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El caso Maximiliano: un misterio de ritos satánicos que involucra a una familia
El menor de 6 años desapareció hace un mes en Segovia, Antioquia. Tres familiares están capturados.
A ningún antioqueño se le pasó por la cabeza que en menos de un mes se le revelaría al país el macabro entramado que habría en la desaparición de Maximiliano Tabares Caro, de 6 años, ese niño de mirada inocente y sonrisa permanente que, según le dijo su madre, Sandra Patricia Caro Pérez a las autoridades, se perdió el 21 de septiembre cuando fue a comprar unas arepas a la tienda del barrio El Hueso, en Segovia.
“Yo lo acompañé hasta la puerta. Vi que él llegó a la esquinita de la tienda, porque la tienda no está lejos. Yo me vine a montar la aguaita cuando yo vi que habían pasado tres minutos y nada, cuando me asusté. Ahí mismo salí a la tienda, pero todo estaba cerrado”, le dijo a un medio de comunicación local al que buscó para contar su historia y publicar un teléfono de o por si alguien tenía información de su paradero.
La misma versión le fue entregada a Carmen Tabares, abuela paterna del niño, a quien Sandra le pidió que se quedara en su casa por si el pequeño llegaba por sus propios medios o alguien lo acercaba.
“Quédese allá en la casa quieta esperando que en cualquier momento llaman, porque él debe estar escondidito por cualquier parte y el que se lo encuentre, se lo va a llevar a usted”, recuerda doña Carmen sobre la llamada que recibió ese día a eso de las 10 de la mañana.
Una de las líderes sociales de la comunidad, quien prefirió omitir su identidad, contó cómo fueron los angustiantes momentos que vivieron para intentar hallar al menor.
“La búsqueda inició desde el día que desapareció el niño. Al comienzo hubo mucha ayuda de la comunidad, pero con el pasar de los días cada vez éramos más pocos y la angustia crecía día a día. Hay que resaltar el apoyo de la Defensa Civil y la Policía de la zona que nos acompañó sin importar la hora”, cuenta la mujer.
Eran arduas jornadas que iniciaban a las 10 de la mañana y se extendían hasta pasadas las 5 de la tarde. Contó que ‘trillaron monte’ y llegaron a cuanto lugar les decían quienes aseguraban haber visto a Maximiliano. Cada búsqueda conducía a nada y tenían que volver a comenzar.
“Nos decían que había un lugar que olía a muerto y para allá nos íbamos, nos decían que había zonas con tierra removida y allá estábamos. Fuimos a veredas alejadas, llegamos a zonas peligrosas en orden público como El Diamante, Campoalegre, la reserva de Popal, entre otras”, narra la mujer.
Sobre estas búsquedas, de las que participó la familia paterna del menor, dijo la abuela Carmen, también los llevó a un sector conocido como Mina de la 13, donde estuvieron buscando por tres días, así como en el basurero, pero en ninguno de ellos hallaron pistas sobre el paradero del pequeño.
Fuimos a veredas alejadas, llegamos a zonas peligrosas en orden público como El Diamante, Campoalegre, la reserva de Popal, entre otras
Sin embargo, en uno de los lugares donde realizaron la búsqueda hallaron cruces extrañas y hoyos cavados, pero no hallaron cuerpo.
Entonces la comunidad comenzó a sospechar de la familia de Maximiliano, llegando incluso al punto de llegar hasta la vivienda donde vivían e intentaron lincharla, pero la rápida reacción de las autoridades evitó que la situación pasara a mayores.
De esto fue testigo doña Carmen quien se estuvo quedando en una vivienda ubicada frente a esta “porque la gente quería que yo estuviera ahí pendiente".
¿La razón? Había rumores de que en la casa donde el menor vivía con su madre, su padrastro y su abuela se realizaban rituales satánicos, situación que días después fue confirmada por las autoridades tras realizar varios allanamientos.
“Se decía que era el padrastro quien trabajaba con cosas de brujería buscando guacas. Había denuncias de que en esa casa se prendían velas y hacían rituales. Un día nos llegó una denuncia y cuando fuimos olía super feo, pero no pudimos entrar porque la casa estaba enmallada. El día que iban a linchar a la mamá del niño un vecino nos contó que esa noche esa señora prendió cosas toda la noche, por lo que la sospecha siempre recayó sobre ellos”, recuerda la mujer.
Los seis presuntos responsables fueron capturados. Foto:Policía de Antioquia.
Los escalofriantes hallazgos
Algunos de los libros hallados por las autoridades en los allanamientos. Foto:Cortesía Policía Nacional
Casi un mes después, el pasado 20 de octubre, las autoridades anunciaron que capturaron a seis personas por la misteriosa desaparición del niño. Entre los capturados está la mamá, el padrastro y la abuela materna del menor, además de tres integrantes de la secta 'los carneros'.
Según la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía, el núcleo familia de Maximiliano estaría relacionada con esta secta que utiliza la brujería para hallar guacas a través de ritos satánicos.
De hecho, los hallazgos del último allanamiento a la casa donde vivía el menor con su mamá y padrastro en Segovia, Antioquia, dan cuenta de libros y muñecos vudú que se utilizarían para ritos.
"Se pudo constatar que varios del núcleo familiar, entre ellos la propia madre del niño, la abuela junto con su compañero sentimental y el padrastro del niño hacían parte de una secta conocida como ‘los carneros’, que además de prácticas esotéricas se dedica al negocio de la minería. El padrastro sería justamente el líder de la secta, y al parecer impartía órdenes y ejercía control sobre los demás", indicaron desde la Policía.
Muñeco encontrado en una de las viviendas. Foto:Cortesía
Fueron arduas horas de escuchar interceptaciones telefónicas, de efectuar reconocimiento fotográfico, entrevistas, verificación de medios técnicos, dictamen médico legal y elementos materiales probatorios adicionales, las que llevaron a los investigadores a concluir la presunta participación y coautoría de los capturados en la desaparición del menor de edad.
Entre los capturados también se encuentra un hombre conocido como ‘Orejas’, quien presuntamente visualizaba espíritus y trasmitía al líder las peticiones que estos le hacían. Este hombre y su pareja, también capturada, residían como inquilinos en la casa del menor desaparecido.
Pero el testimonio de uno de los integrantes de esta secta fue clave para las autoridades para entender el propósito de esta secta.
"El testimonio de un exintegrante de ‘los carneros’ permitió establecer una posible relación directa entre los intereses de la secta para encontrar oro a través de 'espíritus' con la desaparición del niño.
Hasta el momento las autoridades siguen con la búsqueda del menor.