EPM y una innovación que cumplió sueños

En los barrios Pescador 1 y Pescador 2 de Turbo, miran al cielo y se preparan para proveerse de agua. Antes lo hacían para confirmar el estado del clima y así llenar sus canecas con agua lluvia, ahora lo hacen al escuchar las vibraciones del Acueducto Aéreo, cuando el agua pasa por las tuberías elevadas, y saben que es el momento de ir a colmar sus recipientes.

Hoy más de 700 familias reciben este servicio y una de ellas es la de Secarlos Martínez, líder del barrio Pescador 1, quien ha vivido sus 41 años en el sector al lado de su esposa Johana, su hija Valentina y su suegra Edith, dice que estos son los mejores años de su barrio: “El acueducto aéreo es una bendición que nos resolvió muchos problemas, inclusive han hecho inversiones en el barrio con negocios y viviendas porque ya saben que tenemos el servicio de agua”.

El Acueducto Aéreo, con una red elevada de más de seis kilómetros de extensión, ha cambiado el paisaje y la historia de una comunidad que accedió al agua potable después de más de 30 años de espera, debido a que sus viviendas están construidas sobre zona de manglar, lo que se traduce en condiciones de inestabilidad y poca firmeza del terreno, en este sector no era posible instalar acueducto de manera tradicional, es decir con tubería enterrada.

Cuando le preguntan por el nombre de su barrio y su profesión, Secarlos responde lo mismo: Pescador, y al recordar su mejor pesca, muestra su foto cargando un mero de 67 kilos, pero al hablar de su mayor logro, señala el “haber hecho parte del grupo de líderes que junto a los ingenieros, directivos y funcionarios de Aguas Regionales y EPM soñamos y vimos realizarse el sueño de tener acueducto en nuestro sector gracias a la red aérea”.

Antes de contar con el Acueducto Aéreo, para conseguir agua potable debían ir en lancha hasta el barrio Gaitán, donde por $500 compraba una pimpina de cinco galones, aproximadamente 22 litros.

Hoy, tomando como referencia el valor que se le factura por el servicio de acueducto, esos 22 litros le cuestan $57 y le llegan hasta su vivienda. “¡Nueve veces más barato y directamente en la puerta de la casa!”, se sorprende con la cuenta e insiste: “Por eso le digo, el Acueducto Aéreo es una gran bendición, ¡pensar que algunas veces me tocó ir hasta el Atrato por agua!”.

Fredy Mejía, gerente de EPM para Urabá, resalta la manera como este y otros proyectos transforman vidas y subraya la importancia del Modelo de Integración Territorial MIT, acuerdo técnico que produce un marco de referencia para la actuación en los procesos de articulación al desarrollo local y regional. “En Urabá, con los gobiernos, con las entidades privadas y, ante todo, con la comunidad, jugamos en equipo para aportar bienestar a nuestros habitantes y al desarrollo de la región”, comenta.

“Uno de los problemas que tiene el barrio es que las aguas negras van cayendo a las quebradas, por eso me siento satisfecho de estas obras porque son muy importantes para el bien de la comunidad”, expresa Alirio Agudelo, habitante del barrio Bello Oriente, el barrio más alto de la ciudad, donde actualmente se construye el segundo alcantarillado aéreo de Medellín, debido a las condiciones del terreno.

Del total de 1.700 metros de redes de saneamiento básico en construcción, 375 serán aéreos, doce veces y media más que el primer alcantarillado aéreo construido en 2021 en el barrio La Honda de Medellín. Además, este proyecto genera un alivio para la quebrada La Mansión y envía un mensaje de inclusión y dignidad a las familias de estos sectores que ya no tendrán los malos olores como parte de su día a día, sumando la disminución de los riesgos de salud pública que representan los vertimientos a cielo abierto.

“Estas obras hacen parte del programa Conexiones por la vida, con el que pretendemos beneficiar 14.200 viviendas de Medellín. Así mismo con este proyecto beneficiamos a 520 viviendas del sector de Bello Oriente, donde iniciamos las obras en mayo de 2021 con la instalación del servicio de acueducto y actualmente estamos realizando las obras del servicio de alcantarillado”, explica Paula Menjura, de la Dirección Comercial de Agua y Saneamiento de EPM, quien agrega: “por las condiciones del terreno, la inestabilidad que se presenta en la zona, deslizamientos o inundaciones, debimos construir el alcantarillado de forma aérea con el fin de mitigar los riesgos geológicos del sector”.

Ante el reto de prestar el servicio de alcantarillado a una comunidad asentada en el retiro de la quebrada La Mansión, los ingenieros de EPM diseñaron las redes aéreas en el margen de la cuenca El Molino, con una estructura soportada por 11 postes de energía y cimentada por 10 pilas en concreto. Así mismo, con el fin de facilitar las acciones de mantenimiento de estas redes, las obras prevén la instalación de unas plataformas tipo ménsulas para que los operarios puedan llegar al extremo superior de la estructura y realizar labores en la red en el momento que se requiera.

De esta manera, con inclusión e innovación, junto al mar de Urabá o en lo alto de la montaña en el Valle de Aburrá, EPM sigue apostando por encontrar soluciones a los retos en la prestación de los servicios públicos, lo que se traduce en mejor calidad de vida para los ciudadanos y permite sumar en el propósito empresarial de contribuir a la armonía de la vida para un mundo mejor.