El corazón de Antioquia es verde, por sus montañas y el colorido de la sorprendente biodiversidad que lo engalana. Un corazón que está instalado en lo más profundo de un valle, surcado por el Río Aburrá-Medellín, y que se extiende en 60 kilómetros de longitud.
Ese corazón palpita al unísono de los diez municipios del Valle de Aburrá, a ritmo acelerado como lo ha sido su crecimiento urbano, al igual con el afán de la integración, la articulación y la prioridad de construir cada día un futuro fundado en la equidad, la solidaridad, el orden, la participación, el trabajo conjunto y el apoyo mutuo.
El área metropolitana del Valle de Aburrá, zona central del departamento, es la gran líder de la región porque su propuesta de compartir el desarrollo en todo el territorio la ha convertido en un esquema asociativo exitoso para el país y Latinoamérica.
Esta subregión, que significa más del 68 por ciento de la economía del departamento, se conformó en una figura que lleva su mismo nombre: Área Metropolitana del Valle de Aburrá, una entidad de derecho público-istrativo, que ha sido modelo de planificación económico y social para el desarrollo de los municipios que la conforman.
Los efectos de la conurbación
Hace 40 años, por Ordenanza No 34 del 27 de noviembre de 1980, la Asamblea Departamental de Antioquia creó el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, integrada por los municipios de Medellín, Girardota, Barbosa, Bello, Copacabana, Itagüí, La Estrella, Envigado, Sabaneta y Caldas. Una institución para enfrentar los desafíos de una región que se desarrollaba de manera desigual, con graves problemas de conectividad física, vial, social y económica.
Fue la primera entidad pública de este tipo en el país, y por 36 años el municipio de Envigado no hizo parte de este esquema asociativo, que ordenó la ley, con el propósito de responder al fenómeno de la conurbación, que desde el Siglo XVIII se dio con la migración campesina que desbordó los centros urbanos.
El crecimiento poblacional fue tan acelerado, que en la reforma Constitucional de 1968, se incorporó el concepto de áreas metropolitanas, que más tarde se consolidó con la Ley 61 de 1978 o Ley Orgánica del Desarrollo Urbano.
Tan solo en 1968, la subregión contaba con 1.100.000 habitantes, hoy supera 3,7 veces la población, según el Censo del Dane, de 2018, que contabilizó 3.726.219 ciudadanos metropolitanos.
Dinámicas como esta exigían soluciones conjuntas, y en eso el Área Metropolitana, como autoridad de transporte público metropolitano, autoridad ambiental en lo urbano, al igual que ente articulador de planificación e integración del territorio, de acuerdo con la Ley 1625 de 2013, se ha convertido en referente de desarrollo en el Valle de Aburrá, de Antioquia y de Colombia, lo que ha permitido cumplir de manera ejemplar el principio de la equidad, con los municipios más pequeños en población y por supuesto en recursos.
Intervención equitativa
La intervención unificada y equitativa del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en los territorios que la conforman, ha estado presente desde sus inicios como agente articulador de la región, con el fin de generar oportunidades de desarrollo sostenible y sustentable a los habitantes metropolitanos, pero ante todo se empeña en ofrecer una mejor calidad de vida, desarrollo humano y territorial que permita superar los desequilibrios y favorecer el crecimiento ordenado, y la ejecución de grandes proyectos.
Uno de los grandes logros, atribuibles a la figura de las áreas metropolitanas, es la descentralización del poder, que además le ha dado a los entes territoriales una mayor autonomía en sus decisiones a favor del desarrollo local y colectivo.
El desarrollo del área metropolitana del Valle de Aburrá, a diferencia de otros centros urbanos importantes del país tuvo un avance tal que logró ubicarse como el segundo más importante del país, tanto en el ámbito político como económico.
Con la intervención del Área Metropolitana del Valle de Aburrá muchos de los grandes proyectos de la región y ejemplo en el país se han concretado. Las distancias entre el sur y el norte, en otrora, de recorridos extensos, hoy tiene más cerca el norte del sur.
Las fronteras entre cada una de las localidades son apenas visibles. Los 10 municipios comparten vías, sistema de transporte, y la construcción de grandes proyectos de infraestructura física y vial, la conexión ambiental y la biodiversidad.
La Avenida Las Vegas, Intercambio Vial de Carabineros, la doble calzada de la Autopista Norte, la Doble Calzada Bello Hatillo, la vía al Túnel de Occidente, el Intercambio vial de la Aguacatala, el que se construye en la Ayurá, el de la 77 en Sabaneta, uno de los viaductos más grandes del Valle de Aburrá, la primera y segunda fase de la vía Distribuidora.
Un Valle de Aburrá que tiene como uno de los temas principales de desarrollo una movilidad sostenible, competitiva y que ofrezca mejor calidad de vida a sus habitantes. Y que cuenta con un sistema de transporte masivo, metro, metro cables, metroplús, tranvía y próximamente el metro ligero de la 80, y por supuesto un sistema de transporte colectivo.
Movilidad activa
Pero no solo el desarrollo y el progreso de estas 10 localidades se mide en infraestructura vial, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha trabajado de manera constante sobre la necesidad de proteger el medio ambiente, construir una cultura de movilidad activa y sostenible, lo que propone que para 2030 el territorio sea una red metropolitana de ciclorrutas con conexiones de sistemas viales con todas las regiones cercanas.
Cuenta con un proyecto único en el mundo el Sistema de Bicicletas Públicas, Encicla, que hace parte del Sistema Integrado de Transporte SITVA y promueve un medio de transporte limpio y amigable con el medio ambiente.
Otros de los frentes de desarrollo innovador de ciencia y tecnología que el Área ha liderado, es el Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá – SIATA-.
El primer Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial (PEMOT) pionero en el país, con que se elaboró un diagnóstico integral de las condiciones que afectan la sostenibilidad territorial. El Plan Integral de gestión de la Calidad del Aire –PIGECA, que implica estrategias y acciones a corto, mediano y largo plazo para reducir las emisiones contaminantes. El Plan Maestro de Movilidad,
El Área Metropolitana del Valle de Aburrá en ejercicio de su autoridad ambiental, protege la fauna silvestre y promueve la tenencia responsable de fauna doméstica, el Plan Quebradas, el Plan Siembra que sembrará en los próximos 3 años un millón de árboles.
La construcción de colegios, parques, protección de los siete cerros tutelares del territorio, el cuidado de las cuencas hídricas, todo esto y mucho más han hecho que el progreso y el desarrollo en los 10 municipios del Valle de Aburrá se conciban como un logro y un avance conjunto, que recoge toda las sinergias territoriales durante 40 años de pensar en el área metropolitana del Valle de Aburrá como un todo, capaz de construir un Futuro Sostenible.