Un nuevo e inesperado capítulo se abre dentro del complejo escenario del conflicto armado en Tumaco, en Nariño, puesto que la minería ilegal ahora contamina a uno de sus principales ríos, mientras que el narcotráfico se reactiva después de dos años de crisis cocalera por la disminución del precio de la coca.
Cuando toda la atención de las autoridades estaba puesta en la explotación indiscriminada de la minería ilegal por los grupos armados ilegales en los tres municipios del triángulo del Telembí, ahora se conoce que esa actividad ilícita se extendió hasta la zona rural del municipio de Tumaco.
Así lo indicó el asesor de la Red de Derechos Humanos del Pacífico de Nariño, Uberley Ramírez, quien dijo que “hoy en territorios que no habían sido explotados con intención minera como Tumaco, de estructuras armadas ya tienen alrededor de nueve máquinas, solo contando el río Mejicano”.
En este municipio de la costa Pacífica nariñense hace muchos años se había entendido que su vocación minera había desaparecido.
Pero las comunidades de cinco veredas que habitan en la zona ribereña ya han puesto en conocimiento de las autoridades, el grave fenómeno de erosión sobre el citado río por causa de la minería ilícita en busca del oro.
“Esto pone en riesgo la pervivencia y la vida en su entorno ambiental de la comunidad indígena eperara siapidara que vive en esta zona”, precisó.
Estimó que esa erosión ya ha avanzado unos diez metros en la antigua ribera del río, “allá los compañeros manifiestan que la explotación minera irregular no lleva más de un año y medio”.
De esa explotación minera ilegal de la que pocos sabían en Tumaco, se cree que se produjo porque desde el río Mejicano se puede navegar hasta el río Telembí, “entonces la exploración minera en la región empezó a expandirse a manos de una estructura armada”, que se cree sean las disidencias de las Farc, las mismas que controlan las rutas del narcotráfico por vía marítima en el océano Pacífico.
Hoy, con la presencia de ese grupo armado en el río Mejicano la minería ilegal ya es un hecho, la misma que surgió siete meses después de la crisis cocalera.
“Sin embargo, ya había otras prácticas de explotación minera no con maquinaria pesada, que venía avanzando desde Roberto Payán, siguiendo el afluente del río Patía”, declaró, por lo que esa conexión fluvial ha permitido que esa práctica minera empiece a bajar hasta Tumaco siguiendo las riberas de los ríos.
Las consecuencias ya las comienzan a pagar los pobladores afrodescendientes e indígenas en la zona, quienes sufren el deterioro en su salud, especialmente brotes en la piel y fuertes dolores estomacales.
Hay reactivación gradual de la coca
En contra de quienes hoy defienden la tesis de que en Tumaco y toda la costa Pacífica persiste una crisis cocalera, el líder social piensa que por el contrario se registra una “reactivación gradual progresiva de la coca, pero incisiva del negocio del narcotráfico”.
Subrayó que así lo demuestran las incautaciones de coca que durante el último mes han hecho las autoridades en la región, donde a través de intersecciones marítimas han logrado interceptar embarcaciones y submarinos con más de 16 toneladas del alcaloide.
Cree además que con la lucha frontal que contra el narcotráfico adelanta el gobierno del vecino país del Ecuador en la zona costera.
“Esto hace que empiecen a retornar no todos los grandes carteles de la droga de México, pero si unos pocos han venido aquí con una misión clara de apoderarse del negocio y despachar mucha coca que no se había enviado hasta Centro América y Brasil”, añadió.
Dijo que su preocupación es que el nuevo flujo de capital con dineros del narcotráfico recrudece el conflicto armado en el territorio. “Hoy con la reactivación del narcotráfico en el Pacífico, pensamos lamentablemente habrá un incremento en los hechos de violencia y de vulneración de los derechos humanos”, señaló.
Pero el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, opinó distinto cuando advirtió que “la coca ya no es negocio, la gente está aguantando hambre en este territorio, eso es real”.
El mandatario seccional declaró que “en Tumaco y en la costa norte de Nariño hay una depresión económica porque la coca ya no es negocio”.
Casi en el mismo sentido la alcaldesa del municipio costero de El Charco, Diana Milena Palacios, asegura que “la coca se acabó, el hambre llegó”, y añade que los habitantes se están desplazando hacia otras localidades por los duros enfrentamientos que se están registrando entre grupos armados que se disputan las rutas del narcotráfico.
MAURICIO DE LA ROSA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
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