Las víctimas del cártel de Medellín están en el anonimato, tras 24 años de la muerte de Pablo Escobar, el narcotraficante más temido de la historia. No hay un plan de memoria ni un censo real de los muertos, heridos o viudas que dejó la guerra de la droga.
En Medellín hay 13 ‘narcotours’ y todos muestran al capo como un ícono. Ninguno habla de los 623 atentados que causaron la muerte de 402 civiles, de los 550 policías asesinados, de los 70 muertos y 600 heridos que dejó el atentado contra la sede del DAS en Bogotá, en 1989; tampoco de los 111 pasajeros que murieron por la bomba que estalló en el avión de Avianca, ese mismo año.
Por ello, estudiantes de Periodismo de la Universidad Eafit crearon
narcotour.co, un portal que narra a través de audios, videos y fotos algunas de esas historias de las víctimas que han sido invisibles.
Mauricio Builes, docente y editor del proyecto, contó que alumnos de sexto semestre, que
no vivieron la época del narcotráfico, buscaron a las víctimas del cartel de Medellín y encontraron que, después de 30 años, todavía tienen miedo: muchas se negaron a hablar y es, precisamente, porque no hay memoria histórica.
“Sienten lo que les ocurrió como si fuera ayer pero no han procesado el dolor porque nunca lo han contado”, indicó.
El portal, que en un poco más de un mes alcanzó 27.000 visitas, sirve como guía para que las personas vayan a los sitios emblemáticos por su cuenta y conozcan la historia, a través de la voz de sobrevivientes y testigos.
Entre las historias que se leen está: “Pasadas las seis de la tarde del 16 de febrero de 1991, justo cuando terminaba una de las corridas de la Feria Taurina de Medellín, estallaron 150 kilos de dinamita reforzada con metralla, escondidos en un Mazda del F-2. (…) El atentado dejó 18 muertos y 128 heridos”.
En la página se encuentran relatos de familiares de los muertos, como el de Santiago Salazar, hermano de una de las víctimas de la masacre del bar Oporto (Medellín), en el que fallecieron 16 personas: “Yo no existo como víctima”, es lo que cree Salazar.
Para el proyecto, los estudiantes entrevistaron a 19 sobrevivientes. Incluyeron a Bogotá porque está ciudad también fue marcada por el narcotráfico con atentados contra del edificio del DAS, el de la carrera 15 con calle 93 y en el barrio Quirigua, así como por el homicidio de magistrados, policías y periodistas.
Angy Lorena Rivera, una de las estudiantes, contó que antes de hablar con los sobrevivientes conocía muy poco de Escobar. “Sabía que Pablo era narcotraficante, pero no que hizo tanto daño ni que las víctimas aún temen porque no han tenido reparación”.
La alumna afirmó que muchas personas todavía defienden la ideología de Escobar y que él se convirtió en una religión. “Es un trabajo muy valioso porque nosotros mostramos ese lado B, dándoles voces a las víctimas”, resaltó.
Cada año, a la capital antioqueña llegan miles de turistas a conocer su historia y a visitar los sitios más emblemáticos: el edificio Mónaco, en el que vivió con su familia; la casa donde lo mataron en el barrio Los Olivos; la cárcel La Catedral, la misma que el narcotraficante construyó y escogió para estar recluido, pero de la que después se fugó, entre otros.
Interés por el capo
La Universidad Eafit hizo una investigación sobre los ‘narcotours’ tradicionales e identificó que
de cada diez extranjeros que llegan a El Poblado, siete preguntan por Pablo Escobar y que ese interés creció por la serie ‘Narcos’, de Netflix. De acuerdo con el análisis, en Medellín hay cuatro narcotours oficiales y nueve clandestinos, ninguno de los 13 tiene un relato de las víctimas. Los extranjeros pagan desde $ 60.000 hasta $ 3 millones, el más caro es guiado por Jhon Jairo Velásquez, ‘Popeye’, quien lleva a los turistas a los sitios emblemáticos y les cuenta la historia en primera persona.
DEICY JOHANA PAREJA M.
Redactora de EL TIEMPO
En Twitter: @johapareja
Medellín