Patricia Ércole vuelve a ponerse las zapatillas para bailar ballet: será la protagonista del montaje 'Amalia, soy yo'

Hace diez años que Patricia Ércole no se montaba en un escenario para bailar ballet. Pero nunca ha estado lejos de la danza: “Ha hecho parte de mi vida, desde muy pequeña tengo la herencia de mamá (la fallecida actriz Raquel Ércole) y alejada del ballet nunca he estado.

Para Patricia, que tiene una larga trayectoria en el cine, la televisión y el teatro, es emocionante volver a ponerse las zapatillas como bailarina invitada de la Bogotá Dance Company (BDC) en la obra Amalia soy yo, del director Jaime Otálora.

“Independientemente de uno ya ser una persona madura, él (Otálora) tiene un ojo y pone mucho énfasis en que uno siga formándose, que es algo bien bonito (...) Hoy ya no te peleas con muchas cosas que uno se pelea cuando está joven, me refiero, por ejemplo, solamente a pensar en la estética; uno ya empieza a trabajar más interiormente, a tener una conciencia corporal y mental, que es muy necesaria cuando estás en la danza”, cuenta la actriz recordada por producciones como Sangre de lobos, Las aguas mansas, La saga, Sin tetas no hay paraíso o, recientemente, en Secuestro del vuelo 601 (de Netflix).

‘Amalia, soy yo’ navega por los recuerdos y las emociones, explorando los momentos y personas que han marcado nuestras vidas. A través de la danza y el canto invita al espectador a reflexionar sobre las pérdidas, los encuentros y los desencuentros que nos definen.

"Me he preparado trabajando, creo que no hay otra manera, hay que trabajar, entrenar, ensayar para disfrutar estar en escena. Entonces para mí es fundamental, es un desafío a estas alturas de mi vida, siendo una persona madura, poder volver con un grupo como BCD, que son jóvenes, que están en un entrenamiento permanente y están en escena permanentemente (...) Yo tengo muchos años de experiencia en la actuación, en las tablas, y eso te ayuda a fortalecer para estar en escena sin miedo”, agrega la actriz que ya tiene 61 años, de los cuales ha dedicado 36 a la actuación y la danza.

Y finaliza: “La obra me pareció preciosa. Cuando el maestro me invita a participar ya compartir con la compañía, para mí fue un regalo, porque yo creo que estar compartiendo con los muchachos jóvenes es un intercambio muy especial de energías, de experiencias, de miradas frente al momento que se está viviendo”.