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El retratista Rembrandt ilumina el Museo Thyssen de Madrid
‘Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670' incluye obras de colecciones famosas.
Un visitante observa en el museo una obra del pintor neerlandés Jan Tengnagel, que forma parte de la exposición ‘Rembrandt y
el retrato en Ámsterdam’. Foto: EFE
Por primera vez en el mundo, la exposición ‘Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670’ ahonda en la faceta de retratista del genio de la pintura y, a la vez, propone un viaje cronológico por la vibrante escena del retrato del ‘siglo de oro’ holandés.
El Museo Thyssen y el Museo de Ámsterdam firman esta exposición, que podrá verse hasta el 24 de mayo en Madrid y cuenta con una excepcional nómina de obras, muchas de ellas visitan España por primera vez.
En total son un centenar de obras de Rembrandt y de otros 35 autores contemporáneos.
Un viaje por el retrato
El retrato era un género con mucha demanda en la Ámsterdam del siglo XVII, una ciudad rica y bulliciosa, llena de comerciantes, burgueses, artistas y artesanos, en la que cualquiera podía “encargar un retrato por unos 80 florines”, explica la comisaria técnica de la muestra, Dolores Delgado Peña.
Con su llegada a la ciudad (1630), Rembrandt emprende toda una revolución en el retrato, un género marcado por rígidos códigos y la seriedad de los personajes. Desde el principio, el pintor da a sus modelos una libertad inusual para la época. Los deja “moverse” y refleja en su trabajo las emociones, como puede verse en los dos que hizo de su hermana o Retrato de un joven caballero (1633).
“Busca la complicidad con el espectador. Es el primero que introduce la narrativa en este tipo de cuadros. Hay escenas en las que parece que has pillado al personaje haciendo algo, y levanta la cabeza como si te mirara”, asegura la comisaria.
Pero Rembrandt no estaba solo; el mercado del retrato se encontraba en plena ebullición, y fueron muchos sus competidores.
Antes que Rembrandt se encuentran Cornelis Kete, Nicolas Eliasz, Pickenoy o Thomas de Keyser; y en su misma época, el pintor compite con grandes nombres como Jaob Baker o Frans Hals. Todos ellos están representados en la muestra, gracias a préstamos de instituciones como el Met, el Hermitage, la National Gallery de Whashington o colecciones privadas.
Entre las obras más importantes incluidas en la exposición se encuentran los retratos de Thomas Brouart y Johanna van Merwede van Clootwijk –prestados por el MET–, un tronie –retrato de fantasía– de un anciano cedido por Isabel II de Inglaterra y un retrato que podría ser la mujer del artista, Saskia, disfrazada de hombre, del Rijksmuseum.
Rembrandt se mantuvo fiel a su estilo sobrio, que incluso acentuó más. Redujo aún más la paleta de colores y la técnica del claroscuro. Foto:EFE
Defensor de su técnica
Si Rembrandt revolucionó el género y muchos de sus coetáneos lo copiaron, en la década siguiente (1640) la moda cambia, y los retratistas de la época están fuertemente influenciado por el estilo francés, más colorista.
Frente a estos nuevos aires, Rembrandt se mantiene fiel a su estilo sobrio, que incluso acentúa más. Redujo aún más la paleta de colores y la técnica del claroscuro. “Ya no se lleva la sobriedad, pero él sigue fiel a su estilo, marcado por fuertes empastes y muy monocromático”, subraya Mar Borovía, otra de las comisarias de la muestra y jefa del área de pintura antigua del museo.
La fidelidad de Rembrandt a su estilo y su desconexión con la nueva moda son claras en las últimas salas, donde se enfrentan sus obras con las de sus contemporáneos.
Frente a los retratos de Herman Auxbrebis y su mujer, dos obras fundamentales de Rembrandt, marcados por la falta de luz, la pincelada gruesa y el contraste, se encuentra uno de Abraham van den Tempel, que muestra a Albertine Agnes y a sus hijos en una escena que se parece más a un cuadro mitológico que a un retrato.
“Creo que para los visitantes puede ser más fácil identificarse con un retrato, que suele reflejar a gente corriente de la época, que con una escena bélica”, explica el comisario del Museo de Ámsterdam y de la muestra, Norbert E. Middelkoop.
Frente a estos nuevos aires, Rembrandt se mantiene fiel a su estilo sobrio, que incluso acentúa más. Redujo aún más la paleta de colores y la técnica del claroscuro
Rembrandt, a su juicio, uno de los retratistas más importantes de todos los tiempos, siguió “fiel a su estilo” hasta el final de sus días, y se concentraba mucho en las emociones y en los detalles de, por ejemplo, “los ojos”, donde se concentra gran parte de “la expresividad de sus personajes”.
‘Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670’ dedica un pequeño apartado a grabados del genio holandés.
Se han incluido una decena de retratos en esta técnica, entre los que aparecen retratados la mujer del artista y personajes importantes de la época, procedentes de la Biblioteca Nacional española.