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Así es la exposición en honor al padre del cómic franco-belga ‘Lucky Luke’
‘Morris. 100 años, 100 obras’ es la muestra, abierta en Bruselas, por el centenario del ilustrador
Una estatua de la figura de ficción 'Lucky Luke' junto al famoso perro Rantanplan. Foto: Efe. archivo particular
“Imbécile Jones!” es una frase que Antoine repite a menudo y forma parte de sus expresiones diarias como un recuerdo de sus lecturas de las aventuras de la famosa tira de cómic francobelga Lucky Luke (1947), ilustradas por Maurice de Bévère,Morris, (1923-2001), al que la capital belga le dedica una exposición al cumplirse el centenario de su nacimiento.
La muestra ‘Morris. 100 años, 100 obras’, titulada bajo el seudónimo del autor, levanta el velo a 100 láminas y dibujos firmados para mostrar la evolución en el dibujo del ilustrador y la definición de su trazo.
“Cuando hablamos en casa, yo sigo utilizando las expresiones de las historietas de Morris, pero mi familia no lo entiende. ¡Ahora estoy aquí con mi hija enseñándole por fin de dónde vienen todos esos dichos!”, dice Antoine, uno de los primeros visitantes de la exposición abierta en la galería Hubert & Breyne, en colaboración con Lucky Comics.
La muestra incluye ilustraciones históricas del cómic de Luckie Luke, un famoso vaquero del comic. Foto:Efe. archivo particular
“Imbécile Jones” hace referencia a una de las historias del pistolero Lucky Luke, Los Dalton en la tormenta de nieve, que en una misión de busca y captura trata de atrapar a la pandilla de los hermanos Dalton, quienes fracasan en su intento de pasar desapercibidos cambiando sus apellidos para huir del vaquero.
Pero a Morris y sus viñetas también les debemos el término “noveno arte”, para hablar del cómic que sigue a la danza y al cine, así como expresión “más rápido que su sombra”.
Así, ‘Morris. 100 años, 100 obras’, definida por la propia galería con “una calidad museística”, ofrece a los visitantes ideas clave sobre la tradición francobelga del cómic y expone, además, una selección de 15 portadas originales que han permanecido en el círculo familiar del autor hasta la fecha.
Todos los niños en Bélgica tienen la costumbre de leer cómics, lo cual a veces puede parecer una lectura infantil, pero no es así
“Como todos los belgas”, Antoine se define como un fiel lector de cómics, pero anota que los de Morris “guardan un lugar especial en su memoria”, por la forma en que cuenta las historias del viejo Oeste “con un toque especial de humor”.
“Todos los niños en Bélgica tienen la costumbre de leer cómics, lo cual a veces puede parecer una lectura infantil, pero no es así. En estas obras encuentras juegos de palabras o referencias a la situación política del momento, que disfrutas aún más cuando eres más adulto y revisitas las obras”, dice.
De este modo, y para complacer a los seguidores del autor, la exposición dedica un espacio de lectura para los cómics de Morris, así como una videoproyección que es acompañada por una colección de fotografías del ilustrador que forman parte de sus archivos personales.
La exposición, que ha sido comisariada por Alain Huberty y Antoine Mathon, esparce por las cuatro salas diáfanas de la galería las viñetas de Morris en blanco y negro, pero también obras en color y bocetos, con escenas de personajes recurrentes como Jolly Jumper, Billy el Niño o Judge Roy Bean.
Maurice de Bévère pasó a la historia del dibujo por las tiras de Lucky Luke, pero firmó también otras conocidas como Rantaplan (1987), en un principio personaje secundario de las historias del vaquero, que terminaron de consagrarlo como uno de los padres fundadores de la cultura francobelga del cómic.
Sus comienzos se remontan a 1945, cuando elaboró sus primeras ilustraciones para la publicación Le Moustique, donde llegó a producir cerca de 250. En este momento comenzó a dibujar la famosa tira del vaquero solitario con sentido de la justicia que firmó como Morris.
Los dibujos del vaquero, con más de 90 publicaciones y traducidos a más de 30 idiomas, también pasaron al cine con Daisy Town (1972), La balada de los Dalton (1978) y Los Dalton Sueltos (1983).