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Este es el proyecto educativo que pretende salvar la Ciénaga de Mallorquín
La obra social es dirigida por Barranquilla +20, fundación que compartió la experiencia en COP 26.
Los proyectos de Mallorquín y Bocas de Cenizas (foto) fueron presentados en la COP26. Foto: Prensa Barranquilla +20
En el marco de la campaña ‘Emergencia climática Atlántico’, un grupo de jóvenes de la fundación Barranquilla +20 se trasladó hasta la Ciénaga de Mallorquín, en esta capital, a emprender un proyecto educativo con las comunidades del sector.
La intención que tienen es construir con la ciudadanía y con la institucionalidad una declaratoria de emergencia climática, que sirve como instrumento para priorizar acciones a corto plazo que permita reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, centrar la acción climática, movilizar financiamiento, adaptar a las comunidades, entre otros.
Con Escuela del agua – Mallorquín Vive hemos visibilizado mucho la ciénaga como un ecosistema fundamental
Así lo explica la directora de la fundación, Xiomara Acevedo, quien asegura que en la ciénaga han encontrado contaminación, deforestación, sedimentos, pérdida de biodiversidad y reproduce la información de la Corporación Regional Autónoma del Atlántico (CRA), que contabiliza 100 hectáreas perdidas en los últimos años.
“Con Escuela del agua – Mallorquín Vive hemos visibilizado mucho la ciénaga como un ecosistema fundamental. Como nos interesa la adaptación al cambio climático, esos ecosistemas son muy productivos, la gente vive de ellos”, manifiesta la lideresa social ambiental.
Limpieza de playas, entre las actividades
Que los niños les enseñen a los adultos a conservar el ambiente y desarrollar metodologías para el aprendizaje de la biodiversidad
En ese sentido, concentran una actividad pedagógica con 30 menores de edad que, sumados a sus familiares, alcanzan a impactar a un total de 150 personas, aproximadamente, quienes se ven beneficiados con talleres, reuniones, salidas de campo, paseos en lancha, limpieza de playas, cartografías sociales, comunicación y producciones audiovisuales.
“Con ellos trabajamos, reconocemos el territorio, vamos documentando ese conocimiento territorial, del ecosistema y los conocimientos ancestrales que ellos tengan vinculados a la gestión de los mismos”, explica Acevedo.
Adicionalmente, buscan identificar las dinámicas, las problemáticas y las soluciones a ellas, con el propósito de fortalecer el tejido comunitario por la gestión y la conservación ambiental.
“También le enseñamos a los niños que haya ese traspaso de conocimiento con los mayores, que los niños les enseñen a los adultos a conservar el ambiente y desarrollar metodologías para el aprendizaje de la biodiversidad, de qué es el cambio climático y de la gestión de los residuos sólidos”, sostiene la directora de Barranquilla +20.
Asimismo, cuenta que le inculcan a los menores la capacidad de liderazgo y de habilidades comunicativas, para que puedan ser quienes den un mensaje efectivo y puedan comunicar frente a otros.
Mallorquín Vive trabaja con niños, adolescentes y jóvenes con el fin de conservar su ecosistema. Foto:Prensa Barranquilla +20
La campaña incluye a ‘Guardianes de Bocas de Ceniza’
La campaña ‘Emergencia climática Atlántico’ también incluye el ecosistema de Bocas de Ceniza, donde el río Magdalena se encuentra con el mar. Por ello, Barranquilla +20 trabaja con la comunidad del barrio Las Flores y Puerto Mocho.
En este caso, el equipo ‘Guardianes de Bocas de Ceniza’ está conformado por 10 niños acompañados de sus familias, con quienes entrenan el liderazgo por la defensa del río, de los océanos, gestión de residuos sólidos y conservación de la biodiversidad.
A diferencia de Escuela del agua – Mallorquín Vive, que surgió hace ocho años, este último nació el año pasado en medio de la pandemia, con el fin de conectar acciones por la conservación de ambos ecosistemas.
“Lo que no queremos que suceda es que se fragmenten los ecosistemas, que es uno de los motores de la degradación de la biodiversidad, sino que desde Barranquilla se puedan integrar esos ecosistemas objetivamente y se puedan conservar tanto el ecosistema de humedal, el de río, como el de mar”, aseguró Acevedo.
Problemáticas que encontraron durante las actividades
En el departamento, los ecosistemas están en un gran nivel de degradación ambiental
En ambos proyectos, la lideresa social busca que las comunidades se empoderen a favor del medio ambiente, toda vez que el panorama en este aspecto en el departamento del Atlántico es complejo, según cuenta.
“En el departamento, los ecosistemas están en un gran nivel de degradación ambiental. Realmente la situación es crítica. Por eso llamamos a una emergencia climática, con el propósito de que podamos unirnos todos”, señala.
Asegura que las dinámicas locales ponen en riesgo la alimentación, la biodiversidad y el agua, un hecho que ya está documentado y que se refleja en diálogos que han sostenidos con las comunidades.
“La gente identifica que ya hay especies que no se están viendo. No solo especies animales, sino árboles. Eso obviamente va reduciendo las capacidades que tienen esas comunidades para vivir. Dice la gente que la ciénaga está más seca y el pato yuyo, por ejemplo, ahora ven poco”, relata.
Este es el panorama actual en la Ciénaga de Mallorquín. Foto:Prensa Barranquilla +20
Proyectos se trasladaron a la COP 26 de Glasgow
Mientras Xiomara Acevedo compartía estos proyectos con EL TIEMPO, también participaba en la Conferencia de las Partes (COP) de la Cumbre Anual que realizó la semana pasada en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) #COP26, en Glasgow (Escocia).
Hasta allá llevó las experiencias de ‘Mallorquín Vive’ y ‘Guardianes de Bocas de Ceniza’, por medio de Barranquilla +20, que ha estado activa en estos escenarios de negociación internacional.
“Elevando las voces de las personas jóvenes, de la infancia, de las mujeres, que son con quienes trabajamos desde hace 9 años. Para nosotros es muy importante el poder posicionar los enfoques de equidad intergeneracional, de justicia climática y de equidad de género”, concluyó Acevedo.
Es así como desde las comunidades que a diario se interrelacionan con los ecosistemas se capacitan y se empoderan, con el apoyo de organizaciones como Barranquilla +20, para salvar los espacios de un territorio que busca convertirse en ‘biodiverciudad’.