todos tiene acento local.
Lo más lamentable es que a las familias les dicen que como no los cogen en flagrancia, quedan libres a las 48 horas de ser capturados a pesar de tener antecedentes por hurto a residencias y otros delitos. “Frente a los jueces lloran, dicen que no lo vuelven a hacer y los sueltan”, dijo Diego.
De hecho, eso sí pasó en el caso de la vicepresidenta. Tras haber sido capturados luego del robo en noviembre de 2017, 'Los Balseros' aceptaron haber cometido el robo
El jefe de la organización ilegal, quien era presunto miembro del CTI de la Fiscalía, pidió perdón en la audiencia pública. "Le pido a Dios que toque los corazones de los presentes en esta audiencia. Representante de víctimas, hágale llegar el mensaje a la doctora, le pido perdón por el daño que hice, que jamás me voy a volver a equivocar".
Según la investigación, esta misma banda fue la responsable de varios hurtos a residencias. El modus operandi, el mismo, se basaba en recolectar información por medio de los vigilantes de las viviendas y las empleadas de servicio, para luego ingresar y amordazar a quienes estuvieran allí para hurtarlas. Los vinculados aceptaron cargos por los delitos secuestro, concierto para delinquir, hurto agravado y calificado, y porte ilegal de armas de fuego.
El atraco se realizó en contra de tres casas ubicadas en el conjunto Machuma, en el sector de Guaymaral. Foto:Archivo EL TIEMPO
Las investigaciones
EL TIEMPO habló la unidad de Hurto de la Fiscalía. Algunos robos son manejados desde la seccional Bogotá y otros por la de Cundinamarca, pero urge hilarlos porque tienen similitudes evidentes.
En el caso de Bogotá ya se revisan tres carpetas que son objeto de investigación, un fiscal está encargado de evaluar la conexidad de estos casos y se han ordenado actividades por realizar.
Cuando se les preguntó si algún miembro de la policía, el CTI o el Ejército estaría involucrada en estos casos, dijeron que todo es materia de investigación y que en este momento eso no se puede afirmar. “En algunos casos han sido hurtos violentos. Estamos, por ahora, en el análisis de fotogramas. En este momento no podemos asegurar que en todos los casos recientes estemos hablando de la misma banda”. Eso sí, confirmaron que solo de este año ya se están investigando tres casos en Guaymaral y uno del año pasado.
Agregó que estos casos se suelen intensificar en diciembre y en enero, cuando las familias deciden salir de viaje y durante los festivos. “Lamentablemente, hay que ser un poco desconfiados. No siempre las personas de seguridad son cómplices, pero sí ha pasado”.
Por ahora, otras víctimas, han hablado de robos similares en Sindamanoy. “Allá nos dijeron que dos bandas se habían encontrado robado al mismo tiempo y que se habían dado bala”.
Según cifras de la Secretaría de Seguridad, de enero a febrero de 2023 se han registrado en la capital 1.002 casos de hurto a residencias.