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Obituario
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Homenaje a Abdú Eljaiek, el hombre que convertía las fotografías en obras de arte
El crítico de arte Eduardo Serrano hace una semblanza del fotógrafo colombiano fallecido el 25 de marzo.
El fotógrafo colombiano Abdú Eljaiek fue un maestro del retrato. Foto: Archivo Abdú Eljaiek
El fallecimiento de Abdú Eljaiek conduce a revisar sus importantes contribuciones a la historia de la fotografía en Colombia. Su trayectoria se inicia a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, y buena pate de su producción fue llevada a cabo con medios analógicos, es decir, de cuando la fotografía era de rollo, de negativo y en blanco y negro.
De gran versatilidad Eljaiek logró importantes tomas del paisaje y de arquitectura, y como asiduo observador de la naturaleza también de plantas y hojas iluminadas de tal forma que resaltan sus venas, su tallo y su textura contra un fondo negro que acentúa su delicadeza y perfección, También hizo atractivas fotografías de aves como el águila arpía y como el gavilán en pleno vuelo, permitiendo e apreciar el simétrico donaire de sus alas abiertas y el lineal atractivo de su cola.
El fotógrafo colombiano Abdú Eljaiek. Aquí retratado por su hijo Esteban. Foto:Cortesía Esteban Eljaiek
Su interés, sin embargo, no era estrictamente documental, no se limitaba a proporcionar datos sobre los sujetos para su mejor comprensión y estudio, sino que era primordialmente estético. El cuidado que prodigaba a sus tomas así lo indica, al igual que su estricta supervisión del trabajo de laboratorio y en particular de la impresión de las imágenes,
En la actualidad puede resultar anacrónico, referirse a la fotografía desmenuzando su realización ya que el mundo digital hace casi todo automáticamente Pero no debemos olvidar que los de Eljaiek son registros que no fueron realizados con medios que ofrecieran la posibilidad de intervenir o modificar la imagen electrónicamente. Eljaiek conocía ampliamente los secretos de la buena fotografía: el control de la luz, la importancia de los contrastes, la conveniente ubicación del fotógrafo en relación con el sujeto y el fondo, la nitidez que se deriva de una justa consideración de la profundidad de campo y el viraje del color al blanco y negro, y por ello sus imágenes no solo informan, sino que sorprenden e impresionan simultáneamente.
León de Greiff en su biblioteca, en 1968. Foto:Archivo Abdú Eljaiek
A pesar de la gran variedad de sus temas, el retrato y el desnudo fueron las modalidades que le acarrearon mayor reconocimiento., Sus más logrados retratos son de la gente que iraba ,y a diferencia de otros fotógrafos de su época registró sus personajes en su entorno más característico: Eduardo Caballero Calderón y León de Greiff en sus respectivas bibliotecas, Enrique Buenaventura en un escenario, Olaf Roots dirigiendo la Orquesta Sinfónica Nacional, Rodolfo Llinás contemplando una calavera , y así sucesivamente, cada individuo inmerso en su propio mundo, vinculado con su arte o su oficio, de manera que se incrementen las indicaciones sobre sus logros y carácter.
Eljaiek utilizó con frecuencia su cámara para documentar aspectos de la realidad social del país, y sus tomas, por ejemplo, de campesinos, demuestran un ojo alerta para registrarlos en momentos y desde ángulos que subrayan la apostura de sus rasgos o el interés de sus atuendos.
En 1967 realizó una serie de fotografías de desnudos femeninos las cuales presentó en una exposición en el Centro Colombo-Americano, única entidad que se atrevió a mostrar este tipo de imágenes en la todavía puritana Bogotá. Las fotografías constituyen un verdadero logro y en algunas de ellas aparece Dora Franco –modelo que es de por sí una fotógrafa excepcional-- circundada por luces oblicuas bien definidas, que resaltan su atractiva figura,
Abdú Eljaiek consiguió un lenguaje para expresar su percepción de sentimientos y actitudes. Foto:Archivo Abdú Eljaiek
Eljaiek es uno de los muy pocos fotógrafos colombianos iniciados en la segunda mitad del siglo XX que consiguió un particular lenguaje para expresar su percepción de intangibles como sentimientos y actitudes, en una época donde las fotografías no simplemente se tomaban, como es común hoy día, sino que, como decía Ansel Adams. se hacían, puesto que el fotógrafo no solamente copiaba la realidad, sino que la analizaba y recreaba.
EDUARDO SERRANO
Crítico de arte
Para EL TIEMPO
Abdú Eljaiek, en sus propias palabras (extractos de Revista BOCAS)
El fallecido fotógrafo Abdú Eljaiek conversó con la revista BOCAS en 2021. Estas fueron algunas de sus respuestas más memorables.
¿En Líbano, el apellido Eljaiek se escribe igual?
No. Fue cosa de funcionarios que cuando le preguntaron a papá cómo se llamaba lo escribieron Eljaiek. Le agregaron El al comienzo. Él lo escribía Hayek, como el de Salma Hayek. Aunque nosotros no tenemos nada que ver con ella.
¿Qué heredó de la cultura de sus padres?
Yo no aprendí el idioma. Mis padres siempre hablaban con nosotros en español. A mi hermano le enseñó árabe una tía de mi papá que nunca aprendió español. Ella vivía en el Tolima y cuando enviudó vino a vivir con nosotros. La cultura de los inmigrantes que queda es la comida.
De los primeros fotógrafos colombianos, ¿a quiénes conoció?
A Leo Matiz. Lo conocí por su cuñado, que era su mensajero de leva. Él me mostraba las fotos de Leo de México, de María Félix. La esposa de Leo, Amparo, me dijo que Leo y María Félix habían sido amantes.
¿La esposa?
Sí, y hay que creerle. Una vez le mostré a Leo unas de mis fotos que yo había ampliado. Todas grises. Las fue pasando rápido una por una y me preguntó “¿usted las reveló con orines? Están amarillas”. Repetí las fotos y se las volví a llevar. Las volvió a mirar y se quedó con una. “Esta es muy buena”, dijo.
Abdú Eljaiek fue pionero de la fotografía de desnudos. Su modelo fue Dora Franco. Foto:Archivo Abdú Eljaiek
¡Que usted conoció a Ansel Adams!
Sí, y a Fred Weston, el hijo de Edward Weston. Un fotógrafo bárbaro. Cuando Fred vio mi cámara, me dijo “yo con esa camarita no trabajo; lo máximo es esta que me regalaron”. Era una Rolleiflex 6 por 6. Usaba película de 15 ASA, que no le daba granulado porque lo detestaba. A Adams quería preguntarle a qué máximo ampliaba. Me dijo, a un metro máximo. Le gustaba enfocar con el lente bien cerrado. De 60 centímetros a infinito estaba todo en foco. Tenía una gran ventaja: la técnica no se lo tragaba. Él medía las zonas. Las nueve que hay del negro al blanco. Se miden y de acuerdo con eso se revela. Muchos medían y tomaban la foto y no les salía nada. En cambio, Adams sacaba todos los tonos y obtenía una foto artísticamente sobrada.
Hay fotógrafos que no miden zonas y toman magníficas fotos.
Cartier-Bresson tomaba las fotos y no permitía que se le cortara nada. Otro francés que me influenció fue Doisneau. Y en pintura, me fijé mucho en Goya y Velázquez, en Rembrandt y Vermeer.
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