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Icónicos bares de bohemia en Medellín están al borde de la quiebra
El Bar La Boa se transformó en una verdulería y el Salón Málaga alista un protocolo de bioseguridad
La Boa se transformó en una verdulería para evitar su cierre, la crisis económica ha obligado los comerciantes a transformase y migrar a otro tipo de negocios. Foto: Esneyder Gutiérrez Cardona
La pandemia del coronavirus parece lograr lo que no pudieron las prohibiciones, la inseguridad y la transformación del Centro: acabar con bares tradicionales que desde hace décadas se mantienen en esta zona de Medellín.
Es el caso de La Boa Bar, hoy transformada en La Boa Verdulería. Este tradicional sitio ubicado en la calle Maracaibo, en pleno Centro, a pesar de lo sencillo, está lleno de historia y anécdotas y, además, estaba por cumplir 41 años según su . Aunque otros conocedores de la historia y veteranos tangueros aseguran que tiene más de 50.
Poetas, pintores y escritores frecuentaban el lugar en sus años de oro, llegaban a diario al “rinconcito bohemio de Medellín” como lo llamaba su fundador, Iván Zuluaga, quien en vida aseguró que el mismo Manuel Mejía Vallejo se inspiró y escribió en una de las mesas de La Boa algunas de las páginas de su emblemático libro Aire de Tango.
Diferentes propietarios han llevado las riendas en La Boa desde su creación, pero fue entre el 2016 y el 2017 cuando cambiaron los clientes, siendo los rockeros, metaleros y amantes de la música alternativa los nuevos visitantes del bar.
Hasta la llegada del covid-19. Ahora, sus negras paredes decoradas con las imágenes de los rostros de icónicas bandas de Rock, su barra de mármol y sus refrigeradores, fueron reemplazados por canastas o estanterías plásticas para exhibir frutas y verduras. Por iniciativa de los actuales dueños, La Boa se convirtió en una verdulería para tratar de subsistir, pagar el arriendo, los servicios y el sueldo de Pablo Colmenares, su actual , un venezolano que está al mando del lugar desde hace 4 años.
La idea, contó él, es evitar cerrar el lugar para siempre y que por ahora las leguminosas y las frutas sostengan el bar y con ello, su gran historia. Esto hasta que puedan abrir de nuevo los bares y puedan retornar las noches de bohemia.
Pablo Colmenares, su actual , es un venezolano que está al mando del lugar desde hace 4 años, él como muchos se dejó cautivar por la magia e historia que tiene La Boa. Foto:Esneyder Gutiérrez Cardona
Antes tenía una economía estable, ahora todo es incertidumbre. La idea es abrir de nuevo el bar cuando se pueda, pero ahora lo importante es sobrevivir
Colmenares no ha dejado de pensar en ese 12 de marzo, el día en que cerraron, cuya última canción que se escuchó en La Boa fue la triste balada November Rain del grupo Guns N’ Roses.
Con una tristeza similar han llegado los clientes asiduos del bar, que sorprendidos preguntan por qué en vez de cervezas y música, ahora son verduras lo que allí ven.
En las redes sociales también han manifestado su inconformidad y han publicado historias, fotos y opiniones de lo que se podrían perder las futuras generaciones y también aquellas que han compartido en ese lugar y que lo ven como un legado. “Lo que más me gustaba era la música, el ambiente y las canciones de Bunbury, ahora solo puedo comprar papas y tomates" manifestó Alejandra Higuita, cliente habitual del bar que pasaba por el lugar.
El Salón Málaga
En más de seis décadas, al Salón Málaga no lo ha acabado ni la construcción del Metro ni las obras del Paseo Bolívar.
Sin embargo, los casi tres meses que lleva el lugar cerrado por la cuarentena, podrían lograr lo que no pudieron estas obras de construcción: acabar con este referente del Tango en Medellín.
Cesar Arteaga, y propietario, expresó que además de estar en riesgo el bar, también lo está el futuro de un patrimonio cultural de la ciudad.
“Muchas personas están pendientes de lo que haremos en el Málaga. Esto no se trata de comprar unos refrigeradores y estanterías y montar una distribuidora o un mini mercado, sacar todo y venderlo y que se acabe el lugar. Este es un espacio de todos los antioqueños" aseguró Arteaga.
Muchas personas están pendientes de lo que haremos en el Málaga. Esto no se trata de comprar unos refrigeradores y estanterías y montar una distribuidora o un mini mercado y que se acabe el lugar
El Salón Málaga está ubicado en la tradicional calle Bolívar, en pleno Centro, a un paso de la Estación San Antonio del Metro.
Su propietario fue enfático en decir que lo único que los podrá salvar es abrir de nuevo.
Manifestó que con las prácticas de otros países que han comenzado abrir este tipo de establecimientos, el Málaga se ha preparado y desde ya tiene implementado su propio protocolo de bioseguridad. Algunas de las medidas adoptadas son la ubicación y el número de mesas en el espacio para garantizar el distanciamiento social, una alianza con dos empresas para tener en sus instalaciones un software con reconocimiento facial que además tome la temperatura y que estará conectado con la página de la Alcaldía. Esta última medida está en la etapa final de acondicionamiento.
Debido a estos protocolos, el Salón Málaga se ofreció para ser el establecimiento piloto de apertura de este tipo negocios en el país, donde se pondrían en práctica las condiciones que deberán tener los bares o lugares de entretenimiento o esparcimiento en Colombia.
Otras propuestas son: realizar eventos de pocas personas y donde solo se pueda ingresar con reservación, lo que aseguraría un control del aforo, del consumo y por ende de la permanencia del lugar.
El Salón Málaga se ofreció para ser el establecimiento piloto de apertura de este tipo negocios en el país. Foto:Esneyder Gutiérrez Cardona
Y es que de continuar cerrado por más tiempo, aseguró su propietario, estaría en riesgo su permanencia y con ello, los 63 años de historia que cumple en septiembre próximo, si es que sus puertas pueden abrirse de nuevo.
Pero para esto, según Arteaga, “falta la voluntad del Gobierno Nacional y por eso elevo un llamado para que desde la istración municipal se adelanten acciones para ayudar este tipo de lugares de esparcimiento. Fuimos los primeros en cerrar y como que seremos los últimos en abrir" puntualizó.
El Salón Málaga está ubicado en la tradicional calle Bolívar, en pleno Centro, a un paso de la Estación San Antonio del Metro. Foto:Esneyder Gutiérrez Cardona
Del Salón Málaga dependen directamente 14 familias, indirectamente decenas más, algunos de ellos son: bailarines, cantantes, músicos, trabajadores de fines de semana, entre otros colaboradores.
Concluye el dueño del lugar, que “salir y sentarse a tomarse una cerveza o un café, mientras se escuchan unos buenos tangos, es un ‘desestrés’ el verraco, y más en este momento que la gente está a punto del colapso”.