Han sido cinco días de dolor e incertidumbre. Las familias de los 14 mineros que quedaron atrapados tras la explosión de una mina de carbón el lunes, en el municipio de El Zulia, Norte de Santander, se han venido desmoronando en la medida en que recuperan los cuerpos sin vida de estos hombres, pues la esperanza de que haya sobrevivientes cada vez es menor.
Hasta este sábado, esta emergencia, que se habría presentado por la acumulación de gases, había dejado siete víctimas, y los organismos de emergencia seguían en la búsqueda de otros ocho cuerpos.
Si bien, oficialmente, los desaparecidos no han sido declarados como muertos, las autoridades han informado a sus familiares que las esperanzas de encontrarlos con vida son casi inexistentes, teniendo en cuenta que la explosión provocó un derrumbe en la mina y quedaron bajo tierra. Además, los gases en el interior de la mina que quedaron en el ambiente tras el accidente son mortales.
De hecho, las labores de búsqueda y rescate se demoraron en iniciar para no exponer a los rescatistas.
El viernes, desde la Agencia Nacional de Minería (ANM) informaron que se estabilizaron las concentraciones de gas metano en el interior del lugar y la estructura.
Esto facilitaría las labores de búsqueda y rescate, y se espera que este fin de semana culminen.
Sin embargo, la ANM informó ayer que hasta que no se tenga activo y habilitado el sistema de bombeo, no habrá ingreso de socorristas para realizar labores de búsqueda.
Para las labores de rescate se establecieron tres turnos de ocho horas en los que participan más de 70 socorristas y 12 expertos del grupo de salvamento minero.
La primera víctima de esta tragedia minera falleció el miércoles. Esta persona, que resultó herida porque en el momento de la explosión estaba entrando a la mina, iba a ser trasladada a Bogotá por la gravedad de sus heridas, pero un par de horas antes del viaje falleció.
Las demás víctimas han sido halladas desde el jueves en la madrugada, tras el trabajo de los organismos de emergencia, que hicieron presencia en el lugar tras la explosión.
Esta sería una de las emergencias más graves en lo que va del año, teniendo en cuenta que a comienzos de 2022, en Ráquira, Boyacá, fallecieron 15 personas tras un accidente.
Esta situación vuelve a abrir el debate sobre la necesidad de seguir trabajando en la seguridad minera, teniendo en cuenta que en la última década han fallecido 1.306 personas que ejercen este oficio, tal como lo reveló un informe publicado en este diario el domingo 22 de mayo.
De hecho, con respecto a otros países mineros de la región, Colombia está muy por encima del promedio de muertes.
En 2021, en Chile y Perú, fallecieron 12 y 63 personas, respectivamente, mientras que en nuestro país fueron 148.
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