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Masbosques: 20 años cuidando los bosques en Colombia
Dos décadas realizando proyectos sostenibles para mejorar la calidad de vida de las comunidades.
Hay múltiples razones para proteger la Amazonía, entre ellas, su diversa variedad de especies de plantas y animales que habitan este tesoro natural en los departamentos de Guainía, Guaviare y Vaupés, así como en toda la región Amazónica de Colombia. Este vasto territorio sirve como refugio para especies en peligro de extinción y sus bosques desempeñan un papel crucial en la absorción de dióxido de carbono (CO2). Por lo tanto, la Amazonía se convierte en un ecosistema fundamental para mantener y regular los patrones climáticos a nivel global.
En línea con lo anterior, en lo profundo de estos bosques tropicales reside otro valioso patrimonio cultural y ambiental: los pueblos indígenas, quienes participan activamente en proyectos REDD+ a través de Masbosques. Estos proyectos permiten que las comunidades indígenas lideren iniciativas de gobernanza ambiental y étnica dentro de sus resguardos y organizaciones, lo que ha resultado en mejoras significativas en la calidad de vida de cientos de familias que reciben incentivos por conservar sus bosques.
“Con la implementación de estos proyectos REDD+ buscamos mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas de la deforestación, fortalecer las capacidades de autogobierno de los pueblos indígenas e implementar acciones que contribuyan al mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades conforme a sus planes de vida y la libre determinación”, dice Jaime García Urrea, director ejecutivo de la Organización para el Manejo Sostenible de los Bosques – Masbosques.
Y es que Masbosques lleva a cabo un total de siete proyectos en la región Amazónica colombiana, todos ellos operados desde territorios indígenas. Esto refleja una colaboración estrecha con 86 comunidades de pueblos indígenas en los departamentos de Guainía, Guaviare y Vaupés, quienes están comprometidas voluntariamente en la protección y conservación de un área total de 2.644.173.111 hectáreas de bosques en pie.
En este contexto, el proyecto Awakadaa Matsiadali, implica la colaboración de nueve comunidades y cuatro resguardos indígenas en el Guainía. Su objetivo principal es la remoción de 11.302.487 toneladas de CO2 durante un período de 30 años. Otro de los proyectos es el Awakadaa Jiduaa, que involucra a siete comunidades pertenecientes al resguardo indígena de Tonina, San José, Sejal y otros en el Guainía. Este busca la reducción y/o remoción de 13.142.060 toneladas de CO2 durante un período de 30 años. En cuanto al denominado Jocū Bucūrō Apūrō, incluye la participación de tres resguardos indígenas y ASATRIMIG, en el municipio de Miraflores, Guaviare. Su propósito es lograr la reducción y/o remoción de 1.097.212 toneladas de CO2 durante un período de 30 años.
Continuando con los proyectos, Cavadacavᵾ Coreivᵾ Jocᵾ Bᵾcᵾro Rẽ, N̄ᵾjẽ N̄ecᵾvã Aiye Baquepe con AZIRPA, en el Vaupés, busca la reducción y/o remoción de 4.096.731 toneladas de CO2 durante un período de 20 años. El Makaro Ap+ro, también en el Vaupés, tiene como objetivo la reducción y/o remoción de 4.041.448 toneladas de CO2 durante un período de 30 años. En cuanto al PITUGUCAJUDE, nuevamente en el Vaupés, busca la remoción de 8.305.318 toneladas de CO2 durante un período de 30 años. Por último, el proyecto conocido como BAKA ROKARIRE ~IA TIR+~DITO, en el Vaupés, tiene como objetivo la remoción de 15.724.369 toneladas de CO2 durante un período de 30 años.
Los resultados del trabajo en equipo
En términos de resultados, Masbosques y sus aliados han logrado mejorar las condiciones de vida en comunidades como las del municipio de Taraira en Vaupés mediante proyectos comunitarios financiados con incentivos económicos obtenidos de la venta de créditos de carbono. Actualmente, están mejorando las condiciones de al menos 87 viviendas y otras 97 familias han recibido suministros básicos para sus hogares. Además, estas comunidades han participado en actividades de reforestación con árboles frutales y maderables, lo que garantiza parte de su seguridad alimentaria en el futuro.
“El programa está bien para mí como Payé. Si no hubiera recurso, no tendría maloca. Estoy agradecido con Masbosques porque, aunque no son de mi familia, me brindaron ayuda (...) En la tierra del Pirá-Paraná, los abuelos nuestros, payeses y dioses hicieron un pacto para que vivamos cuidando la selva; esto me contaron mis abuelos. Por eso se hizo la maloca para prevenir y cuidar la flora, la fauna, el río y los sitios sagrados; esta es la vida de nosotros”, explica el Payé de la comunidad indígena Piedra Ñi.
Siguiendo con las cifras, en colaboración con ACAIPI, 283 familias recibieron insumos y herramientas para sus labores agrícolas en las chagras, que son terrenos de cultivo. Asimismo, otras 12 comunidades fueron provistas con una deslizadora en aluminio brasilera y un motor fuera de borda para facilitar el transporte fluvial de personas y productos desde las chagras. También se construyeron dos pistas de aterrizaje para avionetas monomotor y se proporcionó a internet satelital a tres comunidades.
En palabras de Luz Mila Núñez, lideresa de la comunidad de Piedra Ñi, “le agradezco mucho a la Corporación Masbosques. Gracias a ellos, tenemos esta maloca donde la gente se reúne y comparte. Hoy, contamos con láminas gracias al programa de Masbosques. Mis parientes ya las tienen en sus manos, solo nos hace falta construir las casitas. En representación de todas las mujeres de Piedra Ñi, les agradezco.”
De otro lado, junto a ASATRIBVA, se adquirió un bus tipo chiva para el transporte de todos los habitantes desde la comunidad hacia el casco urbano del municipio de Mitú. Además, la comunidad de Cachivera de Tucunaré obtuvo un motocarro para el transporte de personas y productos, mientras que la comunidad de Villa Fátima construyó su casa ancestral, una maloca, como espacio de encuentro cultural.
Proyecto MAKARO AP+RO+ RO, Azatribva - La Chiva Foto:Masbosques
Ahora bien, unas 60 familias recibieron bonos familiares de reforestación para abordar necesidades básicas, 80 estudiantes fueron provistos con materiales educativos y al menos 80 familias participaron en actividades de reforestación del bosque. Asimismo, se erigieron dos casetas comunales, se mejoraron 21 viviendas, se construyeron cinco nuevas y se llevó a cabo la adecuación de una cancha de fútbol, entre otras iniciativas.
Finalmente, de la mano de AATICAM, unas 23 familias lograron mejorar sus viviendas, dos comunidades repararon su maloca o casa ancestral y en otra se construyó una nueva. Se llevaron a cabo la construcción de cuatro puentes peatonales y la adecuación de una suchiva o maloca móvil para facilitar el transporte. Por último, al menos 100 mujeres líderes indígenas fueron capacitadas en gobernanza ambiental y cuidado de los bosques.
Algunos beneficios
La implementación de los proyectos REDD+ en estos tres departamentos conlleva una serie de beneficios para el ecosistema en términos ambientales, económicos y sociales.
En términos ambientales, fomenta la conservación de los ecosistemas y la protección de la biodiversidad local y migratoria, así como la preservación de los servicios ecosistémicos y la promoción de procesos de reforestación y restauración en áreas degradadas, entre otros aspectos. En el ámbito económico, brinda formación y apoyo técnico para la gestión financiera y istrativa de los recursos del proyecto, respalda iniciativas de producción económica y desarrollo sostenible y genera empleo formal para de la comunidad involucrados en actividades del plan estratégico del proyecto, entre otros. Por último, en el ámbito social, mejora las condiciones de vida de las familias vinculadas al proyecto mediante mejoras en la vivienda y la construcción de nuevas malocas, facilita el a la educación mediante la dotación o construcción de escuelas en las comunidades, así como el pago de matrículas universitarias y fomenta las actividades culturales, tradicionales y ancestrales, entre otros factores relevantes.
Proyecto MAKARO AP+RO - Villa Fátima - Saberes Foto:Masbosques
“Durante 20 años, Masbosques ha mantenido o con las comunidades rurales de Colombia y son ellos quienes nos han mostrado que es posible construir un mundo mejor. Tenemos muchas razones para continuar trabajando en la realización del hogar que todos anhelamos”, afirma García Urrea.
Para concluir, Masbosques ha consolidado su estrategia BancO2 como la principal iniciativa de Pagos por Servicios Ambientales (PSA) en Colombia, logrando conservar más de 433 mil hectáreas de ecosistemas estratégicos en el país y facilitando la colaboración entre empresas del sector privado y entidades territoriales. Además, en asociación con empresas y autoridades ambientales, ha protegido cerca de 5.412 hectáreas mediante la siembra de 7.154.029 árboles en 28 departamentos. Finalmente, ha brindado acompañamiento a al menos 10.887 familias campesinas, 11.561 afrodescendientes y 212 comunidades indígenas para mejorar su calidad de vida a través de la conservación de ecosistemas estratégicos y la inversión de los recursos recibidos por mantener y cuidar sus bosques.