La ciudad cuenta con el Sistema Inteligente de Movilidad de Medellín (Simm), compuesto por un circuito cerrado de televisión, es de mensaje variable, apoyo a la planeación de la red semafórica, un software central, un sistema de geolocalización AVL, uno más de visualización, un portal web y un sistema de fotodetección.
EPM, por su parte, puso en marcha un proyecto piloto de movilidad fundamentado en el concepto de ‘ciudades inteligentes’, utilizando el internet de las cosas (IoT) y la inteligencia artificial (IA).
En la misma línea, la alcaldía de Medellín se trazó la meta de ser la capital latinoamericana de la movilidad eléctrica, para lo que adquirió 64 buses con esta tecnología, que llegarán en agosto de este año y que se unirán a los 1.500 taxis que también tendrá la ciudad.
Todo esto, buscando que la capital antiqueña se convierta en una ‘ciudad iteligente’. Sin embargo, para los expertos, de poco sirve tanta tecnología si no se cambian los imaginarios de movilidad que tan arraigados en la ciudad.
“Actualmente, la idea de la movilidad ‘carrocéntrica’ con dependencia 100 por ciento del vehículo, pasa a ser una experiencia ‘viajecéntrica’, con diversas soluciones de movilidad sostenible (electromovilidad) como scooters o patinetas eléctricas, motos, autos. Y todo compartido”, expresó Jaime Ruiz Huescar, cofundador de Cities Forum y quien fue moderador del Latam Mobility Summit Medellín, evento que reunió este mes a los expertos del continente en movilidad sostenible.
Por su parte, el concejal de Medellín y urbanista Daniel Carvalho, opinó que hace falta más cultura vial que tecnologías de punta, pues estas últimas no serán útiles si el ciudadano no está mejor educado en las vías.
“La alcaldía ha hecho un ejercicio interesante pero hay que entender que los cambios culturales toman muchos años. Por eso, es vital que la istración municipal siguiente continúe los programas que hay”, opinó el concejal.
Algo con lo que concordó Roberto Urrea, director de Negocios e Innovación de la empresa Sistemas Inteligentes en Red. Opinó que siempre se habla de las ‘ciudades inteligentes’ y de tecnología en movilidad, pero apenas desde hace unos años se ha venido hablando del ‘ciudadano inteligente’.
“Tenemos una idea insertada de que el carro es un lujo y es un elemento que genera estatus. La pregunta no debe ser ¿quién tiene para comprar un carro último modelo?, sino ¿para qué necesito un auto último modelo? El principal problema es la información. Nos acostumbraron a que ante cualquier problema de movilidad hay que comprarse un carro o una moto y se nos olvidó pensar que hay otros medios”, expresó Urrea.
La alcaldía ha hecho un ejercicio interesante pero hay que entender que los cambios culturales toman muchos años. Por eso, es vital que la alcaldía siguiente continúe los programas que hay
Para él, cambiar esta mentalidad es un tema lento, pues la idea de no bajarse del carro está insertada desde hace muchos años.
Para lograrlo, aseguró, se debe lograr impactar a una masa crítica para que los imaginarios cambien. “Nosotros creemos que esto se logra llegando a los colectivos y no individualmente. Y esos colectivos pueden ser las empresas, que han mostrado una tendencia a ser socialmente más responsables”, agregó el experto.
Y hay herramientas para lograrlo. En 2017, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva), autoridad ambiental y de transporte, emitió una resolución (1379) en la que les pide a las empresas con más de 200 empleados que implementen un plan de movilidad empresarial sostenible, con el fin de disminuir emisiones en 10 por ciento cada año.
Nosotros creamos un sistema que busca ser el aliado de las empresas para que sepan cuánto son sus emisiones y cuánto emiten los empleados al trasladarse a su zona de trabajo
De acuerdo con Urrea, en Medellín y su área metropolitana hay más de 1.000 empresas con más de 200 empleados que deberían tener este plan de movilidad. Pero apenas hay algunas que lo están conociendo y se están asesorando al respecto.
“Nosotros creamos un sistema que busca ser el aliado de las empresas para que sepan cuánto son sus emisiones y cuánto emiten los empleados al trasladarse a su zona de trabajo”, explicó el directivo.
La estrategia no para ahí. “Una vez implementada, se hace un seguimiento y para esto proponemos una app llamada Appimotion, que permite tomar decisiones de viaje, individuales o compartidas, no solo trazando la mejor ruta, sino que indica la mejor opción para movilizarse y las implicaciones de irse en carro, como gasto en gasolina y emisiones”, dijo Urrea.
La idea es que con esa información, los empleados puedan acumular puntos que al final se traducen en salario emocional o beneficios que cada empresa puede definir. Aseguró el directivo que ya hicieron un plan piloto de cinco meses, que logró, con el Amva, reducir en 20 por ciento las emisiones, “lo que demuestra que es buena opción”.
DAVID ALEJANDRO MERCADO PÉREZ
Redactor de EL TIEMPO
Medellín