Las autoridades ambientales en el departamento del Meta establecieron una estrategia para ponerle freno a la tala de bosques, que comprende tres acciones.
El pago por servicios ambientales como un mecanismo para proteger y conservar los bosques en pie, la reconversión de proyectos productivos que no son compatibles con el bosque y la reforestación de las zonas devastadas.
Los registros de las autoridades ambientales señalan que, desde el año 2013 hasta lo corrido del presente año, se han talado más de 200.000 hectáreas de bosques nativos, de los cuales, durante los primeros seis meses de 2020, se devastaron 27.000 hectáreas.
Los parques naturales Tinigua, Picachos y La Macarena, del Área de Manejo Especial de La Macarena, son los más afectados por la deforestación, especialmente para vender madera, hacer potreros, producir ganadería extensiva y cultivos de coca.
Y mientras los campesinos, a través de organizaciones como la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina, señalan que el Gobierno nacional les ha incumplido con el programa de sustitución de cultivos, las autoridades responsabilizan a las disidencias de las Farc de promover la deforestación para sembrar cultivos de uso ilícito.
El gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, señaló que la deforestación es una prioridad que se debe combatir a los criminales que tumban bosque para sembrar coca.
La estrategia para ponerle freno a la motosierra, denominada Alianza Sur del Meta, la acordaron Parques Naturales Nacionales, la corporación ambiental Cormacarena y la Gobernación del Meta.
Andrés Felipe García Céspedes, director de Cormacarena, aseguró que “en la reforestación, aplicamos la gran meta verde de sembrar 10 millones de árboles a lo largo de estos cuatro años en todo el territorio metense”.
Expresó que, a esta gran apuesta también se han sumado las alcaldías de La Macarena, Uribe, Vista Hermosa, Puerto Rico y Mapiripán que trabajarán mancomunadamente para ofrecerle mayores garantías y mejores oportunidades laborales a los campesinos de esta zona, para lograr la recuperación económica, social y ambiental de las familias rurales del sur del Meta.
Este tipo de ayudas -agregó García- históricamente no habían llegado con firmeza y resultados contundentes, como ahora se pretende llegar a través de la gran Alianza Sur del Meta, para mitigar los impactos que deja el flagelo de la guerra y de las zonas abandonadas por el Estado.
NELSON ARDILA ARIAS
Para EL TIEMPO
VILLAVICENCIO