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“No me gusta como me veo”
Si no te gustas, toma decisiones: o actúas y generas cambios en ti, o te aceptas.
La mayoría de los problemas inicia con una pequeña insatisfacción, capaz de generar un ruido que no escuchamos. El cuerpo no es la excepción, y en algún punto del camino las cosas se empiezan a salir de nuestro control, quizás ejercitándonos mucho o nada, fumando, comiendo o bebiendo demasiado o incluso, taladrándonos con pensamientos negativos.
Los equivocados hábitos alimentarios, los pensamientos sombríos y el sedentarismo nos pasan factura tanto en nuestro físico como en nuestra autoestima. Lo más complejo es el cansancio emocional, que provoca la necesidad, por ejemplo, de bajar de peso sin actuar al respecto.
Hasta ahí la situación no es ideal, pero es ‘manejable’, porque tal vez aún no estamos listos para tomar cartas en el asunto. Infortunadamente, muchos cambios llegan cuando el médico nos obliga a reaccionar con ajustes en la dieta o el ejercicio, porque nuestra salud está en riesgo.
Si sacamos del panorama estas situaciones extremas, los 90-60-90 son de ciencia ficción. Por asuntos genéticos, las latinas solemos ser generosas en formas y cuanto comemos se evidencia por aquí o por allá. Y aunque los expertos recomiendan con razón una dieta equilibrada y sana, los kilos de más y la obesidad son protagonistas hoy.
¿Qué hacer entonces cuando llegan las vacaciones y nos enfrentamos a un hecho: nuestro cuerpo ‘saldrá a la luz pública’? Hay soluciones. O adquiero un compromiso conmigo tomando el toro por los cuernos, o por el contrario, me relajo con el sobrepeso y me gozo la vida, sin atormentarme. Lo que no se vale es cocinarse a fuego lento sin soltar y, además, sin actuar.
Ahora bien, si decides adelgazar, asume el próximo descanso o boda como motivación, como el inicio de un proceso que implica ir tomando determinaciones pequeñas: agregar más frutas al día y verdes a los platos; restar carbohidratos y postres que gritan ‘no me dejes’.
Durante las vacaciones camina cerca del mar, inscríbete en clases de zumba, en el hotel practica la natación, ejercicio que puedes continuar al regresar. Asume compromisos puntuales.
Si no te gustas, toma decisiones: o actúas y generas cambios en ti, o te aceptas, disfrutas de lo que eres y dejas de esconder tus zonas ‘desafortunadas’.
No todas las personas son de gimnasio o yoga. Busca qué actividad aumentará tu felicidad, vitalidad y ‘tumbao’. La elección puede tomar tiempo y está bien, pues además de reflejarse en la figura, aumentará tu productividad y disminuirán el estrés y la ansiedad, convirtiéndote en mejor líder y team player.
Es clave gozarse el camino, porque cualquier cambio requiere una acción, la cual debes implementar con alegría para que dure.
También vale no actuar. Eres libre. En este caso, suéltate el cabello, vístete de reina… y siéntete bella, como dice Gloria Trevi en su canción. Yo agrego: Ve al clóset y mira qué te hará sentir increíble en tus días de descanso. Luce con orgullo tus atractivos.
Si nada en el guardarropa te emociona, es hora de compras conscientes (prendas y rios reutilizables). El negro es una gran opción, pero implementa esos que, por tu tono de piel, te permiten brillar. Date permiso de ponerles color a tus vacaciones… y a tu existencia en general.
Francisca Arbeláez es experta en crecimiento personal, inspiración, bienestar y autoconocimiento. Nació en Cali, es comunicadora social y trabajó como presentadora en RCN, NTN24 y Claro Sports.
Creadora del podcast Hablando con Francisca y autora del libro Pa’ atrás ni pa’ sacar el tacón del hueco. Reconocida internacionalmente por sus conferencias entre las que se destacan Conéctate con tu grandeza, Me doy permiso para ser feliz, La magia de organizar tu vida, Limpiar, cerrar y desechar LCD, Descubre tu tesoro…
En agosto estrena su taller El código del poder, junto a la líder empresarial y escritora Carolina Angarita.