Pérdidas por $1.6 billones reportaron los sectores productivos del departamento de Nariño durante el pasado mes de enero, como consecuencia del deslizamiento de tierra en la vía Panamericana, por eso, las autoridades y dirigentes gremiales le insistieron al Gobierno Nacional en la rápida declaratoria de la emergencia económica y social.
Así lo revela un completo diagnóstico elaborado por la Cámara de Comercio de Pasto, según el cual la producción diaria en el mismo mes en la región se vio afectada hasta en la suma de $ 28.447'688.889.
Las dramáticas cifras se conocen un mes después de que Nariño quedara aislado con el resto del país, a raíz del derrumbe registrado a la altura del municipio de Rosas, en la carretera que conecta al departamento con el resto del país.
Según la revelación del presidente ejecutivo de la entidad, Arturo Ortega Cornejo, “más de un billón 600 mil millones de pesos se calcula que son las pérdidas que tiene Nariño en el primer mes de este año”.
A lo anterior se suma el incremento en la cancelación de matrículas de establecimientos comerciales en la Cámara de Comercio de Pasto, que también advirtió sobre la acumulación de deudas y pasivos por parte de los comerciantes y empresarios nariñenses, quienes señalaron con preocupación que las ventas disminuyeron hasta en el 60 por ciento en solo un mes.
No obstante, el alto potencial agrícola del departamento, el sector sufrió un fuerte impacto, ante la falta de apropiadas vías de comunicación, para sacar los productos hasta los principales mercados del resto de Colombia.
Los cultivadores de papa (Nariño tercer productor en Colombia) señalaron que los principales problemas que enfrentan son los sobrecostos del flete de transporte, la pérdida de mercado y la falta de regulación del precio.
A su vez los 39.000 caficultores que cuentan con 53.600 fincas cafeteras y un área sembrada de 35.700 hectáreas, cuantificaron las pérdidas en $ 5.500 millones, principalmente por estar represado en las bodegas el producto de exportación.
El sector ero anunció pérdidas por valor de $4.800 millones, por la disminución de la producción de a en el 40 por ciento, retraso en el pago de obligaciones, incremento en el costo de insumos hasta en el 60 por ciento y el aumento en los fletes.
Por su parte el sector de la construcción que se constituye en las dos últimas décadas en motor dentro de la economía regional, registró pérdidas por $ 2.000 millones, mientras que 1.000 empleos directos se debieron suspender en 85 proyectos de vivienda activos en la ciudad de Pasto.
De acuerdo con el informe, el renglón de los combustibles con su subsector minorista, al 15 de enero ya sufría una disminución en las ventas equivalente a los $ 20.000 millones, al tiempo que los sobrecostos ascendieron al 80 % por el desabastecimiento de la gasolina, la falta de almacenamiento estratégico y los altos costos del gas.
El transporte no se ha podido mover
Otro sector que se vio muy debilitado fue el del transporte, según el reporte entregado por el gremio de los taxistas, las pérdidas ascienden a los $ 4.425 millones.
Para el gremio de los camioneros la situación también resulta muy compleja, si se tiene en cuenta que 1.200 tractomulas no se han podido movilizar por las vías alternas, ya que solo fueron habilitadas para vehículos livianos, y las pérdidas ya se cuantifican en $ 20.000 millones diarios.
El sector lechero durante el mes de enero estimó las pérdidas en la suma de $ 5.500 millones, “teniendo en cuenta la leche derramada y la disminución de ingresos por parte de los productores”.
No menos grave es el panorama para el sector avícola, en el que 173 familias productoras se han visto directamente afectadas porque para llevar el alimento hasta las granjas se requieren 40 camiones sencillos y otro número de vehículos para la distribución de las dos proteínas de mayor consumo en el departamento.
Hasta el turismo ha sufrido las consecuencias por el cierre de la vía Panamericana, porque hoteles, restaurantes, agencias de viaje, operadores, guías, artesanías y propietarios de atractivos señalaron que durante ese mes la operación estuvo por debajo del 10 por ciento, debido a los elevados costos en servicios públicos y las dificultades para el ingreso aéreo y terrestre de pasajeros.
En las calles de Pasto, aunque las largas filas de vehículos y motocicletas en las estaciones de servicio ya no se observan, los que si aumentan son el desespero y la angustia de muchos habitantes como lo expresó el pequeño comerciante Arturo Morales: “estamos al borde de la quiebra, al negocio no entra nadie porque no hay dinero y todos los productos de la canasta familiar están por las nubes”.
MAURICIO DE LA ROSA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
PASTO