Los detalles desconocidos del secuestro de 'Mane' Díaz: una pesadilla con esperanza

Después de 13 días de secuestro en las montañas de la Serranía del Perijá, Luis Manuel Díaz Jiménez llegó la tarde del jueves, 9 de noviembre, a su casa en Barrancas pidiendo un plato de chivo asado con yuca.

El padre del famoso futbolista Luis Díaz, estrella de Liverpool y de este pequeño pueblo del desierto guajiro, tuvo que esperar por su banquete de libertad y solo pudo beber sorbos de suero Pedialyte por el rigor del cautiverio.

(Lea: Luis Díaz y su padre rompen en llanto: sentido encuentro a su llegada a Colombia)

Su pesadilla comenzó el pasado sábado 28 de octubre, cuando, al salir de tanquear su carro en una gasolinera del pueblo guajiro Barrancas con su esposa Cilenis, unos hombres en moto lo interceptaron. Tras una persecución de las autoridades, la mujer fue dejada en libertad, pero el ‘Mane’ Díaz, como le dicen sus amigos y vecinos, fue llevado por las trochas del desierto rumbo a la Serranía, en los límites de Venezuela.

La noticia corrió desde las calles de Barrancas hasta las de Liverpool. El padre del famoso futbolista de la Selección Colombia había sido raptado y durante estos 13 días su suerte estuvo no solo en los rezos de su familia y de todo el país sino, en los titulares de los medios nacionales e internacionales, que siguieron paso a paso su odisea, que terminó el jueves.

A su llegada a su casa de Barrancas, que parece una mansión en el desierto, con Barbecue, al lado de la piscina, el padre del futbolista, de 56 años, ya respiró más tranquilo, rodeado de su esposa, su padre Jacob, hermanos, primos, sobrinos y amigos.

Instantes previos, había descendido de un vehículo JeepWrangler Unlimited blindado, de color negro, que es propiedad de la familia. Entró a la mansión en medio de la algarabía hasta que el portón se cerró.

Atraídos por la curiosidad, los presentes le preguntaron por esos momentos que vivió en el campamento de la Serranía del Perijá y el ‘Mane’ les fue relatando su odisea.

Casi no durmió las 12 noches de secuestro. "A pesar de que el trato fue bueno, no me sentía muy cómodo, se me hizo muy difícil. Yo había estado en la montaña con mis viejos; soy un hombre de montes de sierra, pero era una historia diferente”, contó.

Los guerrilleros del Eln que lo tenían lo hicieron caminar bajo la lluvia y las plagas, por montañas que en años no había conocido.

Precisamente tanta caminata, seis días en total (cuatro para internarlo en el Perijá y dos para entregarlo a la comisión humanitaria) le habrían provocado una lesión en la rodilla, por lo que fue necesario vendar la zona afectada.

“Estaba un poco demacrado, cansado y cojo. Cojo, porque lo habían hecho caminar prácticamente dos días. Se supone que venía un poco maltrecho, malherido y cansado después de esta situación”, expresa el obispo de la diócesis de Riohacha, monseñor Francisco Ceballos.

Los tres primeros días fueron muy confusos. No sabía qué pasaba ni por qué lo tenían. Para el ‘Mane’, él es un simple entrenador de fútbol de niños de un pequeño pueblo que tiene la fortuna de tener un hijo estrella de fútbol.

Sus captores lo tenían desconectado. No tenía ni a celular ni a radio. No tenía ni idea de la conmoción en el país, ni del impacto de su secuestro en el exterior, ni el proceso de paz del Gobierno, ni de las excusas del error del Eln, ni de las gestiones de los organismos internacionales para que lo liberaran.

Tampoco pudo ver el partido que jugó su hijo con Liverpool el pasado domingo 5 de noviembre frente a Luton, ni su gol, ni la dedicatoria que le hizo al mostrar la camiseta que tenía debajo con el mensaje: “Libertad para papá”.

El ‘Mane’ les contó a sus amigos que improvisó y les cantó versos vallenatos a sus captores, preguntándoles cuándo era el día tan anhelado en que lo iban a liberar, pues presentía que su secuestro podía “ir para largo”.

Pero las gestiones de la iglesia y el Gobierno, que ha repetido que no pagaron un peso, dieron sus frutos esta semana y el jueves fue recogido por un helicóptero en un punto de la Serranía por una comisión humanitaria.

"Recibí la noticia por el jefe del grupo que me tenía, de que me quedaban pocas horas para mi liberación, pero que tocaba hacer una caminata larga. Me motivé, me sentí feliz, más tranquilo a pesar de que tenía una molestia en la pierna que me impedía caminar como lo hice los días anteriores", cuenta.

“Cuando llegó el grupo de rescate y me tomaron de la mano, tuve que llorar para desahogarme. La verdad me sentí muy feliz", dice.

Monseñor Ceballos, quien participó en la acción humanitaria como vocero de la iglesia católica, agrega otros detalles con respecto al encuentro con los captores del ‘profe’ Luis Manuel.

“El o (con los guerrilleros) fue prácticamente sin cruzar muchas palabras. Fue una cortesía saludarlos, darles la mano, pero sin mediar palabras. Más bien con los de la ONU, ellos hablaron un poco, con nosotros más bien poco y no era nuestra misión entablar una conversación con ellos, sino rescatar de una vez y rápidamente a la persona”, precisa el religioso.

A la presunta participación de alias Patricia en el secuestro y liberación de Díaz Jiménez, el obispo apunta desconocer esta información, ya que, durante el rescate, alcanzó a divisar solo hombres con pasamontañas que cubrían sus rostros.

Además, las autoridades tratan de identificar en sus investigaciones si uno de los motorizados que siguió y posteriormente interceptó la camioneta en la que se desplazaba ‘Mane’, tras salir de la gasolinera, tiene un tatuaje en su pierna izquierda, tal como se logra registrar en las cámaras de seguridad del sector.

Sin embargo, en la mañana de este sábado, la Policía Nacional informó que había capturado a cuatro personas que estarían vinculadas al secuestro de Luis Manuel Díaz, padre de Juis Díaz, el jugador del Liverpool y de la Selección Colombia.

Los capturados fueron Andrys Alcides Bolívar Bolívar, alias Andrys, jefe de la red que se hace llamar 'los Primos'. De igual forma, fueron capturados Marlon Rafael Brito Bolívar, Brayan Javier Morales Sanjuan y Yerdinson José Bolívar Bolívar, integrantes de esta estructura.

La aeronave aterrizó primero en Valledupar donde abrazó de nuevo a su esposa y se desahogó en llanto. Habló con su hijo, que estaba a punto de salir a jugar un partido y regresó a Barrancas, donde lo esperaba todo un pueblo en fiesta.

Marlan Aparicio, amiga de los Díaz Marulanda, cuenta que le dio duro estos días. “Está débil, un poco agotado, no se le ve el carisma que lo caracteriza, pero sí está bien. Gracias a Dios está en su casa, con la familia. Aquí ya la preocupación y el estrés bajaron. Se siente que ‘Mane’ está en su tierra”, señala.

“El municipio de Barrancas tiene felicidad, hay una alegría. Una alegría que callamos. Teníamos pensado hacer una celebración más fuerte, pero también nos pusimos a pensar que hay personas que todavía están en poder del secuestro. La idea es hacer algo sencillo y darle un mensaje de esperanza a esas personas que están esperando a sus seres queridos en sus casas”, manifestó Donys Segura, comerciante del sector.

'Mane’ aseguró que no se va de su pueblo, ya que allí tiene a toda su familia, a su padre y los restos de su madre que reposan en esta población, así como sus demás seres queridos que viven en este municipio.

“Pienso que el Gobierno me ha brindado un respaldo impresionantemente fuerte y grande y confío que la seguridad me va a dar para estar en Barrancas. En ningún momento ha pasado por mi mente que este sea el final. Ahora es cuando más debo hacer el esfuerzo y sacrificio para que mi escuela y mi fundación, que es del pueblo y del país, siga, continúe trabajando como lo veníamos haciendo anteriormente”, dice Luis Manuel Díaz, mientras espera que se recupere para volver a comerse un chivo asado.

Deivis López Ortega

Enviado especial de EL TIEMPO a Barrancas

En X: DeJhoLopez