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El soldado que arrancó sonrisas y dio alegrías bajo las luces de una carpa
José Antonio Pinzón Zambrano se transformaba en payaso. Esta es su historia.
El soldado José Antonio Pinzón Zambrano. Foto: Ejército Nacional
Sus botas, su uniforme de camuflado y su fusil eran reemplazados por pantalones bombachos, y una camisa y medias de colores que contrastaban con un par de zapatos trompones electrizantes.
Pero allí no terminaba su preparación. El soldado José Antonio Pinzón Zambrano se pintaba sus mejillas de rojo encendido, exageraba el grosor de sus cejas a las que también les daba color, como a su boca y el toque final era el punto azul en su nariz.
Así se convertía en el payaso 'Bombil', sobrenombre que recibió porque es redondito como un bombón.
Suelta la risa, esa que siempre lo ha caracterizado. Esa risa que cuando llegó al Ejército en enero de 2002 que se la motivaban sus compañeros cuando le decían el enano chiqui.
Ríe y lo hace con gracia, la misma por la cual, le gusta ser payaso de un circo.
Pero sigue siendo un soldado y aunque algunos se sorprenden, este santandereano, oriundo de Curití, en esta región del nororiente del país, cuenta que hacer reír es una de sus más grandes pasiones y orgullos, como lo es pertenecer al Ejército Nacional.
Siendo muy niño, en un hogar muy humilde, donde sus padres luchaban para tener un plato de comida, veía pasar a los soldados. Los observaba desde la escuela de la vereda El Palmar, donde cursó solo hasta primero de primaria porque su familia no tenía medios económicos.
"Quiero ser como ellos", decía desde pequeño.
El soldado Zambrano, en su transformación. Foto:Ejército Nacional
Cuando creció, estando con su padrino, por fin le llegó el sueño. Al cumplir los 18 años entró al Ejército, donde también ha podido realizarse como una persona que ha llevado alegría, y ha arrancado sonrisas a niños y a adultos de poblaciones vulnerables en diferentes rincones del país.
Lo ha hecho precisamente, siendo soldado y perteneciendo a uno de los siete circos que creó que el Ejército Nacional en todo Colombia.
Así como otro centenar de uniformados de todos estos circos se han formado en el manejo de armas para custodiar y brindar seguridad a los colombianos, el santandereano también lo ha hecho en el arte circense y en la puesta en escena.
Cuenta que cuando le decían el enano chiqui y él reía y reía, un oficial le dijo: "Ah, como le gusta la risa lo voy a mandar a un lugar. Espere y verá".
El soldado Pinzón, orgulloso de portar el uniforme del Ejército Nacional. Foto:Ejército Nacional
Pensó que lo castigaban, pero después comprendió que era para ejercer una labor social.
Fue así que después de cumplir sus primeras tareas, garantizando esa seguridad en puentes e infraestructura, empezó en uno de los circos conformados por el Ejército hace más de dos décadas.
Ya era el 2010, es decir, habían transcurrido los primeros ocho años desde que el soldado Pinzón Zambrano era parte de las Fuerzas Militares.
Y seguía igual de feliz, como cuando juró bandera.
Fue feliz cuando integró el Comando de Apoyo de Acción Integral y Desarrollo del Ejército Nacional para salir a un escenario bajo una carpa y luces, escuchando risas, con el ánimo de conquistar los corazones de miles de asistentes a los que cautivó con sus funciones.
Es que los circos del Ejército están bajo la jurisdicción del Comando de Apoyo de Acción Integral y Desarrollo.
Allí realizó el curso Grupo Especial de Operaciones Sicológicas de Acción Integral, haciendo el curso número seis de GEOS. Gracias a este curso tuvo la oportunidad de trabajar en emisoras de Miraflores, en Guaviare, y La Julia, en Meta.
El soldado Pinzón llegó a uno de los circos, el Circo Colombia No. 4 que antes era el Centauros. El payaso 'Bombil' se lucía, entre el brillo de las luces, los aplausos y mucha magia en cada presentación.
Pero no lo hacia solo. Siempre lo acompañaban sus más leales amigos: Manchas y Taison, dos caninos. Pero también, loros: Natalia, David, Velásquez y Mónica que como él también repartían risas y diversión a la población en cada uno de sus espectáculos.
Siente un profundo amor y respeto por los animales, a los que ha entrenado con paciencia para cada uno de sus actos.
El soldado, en uno de sus actos. Foto:Ejército Nacional
Pero hoy la nostalgia y la tristeza invaden al soldado Pinzón, pues sus 20 años de servicio como soldado de Colombia están por terminar, con el ocaso del 2021.
En septiembre pasado fue su última presentación como el payaso 'Bombil'.
Sin embargo, dice que se va con la satisfacción del deber cumplido, pues cada vez que se ha subido a una tarima, la sonrisa de los niños alimentaba enormemente su corazón.
“Agradezco al Ejército Nacional por el apoyo recibido. Cumplí con mis dos grandes pasiones, y fue en esta institución donde encontré a mi familia, en cada soldado y en cada superior, un gran apoyo”, asegura.
Para él, el Grupo Especial de Operaciones Sicológicas de Acción Integral ha sido una de las experiencias más valiosas, pues sostiene que los soldados en el país están dispuestos a servir con honor y gallardía, llevando progreso y desarrollo hasta en el último rincón del territorio nacional.
El Ejército y el circo son su vida. Foto:Ejército Nacional
Al igual que en el primer espectáculo, en el último, cuando dijo adiós a su vida circense y alistándose para despedirse de la carrera militar, puso su mejor sonrisa, a pesar de que lloraba.
Pero su misión, como lo fue la primera en cada tarima fue la de hacer reír como lo ha hecho en esta década, siendo 'Bombil', antes de que bajara el telón.