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Cómo será el manejo de residuos peligrosos que genera la vacunación
En la medida en que aumenten las dosis contra el covid, crecerá el volumen de este tipo de desechos.
Hace ocho días comenzó el proceso de vacunación contra el covid-19 en Bogotá, y todo indica que paulatinamente irán creciendo el número de vacunados y, por tanto, la producción de residuos, como frascos, jeringas y agujas, entre otros elementos, que son considerados peligrosos y deben tener un manejo y una disposición final estricta.
Precisamente, previendo la generación de este tipo de desechos, a finales de enero pasado, el Ministerio de Salud expidió los lineamientos técnicos y operativos para la vacunación contra el nuevo coronavirus.
En este documento, que conocen la Secretaría de Salud de Bogotá y los hospitales y clínicas de la ciudad, se pide que objetos como jeringas autodescartables y frascos usados o abiertos que contengan restos de vacuna se clasifiquen como residuos cortopunzantes y que su disposición se haga en contenedores rígidos. La entrega a los gestores (operadores del servicio) debe realizarse en bolsas.
Además, los elementos o insumos utilizados y desechados durante la actividad de vacunación, como gasas, apósitos, aplicadores, algodones y guantes, que tienen o con fluidos corporales de alto riesgo (sangre), se deben clasificar como residuos peligrosos de riesgo biológico o infeccioso, biosanitarios. Estos, según la normativa, deben ser segregados en bolsa y contenedor de color rojo rotulada con los datos correspondientes.
Bogotá comenzó el jueves 11 de febrero la aplicación de las primeras 12.582 dosis de la farmacéutica Pfizer en el personal de salud de primera línea, y ayer arrancó la de otras 12.026 de Sinovac para los adultos mayores de 80 años de centros geriátricos y de cuatro EPS (Ver nota anexa).
Cabe recordar que el Gobierno Nacional, por conducto del Ministerio de Salud, ha informado que en febrero espera recibir 1’159.000 vacunas: 192.000 de Sinovac, 100.000 de Pfizer (a través de compra bilateral), 117.000 de Pfizer (mediante el mecanismo Covax) y 750.000 de AstraZeneca (también a través del Covax).
El médico salubrista y epidemiólogo Luis Jorge Hernández dice que los desechos o residuos de vacunación se consideran material contaminado, por lo cual su manejo y disposición deben seguir una ruta sanitaria diferente a la de los residuos convencionales, y –agrega el experto– es importante que estas rutas funcionen muy bien.
Hernández expresa su preocupación por que todos los residuos hospitalarios que se generan en la capital del país están llegando a una celda del relleno Doña Juana que “ya está saturada”.
No obstante, la directora de la Uaesp, Luz Amanda Camacho, dice que está garantizado el espacio en el relleno para la disposición de estos residuos.
Jorge Cortés, infectólogo del Hospital Universitario Nacional, señala que los residuos producidos en la vacunación tienen el mismo riesgo de cualquier sustancia o medicamento que se utiliza en los centros hospitalarios y deben ser desechados correctamente. “Son desechos de medicamentos, y su manejo está dentro de la ruta sanitaria y deben ser clasificados y eliminados”, explica.
En el mismo sentido se refiere Leonardo García, presidente del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, quien considera que si bien la norma para este tipo de residuos no ha cambiado y los centros hospitalarios tienen experiencia en el manejo y la disposición y cuentan con unos controles estrictos, hizo un llamado para que se revise la frecuencia de la recolección. Esto porque el volumen de dichos elementos va a aumentar en la medida en que crezca el número de dosis aplicadas.
“Si se van a generar 10 veces más residuos biológicos, los hospitales necesitarán mayor capacidad de almacenamiento o coordinar para que el operador del servicio realice rutas más frecuentes”, indica.
En la planta de Ecocapital, en Fontibón, se realiza el proceso de desinfección de algunos residuos hospitalarios. Foto:Ecocapital
Qué dice el operador de la recolección
Según lo manifestó a finales de enero la alcaldesa Claudia López, la ciudad cuenta con 130 puestos de vacunación contra el covid –uno en cada IPS– y puede ir ampliando los sitios, hasta llegar a 2.000, en la medida en que vayan llegando las vacunas. De hecho, para una primera etapa el Distrito dispuso nueve puntos, en igual número de clínicas y hospitales.
En Bogotá, los residuos hospitalarios terminan en el relleno sanitario Doña Juana, luego de un proceso de desinfección o incineración que realiza la empresa Ecocapital, que lleva más 15 años prestando el servicio de recolección en centros médicos, droguerías, peluquerías y veterinarias, entre otros lugares, en 10 rutas nocturnas y entre 12 y 14 diurnas.
Carlos Mario Correa, gerente general de Ecocapital, dice que hasta ahora ha sido mínimo el aumento y que cuentan con la capacidad y experiencia técnica para responder a los mayores volúmenes que se produzcan.
Dice, por ejemplo, durante el primer pico de la pandemia la empresa prestó el servicio regularmente, aunque el volumen de residuos (biosanitarios y anapatológicos) se les incrementó entre un 25 y 30 por ciento, y debieron, incluso, disponer de rutas adicionales.
En el caso de que sean muchos más los puntos de vacunación en la ciudad, como lo planteó la alcaldesa, las autoridades sanitarias, de acuerdo con Correa, están revisando cómo sería el proceso de disposición.
Afirma que si llegan a ser muchísimos los sitios de vacunación, lo que procedería en ese caso es una disposición en un sitio, donde luego esos los residuos serían recogidos por el operador.
“A pesar de que este es un proceso nuevo, hay muy buena preparación y bastante estudio, y esperamos que todo nos salga bien”, afirma Correa, quien insiste en que la experiencia de la empresa les permite garantizar que la recolección y manejo los desechos hospitalarios “se hace de forma eficiente y segura”.