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El médico que construye hitos científicos en Barranquilla para el mundo
El doctor Miguel Parra trató, entre otros casos, el fetus in fetus y el fármaco contra preeclampsia.
El trabajo del doctor Parra le ha permitido publicaciones en revistas científicas de referencia mundial. Foto: Vanexa Romero /EL TIEMPO
“Hemos hecho cosas que hasta ahora en el mundo nadie ha hecho”. Esta frase del médico Miguel Parra-Saavedra bien podría explicar sustancialmente por qué su nombre se ha convertido en un referente mundial para la ciencia desde Barranquilla.
El caso de gran impacto que trató a finales de 2021 se hizo público, con el primer implante sobre la espalda de un feto, dentro del útero, que tenía un mielomeningocele de grandes dimensiones. Nunca antes visto en el mundo, según cuenta desde su consultorio, ubicado en la Torre Médica del Mar, en el norte de Barranquilla.
Pero, ¿quién es el doctor Parra? Nació hace 52 años en Tunja. Sus padres eran docentes de matemáticas y física. Como producto de esa relación, tuvieron cinco hijos, entre los que se encontraba él.
Narra que su “primera cirugía” fue a los 6 años y se la practicó a un pollo. Sucedió que el animalito se dio un golpe en la cara y se hizo un hematoma. Le abrió la zona afectada con el apoyo de un primo que estudiaba zootecnia, después lo cosieron y el pollo sobrevivió.
“Mi padre quería que fuera médico, pero en Tunja no había facultad de Medicina en esa época. Pensando en esto, se fue con sus cinco ‘pelaítos’ a Bucaramanga y allá empecé a estudiar en el colegio Inem, soy producto de la educación pública”, relata el galeno a EL TIEMPO.
Ahí tuvo la oportunidad de convertirse en el mejor bachiller en Ciencias de su promoción. Luego entró a la Universidad Industrial de Santander (UIS) a estudiar Medicina, de donde egresó en 1992 con la distinción cum laude por obtener un promedio superior a 4.
La técnica para predecir el parto prematuro
El doctor Parra confiesa que se encuentra desarrollando otras investigaciones, de las cuales aún no puede dar detalles. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Esta nueva técnica la llamamos índice de consistencia cervical para predecir el parto prematuro
En la UIS también realizó su especialización en ginecología y obstetricia, hecho que le sirvió como punto de partida para emprender las investigaciones, algunas con los hallazgos ya conocidos y otras en marcha.
“Terminando esos estudios, tuve la oportunidad de venir a Barranquilla, donde estuve trabajando con el grupo del doctor Guido Parra, a quien le agradezco mucho por ayudarme a iniciar mi formación en esta ciudad”, cuenta.
Empezó en el área de fertilidad y luego pasó a hacer investigaciones en parto prematuro. Tras evaluar más de mil pacientes embarazadas, el equipo logró encontrar una técnica diagnóstica que supera el estándar mundial, que es medir la longitud del cuello del útero.
“Esta nueva técnica la llamamos índice de consistencia cervical para predecir el parto prematuro. Este fue el primero, lo hicimos hace 10 años. En la revista más importante de Ultrasonido (ecografía) en el mundo, que se llama Ultrasound in Obstetrics and Gynecology, en agosto de 2011, salen 10 artículos diciendo que la cervicometría es muy buena y sale un tipo llevando la contraria. A ese tipo le han dado la razón, es un señor en Colombia llamado Miguel Parra”, expresa el médico.
Así trató el caso de un bebé dentro de otro bebé en Barranquilla
Encuentro una mamá con el diagnóstico de que el bebé tiene una masa abdominal
En 2011, Parra ganó premio nacional de investigación con un trabajo sobre la vena umbilical, que terminó desarrollando una técnica para predecir el resultado adverso en los fetos pequeños.
Fue así como se vio impulsado a realizar el doctorado en el Centro Barcelona Clínic, en España, donde aportó sobre el desarrollo de la investigación a nivel de la placenta y la preeclampsia.
Obtuvo el título con una distinción cum laude en restricción y crecimiento y su relación con una técnica diagnóstica conocida como Doppler y el resultado prenatal.
“Regresé a Colombia y un día de esos estando en mi consultorio y encuentro una mamá con el diagnóstico de que el bebé tiene una masa abdominal. La evalúo y me doy cuenta de que hay un bebé dentro del bebé. Se llama fetus in fetus y hasta ese momento no había podido ser diagnosticado prenatalmente con tanta precisión”, recuerda.
Miguel Parra, médico santandereano que reside en Barranquilla. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Eso ocurrió en 2018, un periodo después de que la revista American Journal of Obstetrics & Ginecology (AJOG) destacara el caso de zika congénito de una paciente de Barranquilla que estaba bajo estudio suyo.
“La paciente venía con un embarazo de 35 semanas y tenía tres ecografías de diferentes centros donde decían que la bebé tenía una masa en el hígado, pero cuando la vemos, la masa tiene una conexión vascular con el cuerpo de la bebé dentro del útero. Inmediatamente identifiqué un cordón umbilical. Y dije ‘esto no puede ser ninguna otra cosa que un fetus in fetus’ ”, indica.
Parra cuenta que toda su vida estuvo esperando el caso y, cuando le apareció, a los cinco minutos tenía el diagnóstico. Según los expertos, ocurre uno de cada un millón de nacimientos.
“Imagínate la cara de la mamá cuando le digo ‘No señora, usted no tiene una masa ahí, lo que tiene es otro bebé por dentro’ (risas). Tres semanas después, se le sube la presión, tuvimos que desembarazarla, estaba haciendo preeclampsia y sacamos a la bebé Itzamara”, dice el médico.
El doctor Parra ahora es el padrino de la bebé
La niña está bien, solo tiene su pequeña cicatriz y tendrá que explicarle alguna vez a su esposo que estuvo embarazada
Agrega que al día siguiente, con el equipo de cirugía pediátrica, sacaron al bebé de la recién nacida. Fue posible con ecografías, endoscopia y se hizo la extracción sin lastimar a la bebé.
Según recuerda Parra, que fue elegido como el padrino de Itzamara, su caso le dio la vuelta al mundo. Y, por fortuna, el hecho extraordinario no generó complicaciones en la salud de su ahijada.
“Si no lo hubiéramos diagnosticado, hubiéramos tenido un problema grave y es que eso hubiese seguido creciendo en su cuerpo y resultaríamos viendo a una niña con una masa que le crecía toda la vida hasta que la hubieran operado. Pero gracias a Dios cortamos el proceso y no sucedió nada. La niña está bien, solo tiene su pequeña cicatriz y tendrá que explicarle alguna vez a su esposo que estuvo embarazada”, explica Parra entre risas.
Parra cuenta que visita ocasionalmente a Itzamara, quien ahora tiene 3 años, goza de buena salud y “está muy linda la nena”, según las palabras de su padrino.
La exitosa cirugía a un feto dentro del útero
Fue una cirugía de siete horas, en la cual el primer reto era operarla, que quedara bien funcionalmente, o sea cerrar esa fisura de líquido cefalorraquídeo
Por hechos como los anteriores, el ginecólogo y obstetra ya contabiliza 40 artículos, aproximadamente en los que ha participado a nivel mundial y la publicación más reciente la hizo en la revista científica The Lancet.
Otro hito fue el que atendió hace poco. Al doctor le entró una llamada con origen de Panamá. Se trataba de la angustiada gestante Luz Andrea, quien expuso que su bebé tenía una masa gigante (5 centímetros de diámetro) en la columna y que, si no lo operaban antes de nacer, quedaría paralítico y con hidrocefalia.
Tras acordar una cita, tres días después ya estaba la embarazada, de 23 semanas, con su familia en el consultorio del médico en Barranquilla. La evaluó y calificó para una cirugía que Parra ha definido como “la más difícil” en su carrera.
Luego de exponer el útero y fijar las membranas, entraron a la cirugía, que consistía en la reparación prenatal por fetoscopia de un mielomeningocele.
“Fue una cirugía de siete horas, en la cual el primer reto era operarla, que quedara bien funcionalmente, o sea cerrar esa fisura de líquido cefalorraquídeo por donde se le escapaba y le formaba esa masa atrás, para que no le siguiera lastimando la columna”, indica.
Añade que el reto adicional era cerrar un enorme defecto que cubría más del 90 por ciento de la columna del feto. Según explica el médico, el manejo estándar en otros centros, como el Texas Children, es cortar al bebé lateralmente a la herida para que se desplace la piel y se cierre. Sin embargo, en este caso, haciendo ese proceso, hubiera sido imposible cerrarlo, por el tamaño del defecto.
“Procedimos a hacer un injerto, recortamos un pedazo de esta piel que hemos quitado y la ponemos sobre ese orificio y miramos cómo va, porque los bebés tienen células madres, tienen un factor de crecimiento que vamos perdiendo con la edad, pero que ellos lo hacen cicatrizar muy bien. Gracias a Dios, nuestro plan funcionó y cuando nace el bebé lo hizo con el injerto pegado a su espalda. ¡Una cosa asombrosa!”, relata.
El especialista destaca que son los primeros en el mundo que logran cerrar este defecto con la técnica de injerto autólogo (piel del mismo bebé). En otras partes del mundo, usan parches de celulosa, lo que significa que no es el mismo tejido del bebé.
Ocho días después de la operación, Luz Andrea regresó a Panamá, los especialistas la vieron y se sorprendieron al no verle la masa al feto. La paciente se recuperó satisfactoriamente: no se le rompieron las membranas, no hizo parto prematuro y no se infectó, riesgos que corría en la cirugía.
“El bebé nació en octubre pasado. La señora entró en trabajo de parto, como cualquier mujer y tiene un parto vaginal, esto fue espectacular, porque demuestra lo poco agresiva que es la técnica con el útero. Son tres huequitos de 3 milímetros y se meten las cámaras, las pinzas, se reseca, se corta la piel, se hace el injerto. Es una cosa laboriosa, pero todo ha funcionado bien para el bien del bebé y para la ciencia colombiana”, resaltó.
Su consultorio funciona en el norte de la ciudad, hasta donde llegan pacientes de cualquier parte del país y de Centroamérica. Foto:Vanexa Romero /EL TIEMPO
El medicamento contra la preeclampsia y el especialista de los famosos
En el mundo no existía ningún medicamento diseñado para eso, con la concentración exacta
Parra-Saavedra comparte con EL TIEMPO otro hecho que va para la historia de la ciencia en Colombia. Su creación del medicamento para prevenir la preeclampsia, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), les cuesta la vida a 75.000 mujeres y a 500.000 niños cada año en el mundo.
Según explica, es un trastorno en el que la placenta no se forma bien y genera que el bebé no crezca. Adicionalmente, daña a la mamá y le puede producir la muerte porque se le sube la presión, se le alteran los riñones, el hígado, entre otros órganos.
“Después de ires y venires en 30 años, entre los artículos realizados, hay uno que se llama Aspirina para prevenir preeclampsia. Con un estudio randomizado, 800 mujeres tomando placebos y 800 mujeres con aspirina sin saber cuál era cuál, demostró que disminuía un 73 por ciento hasta 75 por ciento la preeclampsia. La situación es que, hasta este momento en el mundo, no existía ningún medicamento diseñado para eso, con la concentración exacta”, sostiene.
Agrega que trabajaron con una concentración de Ácido Acetilsalicílico de 150 miligramos y lo nombraron Eclam, con el apoyo de la farmacéutica colombiana, con sede en Barranquilla, Procaps.
Dios me ha dado la oportunidad de trabajar en mi país y de organizar un equipo de trabajo para aportar un granito de arena
El reconocimiento de Parra ha motivado a que a su consultorio acudan personas de la farándula nacional, como Valerie Domínguez, Andrea Valdiri, Diego Daza, Twister, entre otros; por lo que ahora no lo referencian solo en las revistas científicas, sino también en las redes sociales.
Adelanta que se encuentra trabajando sin descanso por lograr dos hitos más y cinco líneas de investigación, sin dar mayor detalle hasta que sean publicados. Mientras tanto, en sus pocos ratos libres, lee literatura científica, toca el piano, la guitarra, es docente universitario, asiste a asados y juega tenis de mesa.
“Muchas de las personas más prominentes de este país se han formado en el exterior y se han quedado trabajando afuera. Dios me ha dado la oportunidad de trabajar en mi país y de organizar un equipo de trabajo para aportar un granito de arena. Sí se puede, en Colombia se pueden hacer cosas de exportación mundial”, concluye.
Así pasa los días Miguel Parra-Saavedra, el médico boyacense egresado de una universidad santanderena que construye hitos científicos para el mundo en un consultorio de Barranquilla.