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‘Los tebanos’, el proyecto más ambicioso del Teatro Libre de Bogotá

El grupo condensó 3 obras de Sófocles y 1 de Esquilo para relatar la tragedia de Edipo y su linaje.

Patricia Jaramillo fue la encargada de hacer la versión del montaje. En total, son 13 actores en escena, que están dirigidos por Ricardo Camacho.

Patricia Jaramillo fue la encargada de hacer la versión del montaje. En total, son 13 actores en escena, que están dirigidos por Ricardo Camacho. Foto: Néstor Gómez / EL TIEMPO

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Cada cierto tiempo, el Teatro Libre de Bogotá se embarca en unos proyectos de una envergadura desafiante que requieren de meses de estudio y ensayo. Así sucedió en 1978 con Rey Lear, su primera aventura de llevar a escena un clásico de Shakespeare; La Orestíada, la trilogía de Esquilo que estrenó en 1999 y volvió a presentar con un nuevo elenco en el 2013, y la llamada ‘Tetralogía Dostoievski’, un ciclo de adaptaciones de las novelas del escritor ruso que comenzó con Crimen y castigo y continuó con El idiota, Los hermanos Karamazov y Los demonios.
Ahora, el tradicional grupo teatral estrenará mañana un proyecto igual de ambicioso, un nuevo regreso a la tragedia griega: Los tebanos, en la que se condensan tres obras de Sófocles –Edipo Rey, Edipo en Colono y Antígona– y una de Esquilo –Los siete contra Tebas–.
Camacho, minutos antes de uno de los ensayos diarios con los que el grupo pule el espectáculo, dice que espera que este no sea solo un montaje más, sino una experiencia renovadora.
“El o con estos griegos es algo que le cambia la vida a uno. Yo les decía a los actores: ‘Si esto no nos cambia, no hemos hecho nada’... Esto no es simplemente hacer una obra, esto es meterse, empaparse y dejarse penetrar de todo ese universo, no en el sentido histórico y académico, sino por la savia que hay detrás”, dice Camacho.
Desde hace varios años, el experimentado director venía con la idea de reunir en una sola producción toda la historia de Edipo, desde que fue coronado rey de Tebas, pasando por el desgarrador descubrimiento de la identidad de su esposa, su destierro de Tebas, el enfrentamiento entre sus hijos Eteocles y Polinices, y el final trágico de su hija Antígona. La elegida para crear una versión libre a partir de las cuatro obras originales fue Patricia Jaramillo, quien también había trabajado en la ‘Tetralogía Dostoievski’.
Jaramillo cuenta que lo primero que hizo fue estudiar de una manera muy precisa cada una de las cuatro obras, y una de las dificultades que encontró fue la diferencia de estilo entre Sófocles y Esquilo.
“Esquilo escribió primero. Sófocles fue un continuador y le hizo modificaciones y reformas al concepto de la tragedia griega. Entonces, el estilo de Esquilo puede ser un poquito más lírico y el de Sófocles es más teatral, si se puede decir así”, cuenta Jaramillo.
La escritora empezó un trabajo que requirió sacrificar muchos textos, además de unificar y cortar partes que se repetían en algunas obras. El objetivo era crear un hilo narrativo claro, en el que se pudieran actualizar los textos al lenguaje de hoy, tratando de que eso no significara sacrificar el sentido y la forma poética que tienen esas obras.
Yo creo que hay un público, un sector apreciable del público que quiere ir más allá de la frivolidad de la farándula y que va al teatro buscando una experiencia que lo enriquezca interiormente
Se podría decir entonces que la primera etapa estuvo marcada por un trabajo intelectual no solo de adaptación sino de entendimiento y estudio de lo que significan estos personajes de la tragedia griega, que se convirtieron en arquetipos inmortales. Pero luego, como bien dice Jaramillo, el escenario es un juez implacable, y ahí entró el trabajo de darle vida y, sobre todo, un sentido actual a la historia.
“Creo que estos clásicos hay que acometerlos con una doble perspectiva: por un lado, el respeto por el espíritu y por parte de la letra, porque hay mucha edición. Y por otro lado, una tremenda dosis de irreverencia para encontrar la parte completamente viva de eso, despojándola de todos esos preconceptos y prejuicios, de todo el aparataje académico. Uno tiene que dejar eso totalmente de lado y dejarse guiar por la lógica del trabajo escénico”, dice Camacho.
Ha sido un trabajo de casi dos años para llegar a ese momento en el que suba el telón y los trece actores lleven a escena esa historia del rey ciego (encarnado por Diego Barragán) y de su hija, el último eslabón de esa cadena sangrienta (interpretada por Andrea García). Es un esfuerzo que el director confía en que tendrá resonancia entre los espectadores.
“Yo creo, estoy convencido de que el público está completamente abierto a algo que tenga nivel y calidad y que le diga algo. Yo creo que hay un público, un sector apreciable del público que quiere ir más allá de la frivolidad de la farándula y que va al teatro buscando una experiencia distinta que de verdad lo enriquezca interiormente. Si yo no lo creyera, no seguiría haciendo esto”, concluye Camacho.

¿Dónde y cuándo?

Funciones: jueves a sábados, 8 p. m..
Desde el primero de agosto. Teatro Libre de Chapinero. Calle 62 n.° 9A-65, Bogotá.
Boletas: 39.200 pesos.
YHONATAN LOAIZA GRISALES
EL TIEMPO

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