A las 3:30 de la mañana se levanta Laura Gómez* para ir a buscar los casos covid-19 de Barrancabermeja, uno de los lugares con más casos positivos de Santander.
A esa hora deja preparado el almuerzo para sus dos hijos -que hace más de 4 meses no abraza por prevención- sale de su casa vestida de pies a cabeza con traje de protección anti fluidos, una bata, gafas, tapabocas y una careta en acrílico.
A esa hora Barrancabermeja registra unos 33 grados centígrados, pero con el pasar de las horas la temperatura puede llegar a los 40 grados y el traje se va haciendo más incómodo, pero es la única garantía para no contagiarse.
“Me siento como un astronauta, cuando me recogen en el carro para ir a hacer los domicilios la gente se asoma por las ventanas y me mira raro, al principio mis vecinos me huían, pero ya se han acostumbrado a verme así”, dice Laura.
Esta barrameja de 39 años trabaja hace una década en un laboratorio clínico en el puerto petrolero, pero nunca imaginó que su labor la iba a poner en la primera línea de esta pandemia.
Antes de marzo de este 2020, Laura llegaba a las 6 de la mañana al laboratorio y comenzaba sus labores tomando muestras de decenas de pacientes que llegaban a hacerse los exámenes de rutina.
Pero desde que se inició la pandemia, el laboratorio comenzó a hacer pruebas rápidas de covid-19 y, para evitar que los pacientes fueran hasta el lugar, implementaron la toma de muestras a domicilio.
Laura desafía diariamente a este virus, pero su labor es determinante para la búsqueda activa que están realizando en el distrito y que se ha convertido en una de las claves para evitar el colapso de las pocas unidades de cuidados intensivos que tienen en Barrancabermeja.
Laura sabe que podría contagiarse en cualquier domicilio, el más mínimo error podría costarle la vida, es un trabajo que pocos estarían dispuestos a hacer, pero del cual ella se siente muy orgullosa porque sabe que está sirviéndole a sus vecinos, familiares, amigos, a la gente del distrito que la vio nacer.
“Siempre nos movilizamos en el vehículo especial para domicilios, vamos con toda la protección y por eso no le tengo miedo al covid, porque sé que con esta protección estoy segura pero la gente piensa que yo soy el covid andante”, dice Laura entre risas.
Y es que cuando llega a alguna casa los vecinos del lugar la miran con temor, “me pasó que unas señoras estaban afuera en la vivienda aledaña de la que iba a tomar la muestra, me vieron bajar y esas señoras salieron corriendo como si hubieran visto un fantasma, como si yo las fuera a contagiar”, enfatiza Gómez.
Aunque por protocolo debe entrar a la vivienda del paciente, muchas personas no la dejan pasar de la puerta. Le ha tocado tomar pruebas en la calle porque les da miedo que ella pueda llevar el virus, incluso le ha tocado tomar muestra a través de una ventana.
Laura no olvida una mañana que una paciente la persiguió con alcohol en aerosol desinfectándola, “esa señora nos echó alcohol hasta en los ojos, yo daba un paso y ahí mismo estaba echándome, le faltó fue echarme a la lavadora”, cuenta mientras sonríe.
La gente piensa que yo soy el covid andante
Visitar más de 40 casas y empresas diarias donde hay sospecha de coronavirus es una labor que Laura ama hacer y para lo que se necesita pasión y mucho valor pues desafiar el virus diariamente no es un trabajo para todo el mundo.
Pero este no es el único trabajo de Laura, además de tomar las muestras, ella es mamá de dos niños de 13 y 17 años.
Llega a su casa y lo primero que hace es quitarse el traje con el que ha soportado altas temperaturas, se baña y se desinfecta. Siempre trata de tener todos lo cuidados y de tocar sigilosamente lo necesario para evitar los mayores os con las superficies de su casa.
“Debo volver a casa a mediodía, sirvo el almuerzo y me pongo a hacer tareas con mi hijo menor. Trato de no tocar mucho las cosas de la casa, y hace meses que no los abrazo, eso ha sido lo más duro de esta pandemia”, dice Laura.
Ella sabe que usar todos los protocolos de bioseguridad que le dan en el laboratorio es vital y que sin ellos ella tal vez no pudiera estar contando esta historia y estaría aislada o peor aún, en una UCI, como muchos de los pacientes a los que visita.
“Hago un llamado a todos los ciudadanos, deben usar tapabocas, deben lavarse las manos, eso no es un juego. Diariamente visito muchos pacientes que terminan siendo positivos y no saben cómo se contagiaron, esto no es un juego”, repite varias veces.
En Barrancabermeja hay 1.375 casos, 59 de ellos están en una clínica y 40 fallecieron. Es el segundo municipio de Santander con la cifra más alta de positivos y el primero que vuelve a la cuarentena estricta por los próximos 12 días.
*Nombre cambiado por petición de la fuente.
MARÍA ALEJANDRA RODRÍGUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
BUCARAMANGA