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¿Sabe a dónde van las toneladas de papa que se importan cada año?
Campesinos dicen que no es justo que un país que produce 2’700.000 toneladas al año esté importando.
Serían más de 100 mil productores afectados por la crisis de la papa en Boyacá. Foto: Foto: César Melgarejo / CEET
El año pasado entraron a Colombia 58.616 toneladas de papa provenientes, en su mayoría, de países como Bélgica, Alemania y Holanda.
Y aunque esa cifra puede ser escandalosa, lo cierto es que no se compara con la producción nacional, que tiene un promedio de 2’700.000 toneladas anuales.
Sin embargo, para los gremios agricultores no tiene sentido que se importe este producto, teniendo en cuenta que este es un país papero e, incluso, hay sobreproducción.
Pero, más allá de esta polémica y la discusión sobre la crisis del gremio, que se vio agravada por las consecuencias de la pandemia del covid-19 y que llevó a los campesinos boyacenses a vender sus bultos a orillas de carretera, la realidad es que la papa importada no se consigue en las centrales de abasto ni en las tiendas de barrio. Esta es procesada y llega al país congelada.
Las toneladas de papas procesadas son vendidas en algunos almacenes de cadena listas para fritar, aunque también hay papa nacional en estas superficies que es comercializada de la misma manera. Para esto se utiliza la R12-negra, también conocida como diacol capiro.
Cientos de bogotanos llegan a los peajes o en las propias carreteras de Cundinamarca para comprarle directamente los productos a los campesinos de la región, golpeados por la crisis económica que vivimos en esta dura pandemia. Foto:EL TIEMPO
De hecho, la importada, explicaron expertos consultados por EL TIEMPO, es muy similar a la capiro, que es una de las más producidas y consumidas en el país.
En ninguna central de abastos se puede conseguir papa importada, pues todas las variedades que se manejan en estos lugares son en fresco. Sin embargo, hay una excepción en Nariño, donde por la cercanía con el Ecuador se dan algunos intercambios.
La importada, además, se puede encontrar en puré instantáneo, en chips, dependiendo de la marca, y en franquicias de restaurantes, en especial los de comidas rápidas que tienen sus fábricas de suministros en el extranjero.
Y aunque en Colombia producimos muchas más toneladas de las que entran, es muy poca papa la nuestra que se vende congelada. Una de las razones de esta situación es que alrededor el 85 por ciento de la producción es por parte de pequeños campesinos.
Lo que pasa con las papas importadas es que el sabor en boca es un sabor limpio, una textura neutra. No tiene esas propiedades fuertes de la local
Leonel Jaramillo, chef de Fedepapa y quien creció en el mundo de la agricultura, explica que una de las principales razones de nuestra papa no se use en grandes cantidades para la industria es la falta de tecnificación.
"Al campesino le ha dado miedo tecnificarse" y "transformar productos", a pesar de que nuestra papa tiene características formidables para los procesos. No obstante, agrega que falta mucha asesoría técnica por parte del Estado para que desarrollen estas técnicas.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre la papa que viene del extranjero y la nuestra?
En el país, según Fedepapa, hay un registro de más de 120 variedades, de las cuales 56 son comerciales. Y cada una de las regiones paperas tiene su especialidad.
Por ejemplo, en la región cundiboyacense hay pastusa, criolla, capiro, entre otras; en Antioquia se destaca la nevada y en Nariño hay 16 variedades de criolla.
Según Jaramillo, las diferencias entre el producto nacional y el importado son el sabor y el tamaño, que se derivan de las técnicas de producción.
Jaramillo resalta que las tierras colombianas tienen “características maravillosas” en cuanto a nutrientes, lo que permite sentir sabores más ferrosos. Además, los cultivos nacionales son más artesanales, mientras que en Europa y Estados Unidos son industrializados.
Algunos campesinos se han estado ubicando en las orillas de la vía Tunja-Bogotá para vender sus papas, pero no todos, pues algunos viven en zonas muy apartadas de Boyacá. Foto:Foto: Cesar Melgarejo / CEET
Esto afecta directamente el sabor: “Lo que pasa con las papas importadas es que el sabor en boca es un sabor limpio, una textura neutra. No tiene esas propiedades fuertes de la local”, comenta el chef.
En ese sentido opina Pedro Briceño, un reconocido empresario de la papa en Boyacá que se ha dedicado a recuperar especies nativas desde hace 12 años. Dice que “la que producimos acá son variedades que son muy conocidas y tienen un sabor agradable, mientras que la importada de Europa y otros países, esa papa no tiene casi sabor en comparación con la que tenemos acá en Colombia”. Y enfatiza que la de otros países es “insípida”.
Los tamaños también son otra diferencia. El chef Jaramillo apunta que se pueden encontrar en Europa y Estados Unidos variedades de hasta 12 centímetros gracias a que utilizan “demasiado” nitrógeno en la siembra y emplean variedades de crecimiento acelerado. Y advierte que los químicos que se utilizan para la conservación hacen que el sabor cambie.
Por su parte, las colombianas, en las mejores cosechas, podría llegar a 10 centímetros.
Y aunque para los expertos la colombiana es mucho mejor que la producida en otros países, gracias a las técnicas artesanales y a la falta de químicos, muchos restaurantes prefieren la extranjera por el bajo costo, sin importar que, según ellos, tengan que utilizar saborizantes a la hora de ofrecer el producto al consumidor, algo que no se necesitaría con la que producen los campesinos colombianos.
A comienzos de noviembre la crisis de los agricultores de Boyacá se visibilizó cuando los campesinos de Boyacáempezaron a vender los bultos de papa a orillas de la carretera entre Tunja y Bogotá desde 7.000 pesos. Hace un dos meses, el mismo bulto valía 50.000 pesos.
Si bien el covid-19 afectó las dinámicas de consumo de los colombianos, lo que desató la crisis, detrás de los precios bajos también están las exportaciones, el alto costo de la producción, la falta de subsidios y de información del campo en general. Incluso está la sobreproducción, que es una consecuencia del desempleo en municipios como Ventaquemada.
Ante la problemática, el Gobierno anunció un subsidio de 30.000 millones de pesos para los agricultores. Además, se han hecho campañas para incentivar el consumo de papa colombiana y campesinos de Boyacá han llegado a vender la papa directamente en Bogotá, sin necesidad de intermediarios.