Kevin perdió sus piernas y brazo hace 15 años en un accidente de tren en Medellín; ahora deben indemnizarlo: esta es su historia

​​El alto tribunal revocó la sentencia de primera instancia —proferida por el Tribunal istrativo de Antioquia en 2015 y en la cual se negaron las pretensiones de los demandantes— y condenó a la Cooperativa Nacional de Técnicos Ferroviarios, Coonalfet, en liquidación a pagar una millonaria indemnización por el accidente.
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Los hechos ocurrieron pasadas las 6:30 de la tarde de ese lunes cuando el tren hizo su primera parada en dirección norte —ya de regreso— en un sector conocido como 'El Lavadero' para dejar a unos 100 niños.

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En ese momento, Saldarriaga, quien viajaba solo en el vagón debido a que los adultos estaban separados de los menores, se bajó del ferrocarril porque pensó que había llegado a su destino. ​Cuando se percató que aún no estaba cerca a su casa y que el tren ya había arrancado, corrió detrás de él e intentó subirse por la parte de atrás, pero un mal paso terminó en tragedia.

"Nosotros sentimos un ruido muy horrible y sentimos que cayó algo del tren, pero no nos imaginamos que era un niño", relató la testigo Mónica Leguizamón ante los despachos judiciales. 
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​Sandra Vélez, tía de Saldarriaga y quien estaba en otro vagón, narró que en ese momento el tren se movió tanto que ella pensé que había chocado contra un palo o una piedra. ​"Un vecino gritó 'Ay, Dios mío el que cayó fue Kevin' y yo dije '¿Cuál Kevin?' y va diciendo otro señor 'El hijo de su hermana' y yo del susto y de los nervios me tire a un caño para ir a verlo", contó la mujer. 
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​El niño de nueve años resbaló al intentar subirse al tren y fue arrollado por este a las 7:17 de la noche, según el expediente del caso.

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La señora Leguizamón, al ver que Saldarriaga no se podía parar, se tiró desde el balcón de su casa para socorrerlo y ahí se dio cuenta que había perdido sus piernas.

"Yo cogí al niño y lo cargué junto con una muchacha. Salimos a la autopista a coger un taxi para llevarlo a la Unidad Intermedia de Castilla. Él cerraba los ojos y decía que no lo dejara morir. Yo veía que no tenía una manito y que tenía un pie lesionado, pero el otro no se veía nada. Cuando llegamos al hospital dijo que no le fuéramos a botar los zapatos porque se los había traído el niño Jesús", agregó la mujer en su declaración.
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​El accidente ocasionó la amputación de las dos piernas y el brazo izquierdo de Saldarriaga. 

Por las afecciones a la salud, los perjuicios morales y lucro cesante él y su familia decidieron demandar a Coonaltef, que en ese momento era la dueña de los vagones y estaba encarga de operación del tren.

"​​La vida después de eso fue muy dura, un niño no asimila las cosas igual que un adulto. Kevin estuvo con muchos psicólogos, muchos psiquiatras, muchas terapias. Con el acompañamiento de su familia fue asimilando su nueva vida", explicó Alba Vélez, mamá del menor, sobre la recuperación tras el accidente. 

Durante su adolescencia, Saldarriaga enfrentó el bullying en el colegio y solo estudió hasta octavo grado. Actualmente, se vale por si mismo y trabaja, ocasionalmente, lavando motos y carros, para llevar dinero a su hogar. Con el dinero que recibirá como indemnización sueña emprender un negocio familia junto con su madre, su abuela, su hermana y sus tías. 

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Javier Villegas, abogado de la familia, explicó que el fundamento de la decisión del Consejo de Estado radicó en la falla de la cooperativa en la vigilancia y custodia del niño durante la actividad.
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​"De los medios de prueba se deduce que Coonaltef en Liquidación estaba encargada de la actividad en la que participaba la víctima y dispuso que los menores estuvieran en un vagón distinto al de los adultos. Asumió la responsabilidad por el cuidado de los menores dentro del tren y hasta el momento en que fueran dejados en la estación según el listado que contenía el lugar de descenso de cada uno de los niños. El personal de dicha empresa permitió que el menor se bajara del tren en una parada distinta a la prevista para él", se lee en la sentencia. 

El alto tribunal de los contencioso istrativo condenó a la cooperativa a pagar 405 salarios mínimos legales mensuales vigentes a Saldarriaga —quien hoy en día tiene 24 años— y otras seis integrantes de su familia por perjuicios morales, otros 400 salarios mínimos solo a la víctima por concepto de daño a la salud y 482'255.714 pesos, también a Saldarriaga, por lucro cesante. 

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​"Es una sorpresa muy grata después de tanto tiempo, mucho sufrimiento y tantas cosas que pasaron. Yo no me lo creo todavía. La plata no me va a devolver los pies y la mano a mi hijo, pero es grata la noticia", dijo la mamá sobre el fallo.
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​SEBASTIÁN CARVAJAL BOLÍVAR
​CORRESPONSAL EL TIEMPO - MEDELLÍN
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