La dura advertencia que lanzan sobre homicidios en la región Caribe: panorama es poco alentador

Una pregunta se hacen los ciudadanos y es qué está pasando con la seguridad. A diario escuchan casos de homicidios a la vez que se enteran de estrategias de vigilancia e inversiones, por parte de las autoridades de la región Caribe colombiana.

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Pero la violencia sigue: en Santa Marta, un grupo que se autodenomina ‘La Muerte’ anunció limpieza social y cuatro personas fueron asesinadas en cuestión de 72 horas, desatando el pánico en la ciudad.

En Cartagena, se contabilizan 24 asesinatos en lo que va de enero de 2025, mientras que, en Barranquilla, los hechos de sangre se recrudecen los fines de semana.

Solo entre las 9:00 p. m. y las 9:10 p. m. de este domingo 26 de enero se reportaron tres homicidios en la capital del Atlántico: dos de ellos en el barrio Rebolo y, el otro suceso, en el sector de Santa María.

El investigador en gobernanza urbana, José Villamil, revela en EL TIEMPO que las tres principales ciudades del Caribe colombiano van a estar nuevamente en el informe de las 50 ciudades más violentas del mundo, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP).

En esta clasificación, la ONG mexicana mide la violencia en estas poblaciones según la tasa de homicidios.

“En las áreas metropolitanas de esas tres ciudades, en el periodo de 2022-2024, asesinaron al menos 4.200 personas. Es un hecho bastante diciente de una realidad que está bastante desbordada. En virtud de ello, Barranquilla va a esar por segundo año consecutivo dentro de las 50 ciudades más violentas del mundo. Cartagena y Santa Marta, por tercera vez”, dice el experto en materia de seguridad.

Villamil explica que puede ser un proceso cíclico y otras veces puede ser sostenido, como es el caso de estas dos últimas ciudades, que ya llevan tres años en ese penoso ranking. Por su parte, señala que Barranquilla va al alza de manera desproporcionada.

“Las ciudades que empiezan a tener estos enviones criminales afrontan esas borrascas. Ese envión criminal lo que manifiesta es un desequilibrio que empieza a afectar a las ciudades. Las ciudades que sufren borrascas criminales, sus actores estratégicos tratan de aparentar un buen gobierno, estética urbana, ‘maquillaje’, cosas de esas y otros elementos distractores de marketing para confundir la realidad y eso lo que hace es empeorar la situación, porque es un fenómeno bastante estructural y nuevo, al que no están acostumbrados”, expresa Villamil.

En su análisis, el investigador define estas poblaciones como “ciudades fallidas”, porque pierden el control de territorio y donde surge el fenómeno de “abulia urbana”, que es la indiferencia de la ciudadanía y la tendencia de “tapar el fenómeno”.

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“Cuando hay un muerto, todo el mundo dice que ‘la gente se está matando entre bandas’, que ese ‘era un bandido’, pero se está demostrando la degradación de una sociedad”, sostiene el hombre.

En ese sentido, Villamil asegura que las estrategias que emplean las autoridades son “recetas antiguas para problemas estructurales nuevos”, que provienen de países del primer mundo que no tienen esa capacidad de maniobra criminal de los actores locales.

“Son realidades diferentes. El fenómeno criminal se ha urbanizado. Los países más violentos del mundo son preferentemente urbanos. El 80 % en Colombia ya vive en contextos urbanos, de ahí que el fenómeno se haya urbanizado. En Colombia han asesinado a más de 200 mil personas en una década. Las ocho ciudades más violentas del país, que están precisamente en el ranking, copan el 38 % de los crímenes del país”, señala el investigador.

Según los registros de Villamil, Barranquilla aporta el 2,80 % al total de los crímenes en Colombia.

“Eso es Barranquilla hoy. Y lo mismo Cartagena, con 2,90 %. El crimen se volvió trasnacional y ocurre que esas organizaciones criminales se van convirtiendo en unas multinacionales del crimen, que tratan de abrir franquicias, van abriendo sucursales en las ciudades y van expandiendo su poder. El objetivo de ellos es crear terror”, señala.

Al momento de hablar de soluciones, José Villamil considera que no hay recetas y lo que se experimenta es un “Estado fallido”. Sin embargo, pide trabajar en problemáticas como pobreza y desempleo.

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“La única receta clara de esto es que, mientras los actores estratégicos no reconozcan que están atravesando un periodo de ‘ciudad fallida’, no van a ser conscientes de eso y no van a querer superar el problema. Tiene que ver con el deterioro pronunciado de una sociedad, derivado de factores relacionados con la pobreza, el desempleo y el crecimiento urbano”, concluye el investigador de gobernanza urbana.

Es así como el experto en materia de seguridad recomienda a las autoridades de la región sumar a esas inversiones un análisis sobre las nuevas dinámicas de la criminalidad en sus respectivas ciudades.

Deivis López Ortega

Corresponsal de EL TIEMPO

Barranquilla