Aranzanzu, un pequeño municipio ubicado al norte de Caldas, es conocido por tener los índices más altos de incidencia de trastorno bipolar en el país. Además, porque entre sus pobladores hay una tendencia genética a otras enfermedades mentales como depresión y esquizofrenia.
Informes mundiales indican que los trastornos bipolares se registran en un 2 por ciento de la población. Según la Dirección Territorial de Salud de Caldas, alrededor del 5 por ciento de esta población tiene algún tipo de trastorno bipolar, cifra elevada para un lugar con 11.500 almas.
Ni aunque se esté en cuarentena sus estrictos controles médicos y medicación deben detenerse, porque de ellos depende su compensación y, por ende, su bienestar y el de sus familias.
Desde el hospital San Vicente de Paul, que opera en la cabecera municipal, se encargan de hacer seguimiento permanente, pero es en Manizales donde está el psiquiatra que les atiende. Se trata de Felipe Agudelo Hernández, quien una vez por semana se vale de las videollamadas de WhatsApp para atenderlos.
“Con los s me veo cada miércoles, mi especialidad es la psiquiatría de niños y adolescentes, pero ante la necesidad de atención valoro a personas de todas las edades”, explica Agudelo.
Y es que aunque para el médico las teleasistencias son un gran apoyo en medio de la pandemia, muchas situaciones hacen evidente lo importante de la presencia en la atención de enfermedades mentales.
Por un lado, están las personas de edad media y avanzada con dificultades de conexión a internet, y por el otro, lo niños más a quienes es difícil mantener concentrados 30 minutos.
“La virtualidad es una herramienta útil para estos momentos en que aumentan los síntomas ansiosos, depresivos y el estrés. Es válido porque, de alguna manera, hay contención emocional y compensación de las patologías, pero la consulta presencial para la salud mental es irreemplazable porque hay algunas conductas del lenguaje preverbal, los gestos y las miradas, que se escapan a través de la pantalla”, comenta.
La pandemia trajo consigo retos en todos los aspectos, no solo es atender consultas por teléfono o videollamada, sino también esperar que del otro lado se cuente con las herramientas para hacer su parte.
“Hay muchos niños que están al cuidado de los abuelos, entonces es a ellos a quienes hay que enviar las fórmulas para hacerlas autorizar y mucho no entienden cómo hacer el proceso con sus EPS por internet, así que hay que ayudarles con eso. Así es con las EPS que están cumpliendo, caso distinto es con las que no”, apunta. Con las que no cumplen, por ejemplo, son las que tienen la mayoría de pacientes de Aranzazu, casi todos pertenecen al régimen subsidiado y están afiliados a Medimás.
“Las EPS han sido las grandes ausentes de este proceso, en el municipio, por ejemplo, la formulación ha tocado con muestras médicas que yo envío o con medicamentos que se consiguen los mismos profesionales del hospital, o que compran las familias, porque mientras las EPS autorizan, el paciente termina siendo estabilizado en el hospital que es de primer nivel”, indica el psiquiatra.
Este médico atiende a más de 60 personas a la semana, no solo de Aranzazu, sino de otros municipios –incluyendo Manizales–. Para lograr atender al total de la población, los atiende en consulta una vez por semana, 12 distintos cada miércoles, y el resto del trabajo le queda al médico del hospital local y a la psicóloga.
“Estamos en o con ellos, los llamamos y así logramos identificar si están en crisis o empiezan a sentir ansiedad, si están descompensados y los intervenimos”, precisó Luz Marina Alzate, psicóloga del hospital San Vicente de Paul.
Para estar atento a sus llamados, desde el hospital se dispuso una línea de emergencia, tres para medicina general y dos para salud mental. Gracias a esta atención, no hay gran número de personas atendidas por descompensación.
El llamado de ambos profesionales es el mismo: cuidar la salud mental. Realizar actividades que sean de agrado, no consumir excesiva información negativa y fortalecer los lazos familiares, pues son las personas del hogar las que primero podrán tender una mano.
LAURA USMA CARDONA
Para EL TIEMPO
MANIZALES