Una de las medidas que los habitantes de Medellín y su área metropolitana no han echado de menos después de levantada la cuarentena obligatoria ha sido el pico y placa vehicular.
De hecho, con la adopción obligada del teletrabajo en una gran cantidad de empresas, las instituciones educativas cerradas y las oficinas públicas con solo un 30 por ciento de aforo, el flujo vehicular se ha reducido en un 20 por ciento y los niveles de contaminación han bajado.
Pero la coyuntura generada por la pandemia del coronavirus también ha puesto a pensar a las autoridades en la eficacia del pico y placa convencional en la movilidad de la ciudad y de los municipios del valle de Aburrá.
Aunque dejarlo o cambiarlo es una decisión que depende de cada uno de los diez alcaldes del área metropolitana, en la Alcaldía de Medellín se mueve fuertemente la idea de abordar la discusión de una vez por todas.
Lo claro es que tenemos que revaluar el pico y placa como medida que desestimule la demanda de compra de automotores
"La pandemia es una coyuntura, pero lo que está ocurriendo es lo que debería suceder: Tener más medidas de ‘ecociudad' y que haya una racionalización del uso del transporte privado. Lo claro es que tenemos que revaluar el pico y placa como medida que desestimule la demanda de compra de automotores".
Esa es la opinión de Juan David Palacio, director del Área Metropolitana del valle de Aburrá, la autoridad ambiental de la región y la encargada de implementar el llamado pico y placa ambiental durante los dos episodios anuales de alerta que ocurren cada año Medellín y los otros nueve municipios.
Es un hecho que en la Alcaldía de Medellín, en la Secretaría de Movilidad, específicamente, también creen –con base en cifras recientes– que el pico y placa convencional se debe revaluar como una medida que desestimule la compra de automotores.
De acuerdo con la más reciente encuesta 'Origen-Destino', del 2017, en promedio están ingresando 100.000 nuevos automotores por año al valle de Aburrá
De acuerdo con la más reciente encuesta 'Origen-Destino', que data del 2017 y que se realiza cada cinco años, en promedio están ingresando 100.000 nuevos automotores por año al valle de Aburrá.
"En el valle de Aburrá teníamos para el año 2000 aproximadamente 324.000 automotores rodando. Desde el año 2001 en adelante, en promedio cada año se estaba incrementando en 30.000 automotores nuevos. Pero esta dinámica empieza a cambiar de manera drástica a partir del año 2008. Ese año, en promedio, se estaba incrementando alrededor de 100.000 automotores por año", asegura Palacio.
Según esa misma encuesta, hoy el parque automotor del valle de Aburrá está cercano al millón 750 mil vehículos. Debido a este aumento, cada vez se tiene mayor congestión y el ciclo de conducción se ve interrumpido durante lapsos más largos: se pasó de tener recorridos de 15 minutos a 45 minutos e incluso más.
Es posible otra opción, como lo cree el alcalde Daniel Quintero, y es tener un pico y placa una vez cada 15 días, por 24 horas.
"La medida funcionó a corto plazo, pero a largo plazo no es la solución. El pico y placa que tenemos hoy se tendrá que revaluar, si es necesario tener más días y si tener más días por el contrario desestimula esa compra de carros", agrega Palacio.
Y añade: "Es posible otra opción, como lo cree el alcalde Daniel Quintero, y es tener un pico y placa una vez cada 15 días".
Hasta el día de hoy, antes de la cuarentena, el valle de Aburrá normalmente ha tenido una medida de pico y placa convencional de dos dígitos diarios para vehículos particulares, de lunes a viernes. En época de episodios ambientales, esa medida rige también para motos de cuatro tiempos y para los vehículos de transporte de carga.
La interrogante ahora es si no es pico y placa, ¿cuál es la medida? Desde la Alcaldía de Medellín y el Área Metropolitana se están contemplando varias. Las más importantes, además del pico y placa cada 15 días, son:
Cobros por congestión. La medida impacta de manera directa el bolsillo del propietario del vehículo y es una forma de evitar que las personas vean los automotores como un atractivo para circular.
Consiste en demarcar unas ‘fronteras’ y si que quiere cruzar a ciertos lugares se tiene que pagar. Lo que se busca es que las personas utilicen más el transporte público, masivo y colectivo, que se puedan subir al metro, al bus, incluso a taxis y bicicletas y así no pagarían ese cobro.
Zonas Urbanas de Aire Protegido (Zuap). Consiste en delimitar unos puntos para regular el ingreso de vehículos particulares y motos. Solo a esos sitios podría ingresar el transporte público y los ciudadanos de a pie o en bicicleta. La primera sería el centro de Medellín.
Zonas de Estacionamiento Regulado (ZER). Ya existen estas zonas de parqueo. Se piensa en aumentar las tarifas o eliminarlas por completo en algunas zonas.
Fortalecer el uso del transporte público. Es la columna vertebral en materia de movilidad. La entrada del metro de la 80 va en esa dirección.
Uso de la bicicleta. Promover su uso a través de programas como Encicla.
No solo es tener tecnología que sea más limpia
El director del Área Metropolitana, Juan David Palacio, advierte que la discusión sobre movilidad y medidas para hacerla más ágil no debe avanzar solo en términos de tecnologías más limpias, es decir, si usar motos y carros eléctricos.
"Estos ayudan a mejorar la calidad del aire, pero no acaban con la congestión”, sostiene.
Por eso, propone que el cobro del impuesto vehicular sea revaluado por el Gobierno nacional y se haga el cobro por contaminación.
"Hay que avanzar –dice–en medidas que impacten la calidad de vida y del aire"
ORLANDO LEÓN RESTREPO ESCOBAR
Editor de EL TIEMPO
Medellín
@oleonn84