Johan Nicolás Reina perdió su ojo derecho luego de que los restos de una aturdidora le alcanzaran el rostro. A sus 22 años y con un hijo a cargo, este bogotano había salido por segunda vez a manifestarse en el marco del paro nacional y regresó a casa con un daño que ahora impacta cada espacio de su vida.
“Sucede que cuando es en el rostro es mucho más notable. Todo esto genera un sentimiento de mutilación. Está faltando algo del cuerpo”, explica John Jairo Tapias, odontólogo y protesista maxilofacial antioqueño que diseñó una prótesis ocular para Johan Nicolás.
“Cuando alguien tiene una mutilación facial afecta su autoestima y su parte psicológica, pero no solo eso, sino la percepción de las demás personas”, añade.
A medida que avanzaba el paro nacional y se sumaban las afectaciones a manifestantes, Tapias tomó la decisión de contribuir desde su formación académica.
Por medio de redes sociales hizo un llamado a quienes hubiesen tenido lesiones oculares durante las marchas y se dispuso para hacerles una prótesis gratuita.
Así fue como se conoció con Reina, una de las trece personas que lo han ado hasta ahora.
Te queda solo un ojo. Tienes que cuidarlo.
Con corte al 28 de junio y tras dos meses del paro nacional, Temblores ONG y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) registraron 83 víctimas de agresiones oculares. Más de la mitad se dieron solo en Bogotá y el 93 por ciento de los lesionados fueron hombres.
Lo anterior significa que cada día, en promedio, al menos una persona en Colombia ha resultado con esta lesión desde el 28 de abril.
Algunas han buscado la ayuda de Tapias, pero como él explica, la falta de recursos económicos para trasladarse a Medellín les ha impedido concretar la realización de la prótesis.
“Esta iniciativa ha tenido en mí un gran impacto porque me acerqué a una realidad que poco se menciona y es la de todas esas lesiones que se generan en las marchas y que, principalmente, son ocasionadas por la fuerza pública”, explica el protesista maxilofacial.
Los costos
Hay un patrón en las personas que han ado a Tapias: todas son menores de 25 años, de escasos recursos y no tienen trabajo o viven de la informalidad. Algunas son estudiantes. Ninguna tiene la capacidad económica para costear los tratamientos.
Solo la prótesis ocular cuesta entre un millón trescientos mil y un millón quinientos mil pesos, sin considerar las evaluaciones médicas que se realizan para el diseño que requiere cada paciente. Pero este es tan solo el punto final.
Cuando se pierde un ojo, primero hay que estabilizar toda la cavidad ocular. Lo anterior implica cirugías, tratamiento de las posibles fracturas y de las cicatrices. “Es un costo difícil de decir porque cada paciente tendrá condiciones diferentes que van a requerir un tratamiento previo particular”, explica Tapias.
Cuando es en el rostro es mucho más notable. Todo esto genera un sentimiento de mutilación. Está faltando algo del cuerpo.
Además de lo económico, también están las implicaciones psicológicas y sociales. Hay nuevas limitaciones para la persona que pierde la visión por uno de sus ojos debido a las alteraciones en el campo visual, lo cual se traduce en reaprender acciones cotidianas. Adicional a esto, se da una sobrecarga.
“Te queda solo un ojo. Tienes que cuidarlo” es lo que dice Tapias a sus pacientes.
Johan Nicolás Reina fue la segunda persona en recibir la prótesis ocular gratuita. Hasta ahora van cuatro: dos de Bogotá y dos de Medellín, entre los que se encuentra un migrante.
Aunque debe tomar precauciones, Reina continuará con su trabajo de domiciliario en plataformas digitales mientras espera su graduación como gestor istrativo del Sena. “Quiero hacer todo lo que hacía. Seguir con más fuerza que antes. Se me hace mal el limitarme o tratar de limitarme para hacer las cosas”, sostiene.
Por el momento, agradece la posibilidad de haber recibido el procedimiento gratis: “Ahora estoy más tranquilo. Me da esperanza para afrontar todo”.
LUISA MARÍA VALENCIA
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO
MEDELLÍN