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El misterio detrás de la muerte del italiano Giacomo Turra en procedimiento policial en Cartagena
Hace 26 años falleció Giacomo Turra. El caso, pese a tener varios fallos, deja muchas interrogantes.
En septiembre de 1996 la muerte del italiano Giacomo Turra en Cartagena dio mucho de qué hablar. El turista murió a causa de una golpiza, causada, al parecer por un grupo de policías. Según la necropsia y el acta de levantamiento de la Fiscalía 41 de Cartagena, Turra, quien estaba bajo el efecto de alucinógenos, tenía golpes en todo el cuerpo, muchos de los cuales resultaba imposible que se los hubiera podido autoinflingir, por ejemplo laceraciones de arrastramiento en espalda y frente, fuerte golpe en el mentón. Foto: Archivo / EL TIEMPO
Habían pasado algunos minutos desde que el reloj marcó las 11 en punto de la noche del 3 de septiembre de 1995. En el sector de Bocagrande, Cartagena, los comensales del restaurante Mee Wah que disfrutaban de la velada fueron sorprendidos por la entrada de un joven visiblemente agitado que se dirigió al patio del establecimiento. Nadie lo sabía, pero ese asustado joven de rasgos europeos moriría esa noche.
Su nombre era Giacomo Turra, un joven estudiante de filosofía de 24 años oriundo de Padua, Italia, y su muerte haría tambalear las relaciones diplomáticas entre Colombia e Italia.
Testigos aseguran que Turra se escondió mientras suplicaba por ayuda. Su estado era de total alteración. Aún se desconoce quién o quiénes lo perseguían. Nadie entendía lo que decía, por lo que decidieron llamar a la Policía.
La narración de los testigos da cuenta de que el joven fue agarrado por la pretina del pantalón mientras era brutalmente sometido por las autoridades. El forcejeo fue tal que desprendieron el lavamanos del restaurante a golpes.
Según la versión de los policías involucrados, a Giacomo finalmente lo suben a la patrulla de la Policía para llevarlo al Hospital de Bocagrande donde le suministraron un calmante por su estado de agitación.
Yo nunca he visto ni veré un proceso tan mal manejado
No obstante, el abogado Moisés David Meza, miembro de la Comisión Colombiana De Juristas (CCJ), señala que la versión de la médica Amira Fernanda Osorio indica que no se le aplicó ningún calmante.
“Según los documentos y registros de las declaraciones de la doctora esto no ocurrió así –señala el jurista–. Cuando llegan al Hospital, los policías le piden ese calmante pero ella se niega porque lo ve muy golpeado, con sangre en su rostro, sugiere que es mejor atenderle esas lesiones”.
Las declaraciones de la médica dejan ver que el joven italiano se encontraba en el suelo de la camioneta de policía atado de manos y pies. Sostuvo que lo veía respirar con dificultad, pero estaba vivo.
De inmediato, los agentes se llevaron a Giacomo Turra hacia la estación de Policía. Ya era la madrugada del 4 de septiembre.
Desde que se subieron a la patrulla hasta su regreso al Hospital de Bocagrande, testigos señalan que pasaron alrededor de 40 minutos. Los agentes de la policía llegaron de nuevo para que se le prestara la atención necesaria a Turra, pero el dictamen médico señala que llegó sin signos vitales.
Lo que ocurrió en ese lapso de tiempo entre la salida de la patrulla del hospital y su regreso con el cuerpo de Giacomo es hoy, 26 años después, un misterio.
El caso de Giacomo Turra, aunque se dieron varias audiencias y los cinco policías involucrados fueron absueltos, aún aguarda por una sentencia que lo aclare todo, pues aún hay puntos ciegos dentro de la investigación y el proceso.
El reporte de necropsia entregado por Medicina Legal indica que Giacomo Turra sufrió varios golpes en la cara, una herida abierta de 2 centímetros en el mentón, hematoma en el lado derecho del rostro, golpes en el cuello y heridas en tórax y abdomen.
Sin embargo, las autoridades mantuvieron su versión de que el joven murió por causa de una sobredosis por el consumo de sustancias psicoactivas que además lo obligaron a darse golpes él mismo.
Juicio de los cinco policías involucrados en el caso. Todos fueron absueltos por la Justicia Penal Militar. Foto:Archivo EL TIEMPO
Ante la presencia de los testigos y las declaraciones de varios expertos, en el país empezó a crecer la versión de un nuevo caso de abuso de la fuerza por parte de la autoridad.
No obstante, registros de EL TIEMPO dan cuenta de que en noviembre de 1995 se llevó a cabo un debate organizado por la Comisión Segunda del Senado de la República, donde el director de la Policía de aquel entonces, general Rosso José Serrano, defendió la diligencia policial.
Tras ese debate se decidió exonerar a los policías. Sin embargo, indica el registro de prensa, el ministerio italiano de Asuntos Exteriores pidió a su embajador en Bogotá, sco Galeano, que expresara al Gobierno su preocupación por las declaraciones.
La muerte de Turra ocasionó que el gobierno italiano suspendiera un acuerdo de cooperación judicial, y hasta se convocaron manifestaciones en Roma y en Padua.
La actual senadora por Cambio Radical, Daira de Jesús Galvis Méndez, fue quien le prestó su asesoría como abogada a la familia Turra.
“Yo nunca he visto ni veré un proceso tan mal manejado –recuerda la senadora–. Yo llegué al caso por un amigo mío que tenía relación con el embajador de Colombia en Italia. Le comenta el caso, le pide ayuda, y él me pone en o a mí con la familia”.
Daira se mantuvo en o con el médico Sixto Turra, el padre de Giacomo, quien le otorgó el poder para empezar con el proceso y esclarecer lo que había pasado.
Según las primeras indagaciones, se conocieron algunas versiones en las que se indica que los policías involucrados dejaron el cuerpo en el hospital y de inmediato fueron hacia el apartahotel Los Delfines, donde vivía Giacomo, y le plantaron cocaína.
“Durante el juicio reconocieron que plantaron eso –señala la abogada–. Ellos dijeron que lo habían hecho por miedo, por todo lo que pasó. Es que dicen que el joven se golpeaba solo, que todas esas heridas se las produjo él. Hubo hasta exámenes que dijeron que tenía heridas en el colón”.
Además, se pudo comprobar que el cuadrante en el que se dan los hechos no era de competencia de los policías involucrados.
En marzo de 1996, la Justicia Penal Militar abre investigación en contra del sargento segundo Raimundo Llanos, el cabo segundo Cristian Rodríguez Gaviria, el patrullero Guillermo Gómez Jiménez, y los agentes Jorge Luis Mendoza Pasos y Víctor José Díaz Sánchez.
La defensa de los policías siempre se centró en que Giacomo había consumido sustancias que lo llevaron a agredirse él mismo, pues, señalaron, durante el operativo en el restaurante el joven se golpeaba contra las paredes.
“Había testimonios de las personas que habitaban en el apartahotel, del Hospital de Bocagrande y hasta de Medicina Legal diciendo que los policías los habían ido a amenazar –manifiesta Moisés Meza–. Pero esto nunca lo tuvo en cuenta la justicia militar, es que fue un grave error pasarlo a allá”.
Hubo hasta exámenes que dijeron que tenía heridas en el colón
Informes de Medicina Legal indicaron en el primer examen que no había rastros de ninguna sustancia en la orina de Giacomo. No obstante, hubo dos informes más, uno donde se hablaba de cocaína y otro de marihuana, lo que también representa que hubo inconsistencias.
La abogada Galvis presentó durante el juicio una grabación que compromete a varios funcionarios de Medicina Legal que manipularon las muestras de Turra, pero estas no fueron tenidas en cuenta.
“El Estado es una maquinaria que, se supone, debe velar por la vida de los ciudadanos –reflexiona la senadora–. La actitud de la procuraduría, que el Estado no haya indagado más, los testigos, todo, todo muestra que hubo una falla”.
El 30 de septiembre de 1998, la Justicia Penal Militar decide absolver a los cinco agentes ya que, según peritaje realizado, la víctima tenía una proporción alta de alcohol y sustancias que pudieron llevar a su muerte.
Un examen expedido desde Italia por el médico Maurizio Borsatto indicó que Giacomo Turra siempre había presentado un excelente equilibrio psíquico y físico, pero, nuevamente, fueron certificados que no tuvo en cuenta la parte que evaluaba la situación de los agentes.
No se pudo determinar nunca si la presunta ingesta de alcohol y drogas causó la muerte y no hay un análisis de los golpes.
Durante el proceso con la justicia militar, se solicitó que la prueba de orina utilizada como muestra de Giacomo fuera comparada con el ADN de Sixto Turra y poder mantener esa prueba en el proceso, pero el examen fue negado.
El abogado de la CCJ señala que, según el informe forense que la Justicia Penal Militar nunca tuvo en cuenta, Giacomo murió por politraumatismo severo con trauma craneoencefálico severo, formación de edema cerebral y hemorragia subaracnoidea.
Daira Galvis, en registro fotográfico de las audiencias de aquel entonces. Foto:Archivo EL TIEMPO
Es decir, Giacomo Turra habría muerto por causa de los golpes que le produjeron una inflamación y hemorragia interna.
En 1999, un tribunal militar confirmó la sentencia que absuelve a los agentes y el caso quedó en pausa hasta el 2001, cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) decide tomar el caso para su evaluación.
“El protocolo de necropsia dice que él muere por los golpes –resalta Moisés–. La misma CIDH ha dicho que la justicia penal militar no es la idónea para investigar cuando se habla de abusos de derechos humanos, es por esto que deciden reabrir las indagaciones”.
Moisés David Meza es el encargado de velar por el proceso de Giacomo Turra desde la CCJ ante la CIDH.
El jurista señala que desde el 2011, la Corte Interamericana tiene toda la documentación y la revisión lista para dar una sentencia pero aún no lo hace. Es decir: hace 11 años se espera un pronunciamiento sobre el caso que ocurrió dos décadas atrás y aún no se da.
“La CIDH tiene todo listo pero no emite nada –protesta Moisés–. Tiene un atraso procesal en términos de emitir decisiones y este es uno de los casos que lleva más atraso. Hasta el 2011 se encuentran agotados todos los procesos para que entren a decidir del caso y no lo han hecho”.
Según el abogado, desde la CCJ velan por el seguimiento del proceso, pues es urgente tomar una decisión al respecto. Una de las personas más interesadas era Sixto Turra, quien murió hace pocos años sin saber lo que realmente pasó con su hijo.
La noticia de su muerte se conoció en 2016 mediante una carta, pero se desconocen las causas y la fecha exacta del deceso.
“El señor creía mucho en el proceso y que todo se iba a resolver –recuerda Daira–. Él quería mucho a su hijo, quería saber cómo pasaron las cosas pero el Estado nunca facilitó la forma para esclarecer esos hechos”.
En 1997, el escritor y periodista Germán Castro Caycedo publicó el libro ‘La muerte de Giacomo Turra’, donde recoge versiones en Colombia e Italia que permitieran acercarse a la verdad sobre el caso. No para dar un veredicto, solo para que el lector saque sus conclusiones.
Dentro de los hallazgos más interesantes del libro se encuentra que el entonces empleado de la istración del edificio donde vivía el italiano, Julio Londoño, fue amenazado por los policías.
Portada del libro 'La muerte de Giacomo Turra' del escritor y periodista Germán Castro Caycedo. Foto:Archivo particular
Londoño tuvo que recibir asilo en Italia y en alguna declaración a los medios señaló que “vivo escondido en Italia después de haber testimoniado en contra de un grupo de agentes corrompidos”.
También cuenta con declaraciones de la entonces pareja de Giacomo, quien dice que “la cosa más característica en él es que siempre estaba desequilibrado, por excesos por un lado y por el otro. Tenía altibajos muy continuos entre la alegría y la tristeza. Era depresivo”.
Steffano González, amigo de Giacomo, señaló que “le gustaba bastante el whisky. Algunas veces llegaba a la facultad por la mañana y nos decía: vamos a tomar (…) En una oportunidad tuvo problemas en un bar y el dueño lo sacó de allí a golpes”.
Luego de la muerte de Sixto Turra es casi nulo el o de la familia con el proceso. Solo esperan una respuesta.
“Es entendible la desesperanza de la familia –aclara Moisés–. No solo los policías son responsables, sino que el Estado colombiano nunca hizo lo suficiente para profundizar en el tema, no solo es que judicialice e investigue, sino que tampoco le dio un recurso a la familia para que pudiera investigar”.
Sobre los policías involucrados en el caso no se volvió a tener ninguna noticia luego de ser dejados en libertad.