Sigue la tensión en Barranquilla, tras el asesinato de un tendero, de 35 años, quien recibió varios impactos de bala por parte de unos sujetos en moto, cuando se encontraba en la parte externa de la tienda.
Los hechos ocurrieron el pasado martes 9 de enero en el barrio Los Ángeles I y, por este caso, las autoridades han ofrecido una recompensa de hasta 15 millones de pesos, además del anuncio de investigaciones.
El flagelo no ha desaparecido. Quisiéramos que ya no existiera, porque sabemos todo lo que significa
Si bien la versión de un presunto caso de extorsión es una hipótesis sin confirmar, esta muerte violenta revive el temor de los comerciantes que han sido víctimas de este flagelo.
De acuerdo con el presidente de la Unión Nacional de Comerciantes (Undeco) seccional Atlántico, Orlando Jiménez, hasta el año pasado se registraban más de 200 tiendas cerradas en Barranquilla y el área metropolitana.
“El flagelo no ha desaparecido. Quisiéramos que ya no existiera, porque sabemos todo lo que significa: la afectación económica, la presión que se hace, la afectación psicológica y a la integridad física. Esperamos que el nuevo alcalde, el nuevo gobernador, la nueva alcaldesa de Soledad, lo mismo que la de Malambo y el nuevo comandante de la Policía sigan con ese trabajo”, dijo el directivo a EL TIEMPO.
Casos han disminuido, según Undeco
Jiménez reconoció que las extorsiones han disminuido por las estrategias que llevan a cabo las autoridades y explica que esta percepción se basa en las llamadas que reciben de comerciantes para informar que son víctimas de extorsión.
“Durante estos últimos cuatro meses disminuyeron considerablemente. Tres o cuatro llamadas al mes que nos decían en Barranquilla, Soledad o Malambo habían sido objeto de llamadas, de panfletos, de mensajes o que le llegaron a su establecimiento de comercio a solicitarle una cuota. Contrario a lo que ocurría en meses anteriores a 2022, cuando eran 10 o 12 llamadas mensuales”, precisó el hombre.
El presidente de Undeco en Atlántico recordó que la situación se salió de control desde 2019 con varios casos de comerciantes heridos, mientras que en febrero de 2020 fue asesinado un comerciante del barrio Chiquinquirá, lo que desató una preocupación.
Eran cuotas 'impagables'
No le prestamos la atención requerida en ese momento y hoy en día tenemos muchas tiendas y pequeños negocios que tuvieron que vender a bajo precio
“No le prestamos la atención requerida en ese momento y hoy en día tenemos muchas tiendas y pequeños negocios que tuvieron que vender a bajo precio por la presión que se venía ejerciendo. Otros optaron por buscar un y, en 2022, como estaba el tema vigente, ya ni a bajo precio se podía vender el negocio, porque la gente sospechaba de que eran víctimas de ese flagelo, entonces se debían cerrar los negocios”, cuenta Jiménez.
Asimismo, recuerda que muchos tenderos accedieron a pagar extorsiones, ilusionados con que iba a ser una solución, pero a los tres meses volvían los cobros amenazantes que se convirtieron en cuotas “impagables”, a las que algunos, incluso, acudieron a créditos, pero tampoco fue suficiente.
“Esperamos que las autoridades puedan ir avanzando en los diferentes barrios donde se presenta la problemática, para que los comerciantes tengan tranquilidad para seguir trabajando, aportando a la economía, quitándole cargas al Estado y buscando mejor calidad de vida y sacar adelante a sus familias”, cerró Jiménez.
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Deivis López Ortega
Corresponsal de EL TIEMPO
Barranquilla