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Así usan inteligencia artificial para diagnósticos de salud mental en Medellín
Una investigación del ITM utiliza algoritmos para hacer diagnósticos más rápidos y precisos.
La inteligencia artificial es utilizada para detectar casos de salud mental. Foto: ITM.
La salud mental es un tema que cada vez toma más relevancia, especialmente después de la pandemia, debido a las preocupantes cifras que reportan las autoridades en cuanto a consultas, afectaciones y, en el peor de los desenlaces, casos de suicidio.
Cifras entregadas por la Personería de Medellín revelan que, entre enero y octubre del 2022, se presentaron más de 2.200 casos de personas que intentaron quitarse la vida en la ciudad, de las cuales el 67 % fueron mujeres.
Asimismo, cifras de Medicina Legal indican que durante ese año se registraron 214 suicidios en la capital de Antioquia.
Ante estas alarmas, un grupo interdisciplinario de la Institución Universitaria ITM, que trabajaba con algoritmos para analizar las emociones, optó por hacer algo mucho más robusto enfocado al análisis de la salud mental.
Así lo manifestó Jorge Iván Padilla, docente investigador del ITM, quien contó que los primeros análisis comenzaron entre el 2016 y 2017 y, desde entonces, han trabajado en optimización, mejora tecnológica hasta llegar a este momento, en el que se pasó la primera fase.
“Al ver los indicadores en Medellín y Antioquia sobre salud mental nos dimos cuenta que era pertinente y necesario enfocarlo hacia esta dirección. Aparecen entonces los análisis de ansiedad, depresión, estrés y en el peor desenlace, el suicidio. En este último caso, determinar qué variables se pueden unir de manera negativa para que una persona tome la decisión de quitarse la vida”, expresó el docente.
¿En qué consiste el estudio? Explicó Padilla que un algoritmo es una serie de pasos o instrucciones organizadas, que describe el proceso que se debe seguir para dar solución a un problema específico.
“En términos informáticos nos referimos a los pasos para que los sistemas, de forma automatizada, sean capaces de evaluar como lo haría un profesional de la salud ¿Cómo lo utilizamos en el caso de salud mental? Es trabajar con sistemas basados en inteligencia artificial, con análisis de datos y toda la combinación de herramientas tecnológicas que permitan tomar decisiones como un profesional de la salud. La ventaja de tener estos algoritmos es que se pueden desarrollar herramientas de uso masivo, de bajo costo y de una confiabilidad alta y de validez clínica”, manifestó el investigador.
La primera fase, que ya culminó, contó con un grupo de 30 personas sin problemas de salud mental y 30 personas con alteraciones emocionales.
Así se ve una consulta con inteligencia artificial. Foto:ITM.
Convertimos todo ese conocimiento del personal experto en salud mental en conocimiento que pudiera ser entendido por el computador
“Convertimos todo ese conocimiento del personal experto en salud mental en conocimiento que pudiera ser entendido por el computador para que este pudiera evaluarla. Posterior a esto los médicos, sicólogos y siquiatras hicieron una validez de esos resultados de acuerdo con la experiencia que ellos tienen”, explicó Padilla.
Para el docente, la importancia de estas herramientas es que permiten tener un diagnóstico y chequeo oportuno sobre la salud mental de las personas, lo que podría ayudar a adelantarse a desenlaces fatales generando alertas tempranas y un chequeo previo que permita reducir los niveles de suicidios.
El experto dejó en claro que estas son herramientas que sirven de apoyo para la toma de decisiones por parte del personal médico y no es un reemplazo de los mismos.
“Es un apoyo para facilitarles el trabajo, para que puedan atender más personas y hacerlo mejor”, precisó Padilla.
Una de las formas de cuidar la salud mental es yendo al psicólogo. Foto:iStock
Para Liliana Vásquez Peláez, comunicadora social/periodista y sicóloga con amplia trayectoria en la ciudad, las ayudas tecnológicas serán bienvenidas siempre y cuando ayuden a facilitar no solo el trabajo del sicólogo o siquiatra, sino también que las personas conozcan más de su salud mental.
“Me parece muy oportuno, creo que nosotros tenemos que aprovechar todas las oportunidades que nos trae la inteligencia artificial y los desarrollos tecnológicos para poder avanzar. Si cada persona pudiera tener herramientas para empezar a identificar en qué situación emocional se encuentra ayudaría mucho para ser más asertivos en el acompañamiento terapéutico, porque indudablemente la situación emocional la debería aprender a manejar cada una de las personas”, opinó Vásquez.
La profesional en salud comparó estas herramientas con la función que hace un reloj digital cuando las personas salen a trotar, que les marcan los niveles de presión y ritmo cardíaco, los que les permite tener más autoconocimiento.
indudablemente la situación emocional la debería aprender a manejar cada una de las personas
En cuanto al aporte a los profesionales, la sicóloga destacó la importancia de tener herramientas que aporten a validar qué está pasando o en qué grado o momento emocional está la persona, lo que permite identificar rápidamente la manera en la que mejor puede ser acompañada.
Aclaró, sin embargo, que ningún algoritmo o herramienta tecnológica va a reemplazar la importancia que tiene el humanismo en la atención a estas personas, ya que, para ella, cada persona es un universo propio.
“Una máquina no alcanza a garantizar que la información que le depositen sea real. Una persona sociópata o sicópata tranquilamente puede entregar información falsa para dañar el algoritmo. Si pueden enredar a un siquiatra real, son capaces de hacerlo con una máquina. Por eso el profesional en salud siempre será necesario, porque pueden analizar el lenguaje no verbal, analizar su situación simplemente viendo su forma de vestir en la consulta, que es una habilidad que se adquiere. Muchas veces la vestimenta cuenta lo que la persona no quiere contar”.
Lo que sigue
Cuenta el docente del ITM que la primera fase de este proyecto permitió identificar de forma satisfactoria diferentes niveles de las emociones, por lo que se espera en las siguientes fases ampliar la identificación de otros problemas de salud mental.
Sin embargo, se requiere buscar financiación para poder seguir con estas etapas.
“Cuando hablo ampliar las fases, me refiero a incluir niños, personas entre 40 y 50 años, personas de la tercera edad y personas de todos los niveles socioeconómicos. Eso nos permitirá hacer un desarrollo más robusto”, manifestó Padilla.
Las fases que ya se han hecho han requerido inversiones de unos $400 millones, por lo que para lograr un óptimo avance se requerirían entre $1.000 y $2.000 millones, debido a que será más masivo y requerirá mayor personal profesional para consecución de datos y evaluación de los mismos.
“A partir del momento de consecución de los recursos y se surtan los trámites necesarios de Ley, podríamos tener resultados preliminares entre cuatro y seis meses y tener toda la investigación terminada en no menos de dos años”, puntualizó el investigador.