“Estoy al borde del nocaut y caer en la lona”, expresa con incertidumbre Carlos de La Hoz, cuando se refiere a la situación económica que atraviesa debido al cierre de su gimnasio por la pandemia del covid-19.
Como De la Hoz, dueño del centro de acondicionamiento físico ‘Life Fitness’, decenas de entrenadores deportivos y es de gimnasio en Barranquilla también se encuentran afectados por el aislamiento obligatorio y están a la espera de reabrir sus negocios.
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“Siento que el Gobierno ha olvidado a los gremios de gimnasio y a los entrenadores deportivos, necesitamos que nos den alternativas para brindar nuestros servicios en medio de la crisis”, asegura Libardo Medina, entrenador certificado y fundador de las dos sedes del centro de entrenamiento deportivo Fitplace.
“Yo en la primera semana estuve a la espera de que iba a pasar con las medidas de aislamiento obligatorio, pero tocó reinventarme con ofrecer entrenamientos personalizados a los clientes por vía Zoom y vía WhatsApp”, cuenta Medina, quien continúa generando ingresos; sin embargo, no son suficientes para pagar los créditos bancarios, a sus empleados y demás impuestos.
Aunque la emergencia sanitaria continúa en Barranquilla, ellos aseguran estar preparados con todos los protocolos de bioseguridad para recibir a los clientes.
“Estoy ciento por ciento listo, varios de mis colegas y sus instalaciones estamos preparados”, reafirma De la Hoz. Entre las propuestas para la reapertura de los gimnasios está la entrada de los clientes con cita previa, alcanzar un aforo entre 5 a 10 personas y abrir los centros deportivos en determinadas horas.
Tomarían estas medidas, implementando el uso de tapabocas, el control de la temperatura, el uso de unidades sanitarias para el lavado de las manos, el alcohol, el gel antibacterial, los tapetes de desinfección entre otras normas requeridas por el Ministerio de Salud y la alcaldía Distrital.
Además, los entrenadores deportivos y dueños de gimnasio, basados en estudios científicos, manifiestan que contribuyen al cuidado de la salud mental y física, que se ha visto afectada durante el confinamiento.
“Soy consciente de que debemos cuidarnos pero también soy consciente de que nos den la oportunidad de abrir, porque es muy contradictorio que a los centros comerciales dejen entrar a la gente, a que se aglomeren, se contagien allí y nosotros que ofrecemos servicios de bienestar no nos permitan abrir”, señala Libardo Medina, fundador de Fitplace.
“Realmente necesitamos un S.O.S. porque nadie le ha dado la mirada a ese sector que genera bienestar y salud física y mental, también empleo para quienes dependen de esto”, agrega Carlos de la Hoz, quien con su gimnasio cerrado hace más de 100 días, a a sus clientes para ofrecer sus servicios personalizados de 2 a 3 veces por semana.
Sin embargo, la fecha de reapertura de los gimnasios en Barranquilla es incierta puesto que la ciudad se mantiene en alerta por los casos de covid-19 y solo se permite la atención al público en el comercio local.
Por MAIRA ARENAS SERPA
Para EL TIEMPO Barranquilla
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