Al dolor de la familia Contreras Montes por el crimen de su hijo de 18 años, a manos de sicarios, en Santiago de Chile, se suma la tragedia por falta de recursos para repatriar el cuerpo y darle cristiana sepultura.
En Santiago de Chile, sicarios apagaron la vida de Neider Enrique Contreras Montes, un joven cartagenero que había viajado al país austral, con su esposa en estado de embarazo, en busca de un mejor futuro y huyéndole a la miseria en la cual vivía en Cartagena de Indias.
Se fue escapando de la pobreza y la violencia en Cartagena, pero la muerte lo alcanzó en Santiago de Chile
Esta familia habita en un humilde habitación en el barrio El Líbano, en la zona sur oriental, conocida como el corredor histórico de pobreza de la ciudad, conformado por una veintena de barrios, en inmediaciones de la Ciénaga de la Virgen.
Neider se había marchado con su mujer el pasado 27 de febrero huyendo, además, de una ciudad acosada por el crimen, la extorsión y en medio de una guerra de bandas criminales por el control de las rutas del narcotráfico.
Sin embargo, el fantasma de la muerte lo alcanzó el pasado viernes 16 de junio en la capital austral, y en su propia casa.
“El viernes por la noche él me llamó. Estaba contento porque estaban bañando al bebé recién nacido. Estaba en la casa con la mujer, el bebé y su suegra. Me contó que estaban felices porque el niño estaba sano y bonito, yo les di la bendición por teléfono y colgamos”, señala en diálogo con EL TIEMPO Lilia Inés Montes Vera, madre de la víctima.
Esa fue la última vez que Lilia habló con su hijo. Era su único barón, el hijo del medio. Hoy le quedan una joven de 22 años y una adolescente de 17, y un dolor profundo por la pérdida de Neider Enrique, a quien recuerda como un buen hijo.
Neider Enrique Contreras Montes se había ido a vivir con su novia de 17 años en el 2002. Los dos jóvenes habían arrendado una habitación en el barrio El Líbano, cerca a la habitación donde vivían sus padres con sus dos hermanas.
“Cuando la mujer quedó en embarazo, él estaban muy mal de trabajo. Se iba a rebuscar en las madrugadas en el mercado de Bazurto cargando bultos, pero eso no le alcanzaba, porque el niño venía con problemas de salud”, narra Lilia.
Entonces vino la propuesta de sus suegros que llevaban viviendo un par de años en Chile.
“A comienzos de año les propusieron que ambos se fueran para allá, que ya le tenían un trabajo a Neider. Malvendió la moto en $ 1.300.000 y se fue con su mujer ya casi por parir. Allá se dedicó a ayudarle a su suegro en una venta de frutas y verduras”, dice inconsolable la madre cartagenera.
Pero el pasado viernes 16 de junio, antes de a medianoche, después de hablar con su hijo, y haberle dado su bendición desde la distancia, recibió la llamada de su nuera.
“Primero me dijo que a él le había dado un paro y que lo habían llevado al hospital. A los 10 minuto me llama para decirme que le habían disparado en un brazo y una pierna pero que ya estaba en el hospital y que se iba a recuperar”, recuerda.
La víctima habría recibido 9 disparos del sicario
En la madrugada le entregaron otra versión.
“Ya después me llamó la suegra de mi hijo para decirme que nada habían podido hacer los médicos para salvare la vida. Me dijo que un sicario había entrado hasta la casa, que mi hijo estaba en el baño, y que allá le había disparado cinco veces. Minutos después me volvieron a llamar y dijeron que los médicos señalaron que el cuerpo tenía nueve impactos de bala”
Al dolor por la pérdida del joven se suma la tragedia económica de esta familia para poder repatriar el cuerpo y darle cristiana sepultura.
“Nos dicen que valen 20 millones de pesos los trámites legales y el traslado del cuerpo pero nosotros no contamos con esos recursos", dice doña Lilia que pide el apoyo de los colombianos de buen corazón.
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John Montaño
Corresponsal de EL TIEMPO
Cartagena
En Twitter: @PilotodeCometas