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Felipe Peláez: composiciones que cruzan fronteras
El artista colombo- venezolano habló con EL TIEMPO de su trayectoria, transformaciones y su futuro.
Felipe Peláez, cantante de música vallenata. Foto: Prensa Felipe Peláez
Desde antes de nacer, el cantautor Felipe Peláez ya cruzaba fronteras. Él mismo lo cuenta como si se tratara de un hecho irrelevante: “Vivíamos en Maicao, (La Guajira) y algunas mujeres atendían sus embarazos en Maracaibo (Venezuela), iban a parir sus hijos allá, era la gran ciudad de América Latina, eso hizo mi mamá Consuelo Rodríguez”.
Maracaibo está a 128 kilómetros de Maicao, urbe que, para la fecha del nacimiento de Pipe Peláez, 7 de febrero de 1976, era el epicentro del contrabando en el Caribe colombiano.
Su conexión con Panamá, Aruba y el Caribe por el puerto de bahía Portete, en la alta Guajira, hicieron de Maicao un espacio de negociaciones. Se pactaban de palabra y se pagaban en la fecha prometida, sin dilaciones.
“Era asombroso -recuerda Pipe Peláez-, las calles polvorientas, llenas de cartones, de charcos, como dice la canción de Roberto Solano, llena de plásticos, empaques, y de pronto veías tú a un turco, un libanés, un judío o un comerciante curazaleño, de hablar enredado, que mandaban a un muchacho con un saco lleno de billetes para que pagara una mercancía”.
Maicao, como parte de la llamada nación wayúu, ha mantenido una lucha cultural permanente en medio de un territorio de contrastes. Al norte, el desierto; playas inexploradas.
Al sur, la montaña, el verde espeso: “Ahí tengo que agradecer a un gran hermano que la música me regaló, como es Carlos Huertas Junior, con él crecí musicalmente en Bogotá, un día me dijo: ‘Tú no te das cuenta que los músicos de Maicao somos diferentes a los del resto de La Guajira, somos diferentes por la posición geográfica y por el entorno cultural’. Recuerdo que teníamos la antena del televisor en el patio de la casa, y uno gritaba: ‘Dale la vuelta… Ahí, ahí, ahí… Déjala quieta’, y entraba Venevisión, Radio Caracas Televisión, todos los canales venezolanos, gozábamos de una televisión binacional, solo con darle la vuelta a la antena".
"En Maicao, por muchos años, solo hubo una emisora en A.M., pero las emisoras de Venezuela entraban nítidas. Musicalmente uno es reflejo de lo escucha. Crecimos con el vallenato que llevamos en la sangre: Diomedes, Zuleta, Poncho, Oñate, Betos, Silvio Brito, grandes, pero al mismo tiempo, escuchábamos a Franco de Vita, Ilan Chester, Billos Caracas Boys, Montaner, Karina, Güaco, Reinaldo Armas y muchos otros”.
Felipe Peláez y las músicas tradicionales
Al mencionar a Reinaldo Armas, cantautor de música llanera, ganador en dos ocasiones del premio Latin Grammy en la categoría de Mejor álbum folclórico, Pipe Peláez traza una línea que lo conecta con la música tradicional.
“Cuando entablo relación con las músicas tradicionales, hay algo que es esencial para mí, me acerco desde el respeto, pregunto a los que saben, cómo es musicalmente ese género, cuáles son sus bases, cuáles son sus raíces, cómo es su cultura, a qué se le canta, a qué se le escribe o cómo se escribe también, si se baila o no, es decir, cómo lo vive la gente en su propia tierra, luego empiezo a escoger aquello que a mi parecer me puede llevar a una composición nueva, me gusta estudiar otras músicas, es el camino para entender una cultura”.
Pipe Peláez nació como compositor cuando armó los primeros acordes con su guitarra, dejó atrás el fútbol, su pasión de infancia y se dedicó solo a la música.
“Fíjate tú, a mí me gustaba era el piano, pero en aquel entonces un piano costaba, diga usted quinientos, y una guitarra, veinte, la situación dio para comprar una guitarra. Comencé a estudiarla a los 14 años, de forma empírica, guiado por mi hermano Nelson. Luego entré a la casa de la cultura de Maicao, con el profesor Ángel Rodríguez, excelente, paciente, sereno, sabía comprender y maximizar el potencial de cada estudiante".
Había compuesto en Maicao unas baladas y en Bogotá, fíjate tú, hago mi primer vallenato
"Cuando yo me aprendí el primer acorde, la canción salió enseguida, ese amor de colegio de quinto de bachillerato fue la inspiración, compuse una balada. Luego me fui a Bogotá a continuar mis estudios, eso fue un choque cultural grande. Seguí con mi guitarra con el maestro Alberto Nieto, que fue director artístico de Sony Music".
"La vida en Bogotá fue un bombazo mental para mí, aprendí a valorar más mi cultura vallenata, mis raíces culturales. Había compuesto en Maicao unas baladas y en Bogotá, fíjate tú, hago mi primer vallenato. Enamorado, la novia en el pueblo. No podía ver una moneda porque enseguida la guardaba, en las noches me iba al Park Way, que estaba como a 10 cuadras de donde yo vivía, allí había un teléfono rojo de monedas y me las gastaba todas".
"También tengo que agradecer a Robert Meza, con él crecí como guitarrista y me desarrollé como productor musical. Una vez, Robert estaba haciendo un trabajo con Poncho Zuleta y Emilianito, y me dijo: ‘Voy a salir, regreso en tres horas, así que diriges tú la producción’, y así en otras ocasiones, ahí me descubrí como productor. También agradecer a Carlos Huertas Júnior, aún le sigo aprendiendo, tanto en temas de producción como de guitarra, porque si le veo un acorde nuevo, lo aprendo y lo pongo en práctica”.
Felipe Peláez reconoce que no le gustaba su voz. Foto:Prensa Felipe Peláez
La versatilidad con la guitarra y su forma espontánea de ser, le abrieron las puertas en una ciudad hostil y una cultura ajena. Luego de tocar en bares como La estrella de Patillal o Aquí es el vallenato, fue invitado a hacer parte de la agrupación de Otto Serge y Rafael Ricardo. Ellos escucharon el primer vallenato que Pipe Peláez compuso y lo grabaron.
La canción se titula Soñando contigo, que hace parte del álbum Imagínate de nuevo, publicado en 1994. Recuerda que con las primeras regalías recibidas se compró una nueva guitarra y se dijo: “Esto es serio, me voy a poner a trabajar”.
A partir de ese instante, su ser compositor brotó a través de relatos biográficos o reflexiones sobre ciertos sentimientos. La mitad de mi vida (Los Betos), Buscaré quien me quiera (Rafael Santos) o No te escondas (Silvestre Dangond) hacen parte de una narrativa única que se ha gestado luego de un arduo proceso creativo.
“A mí me llegan melodías. Antes tenía grabadoras de todos los tamaños, ahora estoy repleto de notas de voz que grabo en aviones, bares, camerinos, donde sea. A veces sucede muy tarde en la noche, una melodía me levanta a las tres de la mañana, mi esposa ya está acostumbrada (risas), entonces me levanto, grabo y sigo durmiendo. Después, viene un proceso reposado en el estudio o en mi habitación. Necesito un lugar, mi guitarra y yo, completo silencio, así la guitarra se convierte, literalmente, en un monstruo que amplifica mis intenciones. Arranco con la melodía y ahí comienzo a escribir, me voy al pasado, me imagino escenas, y si estoy sintiendo algo, simplemente me desahogo, lo expreso a través de esa melodía”.
Sobre el éxito de 'Borracha'
Es el proceso que ha seguido desde Soñando contigo, cuando tenía escasos 18 años, y era reconocido como guitarrista, hasta el año 2006, a la edad de 30 años, cuando presentó el tema Borracha, al lado del genial Fernando Echavarría, líder de La familia André, fallecido en 2015.
El éxito de Borracha, tanto en Colombia como en Latinoamérica lleva el sello del cruce de fronteras rítmicas y la búsqueda de nuevas sonoridades que integren diversidad en un solo tema. Borracha consolidó a Pipe Peláez como un compositor exitoso, luego, vino una segunda forma de componer, sustentada en la siguiente reflexión.
“Me dije, es que tú no te puedes quedar cruzado de brazos esperando a que llegue un nuevo amor o te deje un amor o estar despechado para escribir un tema”.
Al reconocerlo, la composición para Pipe Peláez se convirtió en un hábito. Las solicitudes aumentaron, las ofertas de disqueras y artistas fueron más exigentes y pasó de entregar cinco a seis temas en un año, hasta tener la posibilidad de dar 40 canciones en el mismo periodo.
“Los tiempos han cambiado, más que una realidad es una tendencia. Estoy firmando con SONY ATV y voy periódicamente a Miami a sesiones de composición colectiva. Me siento, por ejemplo, a escribir con un peruano, un venezolano, un purtorriqueño y un dominicano. Esas canciones ocupan hoy el 70 % de los listados más importantes en el género urbano y tropical. Ese tipo de temas, que no suene maluco, son cero corazón, puro raciocinio".
"Arrancamos con una valoración de lo que está sonando, revisamos cómo suenan, cuántas descargas tienen, cuál es su estructura, establecemos qué tienen en común, escogemos tres cuatro y hacemos una especie de plantilla, después de todo ese proceso nos ponemos a escribir. Ahí no hubo lágrimas, solo raciocinio, inteligencia, estrategia, así está el mercado hoy".
La nostalgia se traslada a los géneros populares. No me imagino a maestros como Rafa Manjarrés, o “Chiche” Maestre componiendo en colectivo, ellos tienen un código genético con unas sustancias que es solo de ellos. A mí me ha tocado adaptarme al ejercicio en tiempos modernos. Ahora, esto no es nuevo, lo dijo nuestro filósofo natural de todos los tiempos, Diomedes Díaz: hay que estar a la moda”.
Un gran amigo de la música como Gilberto Santa Rosa ya me lo había dicho: ‘Chico, si tú eres un cantautor completo por qué le grabas a otros’
A pesar de esa forma racional de componer, Pipe Peláez tuvo un encuentro consigo mismo durante la pandemia del covid-19.
“Un tiempo precioso para reorganizar mis ideas musicales, compuse alrededor de 50 temas. A las siete de la mañana ya estaba bañado, cambiado, emperfumado, encerrado, con café y con la guitarra haciendo una canción. Entonces le dije a mi equipo aquí están estas canciones, quiero que de ahí salga mi nuevo álbum”.
El álbum se titula El de siempre, que presentó a comienzos de 2022, estuvo nominado como mejor álbum en la categoría Cumbia/Vallenato. Una propuesta de cantautor que se conecta con esa cultura diversa y vallenata que asimiló desde niño en Maicao.
“Un gran amigo de la música como Gilberto Santa Rosa ya me lo había dicho: ‘Chico, si tú eres un cantautor completo por qué le grabas a otros’, la verdad he tenido grandes éxitos que son de Omar Geles (El amor más grande del planeta) o Wilfran Castillo (Caminaré), pero no me he negado a grabarle a otros, creo que luego de El de siempre voy a seguir por la ruta de presentar un álbum completo de mi autoría.
Pensarse como cantautor y como cantante le ha llevado tiempo a Pipe Peláez, algo en la estética del vallenato, algo en la forma de componer tuvo que cambiar con los años para que diera el paso y presentarse como cantautor.
“La verdad esa parte no estaba en el plan, empecé a animarme poquito a poquito, una vez grabando guitarras en Codiscos, bajo la guía de Víctor Rey Reyes, me dijo: ‘A mí me gusta cómo cantas tú’ Bueno, grabé la guitarra y me fui a Bogotá".
"Luego Omar Geles, grabó un tema mío que se llama Es dolor, esa pista tenía mi voz, entonces Víctor Rey Reyes me llamó para decirme que me quería de vuelta en el estudio para que cantara unos temas, ahí fue cuando comencé a pensar en cantar, pero a mí de verdad no me gustaba mi voz".
"Entonces un amigo me dijo: ‘Ombe, si esa ñata que tú tienes es lo que te hace marcar la diferencia. Habría sido feliz con un vozarrón como el de Zuleta, Oñate, Villazón, voces vallenatas fuertes, por eso cuando salí marqué diferencia con temas como Cuando quieras quiero o Borracha. Así aprendí en qué tipo de vallenato podía acomodarme y así he ido construyendo mi propuesta, mi estilo, mi sonido”.
La reflexión de Felipe Peláez por la figura de rey en el vallenato
La aparición de Rafael Orozco, de la agrupación Binomio de Oro, marca un punto de ruptura en las voces vallenatas, es la revelación de nuevas posibilidades y matices, allí la voz de Pipe Peláez es un referente que además es capaz de integrarse con otros géneros.
“La diversidad para el momento en que yo salí como cantante ya estaba clara, teníamos a un Jean Carlos Centeno, había sobrepasado esquemas. Tenías a un Peter Manjarrés, a un Silvestre, Kaleth Morales, ya estábamos en otra onda, incluso geográficamente. En Bogotá eran Otto Serge, Rafael Ricardo y Las estrellas vallenatas; en Antioquia, Los diablitos, Los gigantes y había grupos que tocaban en todo el territorio Diomedes, Zuleta, Oñate y Binomio de Oro, cuando yo salí a la escena musical como cantante ya había un público más receptivo.
A pesar de las transformaciones en voces y rítmicas, Pipe Peláez valora de la tradición como lugar de origen al que siempre debemos regresar, le llama “sonido de los abuelos”, sin instrumentos modernos, eléctricos o acústicos.
Al abordar el tema de lo ancestral resalta el hecho que un indígena arhuaco, como Ricardo Villafañe, haya sido elegido como rey vallenato, sin embargo, reflexiona sobre la figura de rey.
“Las raíces hay que preservarlas hasta donde nos den las fuerzas, lo de Villafañe es comprobar que tenemos un folclor extenso, nuestro vallenato ya dejó de ser del Cesar y La Guajira, el vallenato es universal, conozco grandes acordeoneros en Monterrey, México. Mi compadre Beto Jamaica, rolo, bogotano, un rey vallenato inmenso, tenemos que darnos la oportunidad de abrirnos culturalmente".
Hay acordeoneros que se dedican a participar solo en festivales, ser rey tiene que ser algo grande, con misiones claras
"Si hablamos de un rey vallenato, creo que estamos en mora de diversificar el tema, opino, muy personal, deberíamos tener un rey vallenato comercial y un rey vallenato tradicional, porque ya es común que nadie se entere quién es el rey vallenato, nadie lo sabe, eso no es justo, culturalmente, no me parece bien que nuestro rey vallenato tenga que tocar tradicional, pero en su vida comercial, no pueda ser exitoso".
"Hay acordeoneros que se dedican a participar solo en festivales, ser rey tiene que ser algo grande, con misiones claras, por ejemplo, trabajar por el desarrollo y unidad de la cultura vallenata que nos hace mucha falta”.
Pipe Peláez es un artista afortunado, comenzó como guitarrista en agrupaciones vallenatas, luego entregó sus composiciones a las más grandes voces del vallenato; casi al mismo tiempo, produjo álbumes, les imprimió un sonido moderno; descubrió a artistas como Peter Manjarrés o Silvestre Dangond.
Es un romántico que puede cantar con Gilberto Santa Rosa, y luego compartir estudio con Villazón, Betos, Zuleta. Tiene una capacidad de transformación y es consciente que la industria musical y la creación honesta pueden convivir sin sacrificar las esencias del ritmo.
Asegura que cuando cumpla 50 años (será en 2026), se bajará de los escenarios y se meterá en su estudio a componer y a producir músicas, sin importar límites rítmicos ni fronteras culturales o geográficas, las cuales Pipe Peláez ha venido cruzando, incluso, desde antes de nacer.
David Lara Ramos
Especial para EL TIEMPO
*Periodista, escritor y reportero gráfico. Docente. Director del programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena