'La Colección Quimbaya: Salvaguardando Memoria, Raíces y Patrimonio Cultural Invaluables'

El simposio fue organizado por el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, Juan David Correa; la directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), Alhena Caicedo; la viceministra de las Culturas, Adriana Molano; y la directora de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Catalina Ceballos Carriazo.

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Este evento reunió a importantes figuras del ámbito cultural y académico internacional como Pierre Losson, especialista en restitución cultural y autor del libro El Retorno del Patrimonio Cultural a América Latina.

Participaron alrededor de 90 académicos e investigadores, entre ellos Natalia Sofía Angarita, investigadora de la subdirección de Gestión del Patrimonio del ICANH; Clemencia Plazas Uscátegui, PhD en Antropología y exdirectora durante treinta años del Museo del Oro; Jaime Lopera, historiador, escritor, periodista y exdirector de la Academia de Historia del Quindío; y Jorge Hernán Velásquez, Magister en Historia de América y mundos indígenas por la Universidad de Pablo Olavide, Sevilla, España (2023).

La directora del ICANH, Alhena Caicedo, contextualizó al auditorio sobre cómo la colección Quimbaya llegó a manos de la corona española, destacando la vasta región arqueológica que se extiende en la parte media de la cuenca del río Cauca, abarcando los departamentos de Risaralda, Caldas y Quindío.

Además, resaltó que el trópico colombiano, extenso desde el año 10,000 a.C., albergó muchas sociedades. “Antes de la conquista, el territorio colombiano era habitado con una profundidad histórica muy grande. El trópico colombiano ha sido muy diverso y ha albergado muchas sociedades que resulta imposible de rastrear”. 

La colección Quimbaya se originó en dos tumbas desenterradas en el municipio de Filandia, Antioquia, las cuales fueron saqueadas. Estas incluyen artefactos de rituales y ofrenda que formaban parte de ajuares funerarios. Entre los objetos recuperados se encuentran cascos, una diadema, poporos, palillos, orejeras, narigueras y collares. Además, se hallaron figuras antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas (representaciones de elementos naturales como calabazas y semillas), así como formas geométricas.
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La historia de cómo esta colección de 122 piezas llegó a manos de la corona española comienza así: el presidente Carlos Holguín Mallarino, junto con el viceministro de Asuntos Exteriores, Marco Fidel Suárez, adquirieron esta orfebrería con un propósito particular: participar en la conmemoración del IV Centenario del descubrimiento de América.

De esta manera, la colección viajó a España, donde las piezas Quimbaya fueron expuestas. El presidente Holguín decidió regalarle estas piezas a la reina María Cristina de Habsburgo en agradecimiento por su fallo favorable en una disputa entre Colombia y Venezuela, defendiendo al pueblo colombiano. Así, decidió retribuirle este gesto.

Dentro de este simposio se dio lugar a contestar algunas preguntas entre los ponentes y quienes integran el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Por ejemplo, se discutió por qué es pertinente referirse a la colección y no como "tesoro" Quimbaya. En términos museográficos y arqueológicos, la diferencia entre una colección y un tesoro radica en el contexto y la significancia de los objetos que las componen.

La directora Alhena Caicedo habló para EL TIEMPO acerca de cuál es la importancia de que se repatrien estas 122 piezas a Colombia. “Estamos replanteando pasar la página, pero también un reacomodamiento o una redisposición a tener otro tipo de relacionamiento con España. Las nociones de la descolonización tienen que ver cómo nosotros mismos, que somos producto de un proceso colonial, tenemos que aprender a descolonizar nuestra propia cultura, a generarle valor a aquello que hemos olvidado”.
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La palabra “tesoro” se limita a los objetos, generalmente valiosos o preciosos, que han sido descubiertos juntos, ya sea por entierro, ocultación o accidente. Mientras que una colección alude al conjunto de objetos, generalmente relacionados por un tema común, que se han adquirido o conservado con un propósito de estudio, exhibición o educación.

Tal y como lo mencionó el periodista Arturo Guerrero en su columna “El tesoro quimbaya, ni tesoro ni quimbaya”  mencionó que “El primer término aludiría a su valor económico. Sería como decir que las esculturas valen lo que pesan en oro, y que se podrían fundir en lingotes para aumentar las reservas de oro de la nación. Algo parecido a lo que sucede con el peso específico del cargamento a bordo del Galeón San José, que es mirado con ganas por indígenas actuales de otros países suramericanos”. 

Durante la primera parte del conversatorio se habló de la importancia de "Apropiarnos del patrimonio cultural, una tarea colectiva". Mónica Therrien, antropóloga de la Universidad de los Andes y profesora de la Maestría en Patrimonio Cultural y Territorio de la Pontificia Universidad Javeriana, estableció la diferencia entre lo que antes se conocía como “conservación” y a lo que hoy nos referimos como “apropiación”, dos conceptos que tienen un sentido y un avance muy importante.

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Conservar, para Therrien, implicaba que los expertos de esa época observaran un edificio u objetos arqueológicos por su valor material, para luego volver a ser abandonados. Cabe resaltar que el concepto de apropiación no existía antes. Esto es un avance significativo porque implica que las comunidades y la población definan y comprendan la importancia de los objetos como una forma de entender la historia y el pasado de una nación. 

"Ya no es tanto en darle la importancia a la materialidad del objeto, en este caso a esas 122 piezas bañadas en oro, sino que ahora lo que realmente tiene sentido es lo que significan esos elementos para nosotros hoy. Qué sentido tienen en nuestras vidas, en nuestras lógicas, en nuestras formas de describirnos, en nuestras formas de narrarnos", comentó.

Por su parte, el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa Ulloa, mencionó cuán importante había sido enviar esa carta el 9 de mayo al ministro de Cultura y cancilleres de España. Al inicio de su discurso mencionó que representaba al gobierno de Gustavo Petro y, además, que había sido precisamente él quien retomó el tema de repatriación de las piezas que se encuentran en el Museo de América en Madrid. 

Resaltó la importancia de invitarnos a nosotros mismos a conversar para no permitirnos olvidar. Insistió en que solo preguntarnos por nuestra nación nos llevará a un cambio de perspectiva. “La paz no es solo una mesa de negociación, la paz es una construcción social, es un trabajo diario, de constante autorreflexión con nuestros propios prejuicios”. Por eso, para el ministro de las Culturas, es importante defender la colección Quimbaya y así poder entender las herencias del pasado con miras a reconstruir nuestra sociedad.

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La paz se trata y se lleva a cabo cuando una nación esté en capacidad de establecer conversaciones incómodas. “La idea es que abramos el debate de si un regalo, que es ilegítimo, puede considerarse un regalo o quizás se puede corregir lo que se llamaría una injusticia” Aseguró durante la rueda de prensa.

Posteriormente, y para sorpresa del auditorio, el ministerio de las Culturas anunció que destinará $1.200 millones para la investigación arqueológica sobre la colección Quimbaya y su contexto en la cuenca media del río Cauca. “Si no se promueve investigación no vamos a tener una verdadera discusión sobre esto”. 

EL TIEMPO, luego de asistir al simposio en Armenia, conversó con varios expertos, entre ellos el antropólogo y profesor del Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana de Cali, Carlos Arturo Duarte Torres, sobre la importancia de recuperar estas piezas desde una visión y postura antropológica. “La repatriación del patrimonio cultural Quimbaya a Colombia es una cuestión de gran importancia para el país, tanto desde un punto de vista legal como cultural, patrimonial y ético.

“El denominado "Tesoro Quimbaya" fue sacado de Colombia de manera ilegal en 1892, sin el consentimiento de las comunidades indígenas a las que pertenecían las piezas. Su repatriación sería un acto de justicia y reparación histórica. Los pueblos indígenas de Colombia tienen derecho a acceder a su patrimonio cultural y disfrutarlo en su territorio, lo que sería reconocido con la repatriación del tesoro.
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​Además, el patrimonio Quimbaya es fundamental para la identidad cultural de Colombia y su regreso permitiría a los colombianos un mayor y fortalecimiento de su identidad nacional. Las piezas también simbolizan la resistencia y la lucha del pueblo colombiano por su patrimonio cultural, y su repatriación sería una victoria simbólica sobre el colonialismo y un paso hacia la reconciliación con el pasado”, aseguró el Doctor Duarte.

El simposio "Rescatando Nuestro Origen Quimbaya" junto con la carta escrita por el ministro Juan David Correa y el Canciller Luis Gilberto Murillo, mantiene viva la esperanza de abrir una conversación y una nueva oportunidad de buscar un acercamiento con España. Además, representa un nuevo comienzo, donde las palabras, las afirmaciones y, sobre todo, las decisiones adquieren mayor relevancia. La importancia de defender algo que es nuestro seguramente comenzará a tener más sentido.

La carta también resalta la necesidad de reconocer el derecho de los pueblos indígenas a acceder a su patrimonio cultural y disfrutarlo en su propio territorio. Subraya la justicia y reparación histórica que implica la repatriación del Tesoro Quimbaya. Este gesto no solo permitiría a los colombianos tener un mayor a su patrimonio, sino también fortalecería el sentido de identidad nacional. Asimismo, sería una victoria simbólica sobre el colonialismo y un paso hacia la reconciliación con el pasado, destacando la relevancia cultural, patrimonial y ética de esta acción.