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Baby Grand: la increíble historia de la banda de rock que se enamoró de Fernando Botero
El disco lo diseñó el autor de carátulas de 'The Doors', John Lennon y Patti Smith: Bob Heimall.
Baby Grand y Fernando Botero Foto: Archivo particular
“Para ser honestos, la portada del disco probablemente fue mejor recibida que la música”, me confiesa con gracia Eric Bazilian, vía correo electrónico. Han pasado más de 45 años desde el lanzamiento de Baby Grand, álbum debut de la efímera banda del mismo nombre, de la que hizo parte este cantante, compositor y multiinstrumentista de Filadelfia, Pensilvania. Es que, todo hay que decirlo, probablemente no estaríamos hablando hoy de Baby Grand, agrupación de ventas magras y vida tan fugaz como un parpadeo, si no fuera porque la portada de su primer trabajo discográfico es una reproducción de una pintura de Fernando Botero, gloria nacional fallecida el viernes pasado.
Rob Hyman, compañero de Bazilian en aquella desventura, se ha enterado de la noticia luctuosa. “Es un día agridulce”, me dice. “Mi familia y yo hemos disfrutado de la obra de Botero en Manhattan durante muchos años. Fue un honor y un gran privilegio poder utilizar su arte con nuestra música”. Ni Hyman ni Bazilian disimularon la emoción de volver a hablar, tanto tiempo después, de esa fallida experiencia discográfica, nunca tan recordada como la obra del antioqueño, pero unida ya de manera insoslayable a la suya, por cuenta del diseño gráfico de esa ópera prima.
El cómo llegó una obra de Botero hasta la instancia del rock tiene como origen el año 1971 en la Universidad de Pensilvania, donde ambos músicos se conocieron. Hyman tenía por ese entonces una banda llamada Wax, de cierta importancia en el campus universitario. Tras una jam session en la que Bazilian demostró sus facultades en la guitarra y en el piano, de inmediato fue invitado a sumarse al grupo. Los otros componentes del combo eran David Kagan, vocalista, y Rick Chertoff, baterista.
El maestro caldense habló de su iración por Botero. Foto:Ruven Afanador. EL TIEMPO / Cortesía Mambo
Poco duró Chertoff en el grupo, pues su interés era trabajar en producción musical, así que decidió irse a Nueva York, donde se vinculó a la disquera Arista Records. Y una de sus primeras movidas fue, por supuesto, convocar a sus queridos ex colegas para ofrecerles un contrato discográfico. Baby Grand, banda conformada en principio en formato de trío por Hyman, Bazilian y Kagan, se decantó por un sonido de rock/pop progresivo de instrumentación brillante y exuberante, con toques de jazz (en uno de sus cortes se hace presente el saxofón del fallecido virtuoso Michael Brecker), ciertos requiebros hacia un art rock operático y toda la influencia de Todd Rundgren y de Steely Dan. De hecho, algunos de los músicos de sesión elegidos para el debut habían grabado previamente con aquel dúo neoyorkino.
Baby Grand y la obra de Fernando Botero Foto:Archivo particular
Puestos a pensar en una portada consecuente con la filosofía de la banda, tuvieron a su favor contar con los servicios de Robert “Bob” Heimall, en ese entonces director de arte de Arista. Toda una leyenda en su campo, Heimall es responsable de carátulas inolvidables en el mundo del rock, entre ellas las de Horses de Patti Smith, el póstumo Milk and Honey de John Lennon con Yoko Ono, el trabajo debut de la banda de proto-punk The Stooges y buena parte de la discografía de The Doors.
Portada de Horses, de Patti Smith Foto:Archivo particular
“Honestamente, no recuerdo con exactitud cómo sucedió todo, pero sí guardo en la memoria el haber trabajado con el enorme Bob Heimall”, me cuenta Hyman. “Rick Chertoff, nuestro productor discográfico en Arista, también tuvo que haber ayudado en ello, pero todo lo que puedo recordar es haber visto aquel arte como posible concepto de diseño para el álbum, y también que a todos nos gustó. ¡Qué afortunados fuimos de poder hacer esto en aquel entonces! En retrospectiva es bastante sorprendente, dado el valor de la obra”.
Dicha obra es el cuadro “Escena familiar” (1969), óleo sobre lienzo de gran formato de Fernando Botero. Bajo esa misma línea Botero trabajo, a lo largo de su carrera, piezas que recreaban retratos de estilo familiar, de parentelas voluminosas y sonrientes mascotas. La familia presidencial, retratos de la burguesía y hasta clanes de toreros enfundados en trajes de luces hicieron parte de lo que podría llamarse una gran serie de retratos familiares, desperdigada a lo largo del tiempo. La pieza fue adquirida en la década del 80 por el magnate portugués José Manuel Berardo, y desde 2007 se encuentra a disposición del público para su disfrute en el Museu Coleção Berardo, de Lisboa.
Baby Grand y la obra de Fernando Botero Foto:Archivo particular
La pintura parecía perfecta a la hora de plantear gráficamente lo que significaba “baby grand”, denominación que se le da a cierto tipo de piano, pero que también remite a la idea de un bebé grande. Como los dos gigantescos infantes de la obra de Botero.
En Nueva York, Bob Heimall se ha enterado del deceso de Botero gracias a mi correo. “Triste –me escribe–. Qué talento tenía”. Y así recordó la historia: “Una noche en mi apartamento estaba ojeando algunas publicaciones de arte mientras escuchaba la mezcla preliminar de Baby Grand. Después de oír varias veces el tema Never Enough, me encontré con el cuadro. Instantáneamente, me di cuenta que era perfecto para la portada. ¡Toda una descripción visual de gente que no se saciaba de comer! Investigué un poco y al día siguiente me comuniqué con el agente de Botero. Después de unos días me dieron permiso para usar la pintura en el álbum. La compañía discográfica pagó los derechos de reproducción. ¡Fue un éxito unánime!”
“Nos encantó de inmediato”, me cuenta Eric Bazilian. “Definitivamente, hicimos la conexión entre el bebé de la pintura y el nombre de la banda. Es más: es probable que hayamos bautizado al bebé 'Baby Grand' en algún momento”. La contraportada del disco, en la que aparecen los tres integrantes de la banda abajo del trencito eléctrico de la pintura de Botero, constituyó una muestra adicional de la genialidad del diseñador.
Investigué un poco y al día siguiente me comuniqué con el agente de Botero. Después de unos días me dieron permiso para usar la pintura en el álbum
El interés por las artes plásticas manifiesto en esta producción de 1977 fue ratificado un año después por la banda en su segundo y último trabajo discográfico, Ancient Medicine, para cuya portada fue elegido uno de los famosos rostros hechos de frutas y verduras del renacentista italiano Arcimboldo.
Recordaba Bazilian en alguna entrevista que con Baby Grand “hicimos un par de álbumes que obtuvieron algunos elogios de la crítica, aunque no mucho éxito comercial”. Las ventas fueron escasas, pero en medio de la desazón, Hyman y Bazilian tenían mucha música por ofrecer. Así, la vida breve del bebé grande dio paso, en 1980, a The Hooters, proyecto emblemático del rock de Filadelfia, exitoso desde un principio por su revisión, desde el new wave, de las ondas del ska, el reggae y la música irlandesa.
Nervous Night (1985), su segunda producción discográfica, vendió dos millones de copias, gracias al éxito de sus sencillos All You Zombies y And We Danced, y fue acicate para ser nombrados ese año la Mejor Banda Nueva, por la revista Rolling Stone.
Y si la suerte les sonrió como grupo, sus talentos individuales quedaron más que demostrados en sus respectivas facetas de compositores. Eric Bazilian es el autor de One of Us, éxito del álbum debut de la cantante Joan Osborne, y ha escrito también canciones para bandas como Journey y Scorpions. Unos años antes, en 1983, Rob Hyman arañaba la inmortalidad como coautor de un clásico de todos los tiempos al lado de Cyndi Lauper: Time After Time.
De vuelta al pasado, una reseña de Baby Grand en la web allmusic.com firmada por Dave Connolly asegura que el álbum “no ha envejecido bien”, y que la banda “sabe lo que está haciendo, aunque eso es diferente a saber qué hacer”. El disco puede escucharse completo en Youtube. La audición me ratifica que se trata de una pieza de elaboración cuidadosa, un ejemplo de sonido progresivo ambicioso, perfectamente consecuente con el estado del arte de sus tiempos, a la espera del redescubrimiento.
Llama la atención que un par de los comentarios de los oyentes ahí mismo tienen que ver con las sensaciones que deja la presencia del cuadro de Botero en toda esta historia. “Mi novia y yo fuimos a una tienda de segunda mano, encontramos este álbum a un euro y lo compramos porque la portada era divertida”, dice uno de los comentarios, y remata: “Lo pusimos, y me enamoré de las canciones” Otro forista reza: “Encontré este disco en el armario de la abuela. ¿Por qué? ¿Quién lo compró? ¿Trae un bebe fumador???? ¿Será esta una cara de mi abuelo que no conocí? Si es así, claramente rockeó, y muy duro”.
“Mi novia y yo fuimos a una tienda de segunda mano, encontramos este álbum a un euro y lo compramos porque la portada era divertida
Al momento de este reportaje, The Hooters se encontraba en Fresno, California, una de las plazas de su actual gira. La apretada agenda no les impidió sacar un tiempo recordar sus inicios, con la perspectiva, el humor, la paz y la tranquilidad que sólo da la distancia. “Pese a las pocas ventas del disco debut de Baby Grand, creo que logramos llevar una de las mejores portadas de Bob Heimall”, puntualiza Rob Hyman. “Todavía recibimos muchos elogios por el uso de esa maravillosa pintura de Botero, simple, perfectamente extraña y poco convencional. Como lo era la banda”.
JAIME ANDRÉS MONSALVE B.
* Jefe musical de la Radio Nacional de Colombia. Este año fue publicado su cuarto libro, “El ruido y las nueces. Historias asombrosas de la música en Colombia”.