La facultad que ha graduado 130 doctores en 130 años

Una celebración agridulce tuvo hace unas semanas la Universidad Nacional sede Medellín. Por un lado, logró el hito de graduar el pasado abril a su doctor en Ingeniería número 130, que coincidió este 2017 con la misma cantidad de años que cumple la Facultad de Minas de la Alma Máter.

Pero por el otro, este logro contrasta con la reducción en presupuesto de más de 150.000 millones de pesos a Colciencias por parte del Gobierno Nacional.

Por eso, más que una fiesta, la Facultad que más doctores en Ingeniería ha graduado en el país, realizó un encuentro entre académicos y empresarios para reflexionar sobre el rol que tienen los doctores en la región y los retos venideros con la realidad financiera.

Pedro Nel Benjumea, decano de la Facultad de Minas, dialogó con EL TIEMPO sobre estos aspectos.

Es un año importante porque también la Universidad está cumpliendo 150 años y quisimos hacer una actividad relevante sobre la investigación desde el doctorado. El primer doctorado inició en 1991 y el primer doctor en Ingeniería del país se graduó en 1998. Además, somos la universidad con mayor número de publicaciones a nivel internacional en el país, muy lejos de otras.

A final de año, esperamos ajustar 159 egresados de los programas de Ingeniería y tenemos 240 estudiantes, lo que es un número muy alto para el país. La mayoría son becarios de Colciencias, pero precisamente eso nos preocupa, porque se habla de un recorte importante.

La única solución es tener un vínculo fuerte con la industria. Pero hay que reflexionar sobre el rol en el desarrollo del país, especialmente en la industria y la financiación, para fomentar la investigación, que es la meta de la universidad.

En Colombia es muy bajo el número de doctores y la mayoría termina en la academia. Son muy pocos los que van a la industria. En el 2000, teníamos 15 docentes con doctorado, actualmente, tenemos 123 profesores, lo que demuestra un salto muy alto y una apuesta a la investigación para que nos consolidemos.

Depende. Por ejemplo, si Colombia graduara el mismo número de doctores que un país desarrollado, estos egresados no tendrían nada qué hacer porque el nivel de vinculación es muy bajo. Entonces, el reto es vincular a la empresa para hacer una sinergia muy fuerte entre industria, universidad y Estado.

Algunas. Y precisamente por eso celebramos los 130 años con un encuentro con empresarios para que nos digan qué buscan en los doctores. Argos, por ejemplo, tiene alrededor de ocho doctores en su centro de innovación y desarrollo, pero hay muchas empresas que no lo hacen, no han dado ese paso, es un círculo vicioso del que es difícil salirse, porque los consideran sobreperfilados.

Totalmente. Mientras aquí se invierte el 0,17 por ciento del PIB para ciencia y tecnología, en otros países es el 5 por ciento. Si nosotros fortalecemos la economía del conocimiento no dependeríamos del vaivén de los precios de las materias primas, que son los que nos tienen en crisis económica fuerte.

Saber leer muy bien cada momento histórico de la ciudad y generar políticas acordes a esas épocas. Nosotros sabemos para qué somos buenos: minería, energía, hidrocarburos, ciudades inteligentes. Con esos conocimientos hacemos workshops, unimos la relación entre las capacidades nuestras y las necesidades de la ciudad para generar proyectos. Así enfocamos los ocho doctorados que tenemos: Recursos Hidráulicos, Sistemas Energéticos, Sistemas e Informática, Ciencia y Tecnología de los Materiales, Industria y Organizaciones, Ingeniería Civil, Ingeniería Mecánica y Mecatrónica y Ciencias del Mar.

Hace aproximadamente dos meses se aprobó una ley de las Spin-Off (empresas basadas en conocimiento), que les permite a las universidades públicas ser socias de esas empresas, lo que abre un nuevo camino para crear ese tipo de compañías. Es un marco legal que hay que desarrollarlo. Esperamos que vengan apoyos grandes del Gobierno para los doctores recién egresados, que puedan desarrollar, con base en sus tesis, este tipo de empresas, pero requiere una financiación grande.

Hubo remedos, que más bien parecían ilusiones. Cuando a Colciencias le aumentaron el estatus, le bajaron presupuesto. Luego hubo otra esperanza cuando el Sistemas Nacional de Regalías (SNR) indicó que dedicaría el 10 por ciento a la investigación. Pero se ha venido desinflando, al comienzo pensamos que esos recursos los istraría Colciencias, pero no fue así. Y gran parte de ese dinero no se ha ejecutado.

DAVID ALEJANDRO MERCADO

Redactor de EL TIEMPO

MEDELLÍN