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Simón Bolívar: periodista, visionario y poeta

Este año se cumplen 238 años de su nacimiento. El Libertador vio en América Latina una gran nación.

En las cartas a Manuelita Sáenz, Bolívar demostró su talento para la escritura amatoria.

En las cartas a Manuelita Sáenz, Bolívar demostró su talento para la escritura amatoria. Foto: GETTY IMAGES

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El discurso político de Simón Bolívar siempre será objeto de análisis en Colombia y en el mundo, y aquí se intentará abordarlo respecto a los problemas del siglo XXI, pero muy especialmente por sus dotes de periodista, visionario y poeta.
Este 24 de julio se cumplen 238 años de su nacimiento, en Caracas. Su nombre era Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, descendiente de una familia de origen vasco. Era hijo de un militar, lo que lo inclinó hacia su vocación castrense.
Bolívar fue superior a su tiempo, dice en su libro el historiador Jaime Horta.

Integración de América

Propuso la integración de América. Su sueño era juntar el Virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, la Real Audiencia de Quito y el Gobierno de Guayaquil.
¡Estábamos frente a la Gran Colombia, que duró once años, hasta 1830, en los que Venezuela era el cuartel; Colombia, la universidad, y Ecuador, la catedral!
Su proyecto político trascendía las fronteras de su país y se materializa en el hecho de liberar lo que años después serían seis naciones: Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, incluida Panamá, que entonces no era de Colombia, y Perú, donde José de San Martín declaró la independencia el 28 de julio de 1821, pero sería recién con el Libertador, quien lideró los ejércitos patriotas en las batallas de Junín y de Ayacucho (1824), que Perú expulsaría definitivamente a las fuerzas realistas españolas consolidando su independencia.
(Panamá era para entonces independiente y se adhirió voluntariamente a Colombia. Pero no es válido decir, como lo afirma otro historiador, Óscar Alarcón Núñez, que Panamá siempre fue de Panamá).
“Yo deseo –dijo– más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.
No lo movía solo el hecho político o la libertad de comercio; también el libre flujo de las personas.
Y Colombia dio el ejemplo, al regularizar a miles de inmigrantes venezolanos que huyen de la dictadura venezolana que ha distorsionado el discurso de Bolívar.

Centroamérica, capital

Bolívar llegó a pensar en una capital de la tierra: “¡Acaso solo allí (en Centroamérica) podrá fijarse algún día la capital de la tierra como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio!”.
Desde el punto de vista del comercio internacional, Bolívar defendería hoy la libertad y su crecimiento, pero en términos de igualdad.
Hoy, la industria ganadera sufre por el desequilibrio con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, por ejemplo.
No habló de empleo directamente, sí de aumento en la producción para más comercio y es tema de hoy para que exista sin trabas, sin proteccionismo y generando una sana competencia.

Fundador de periódicos

Fundó periódicos y el primero fue El Correo del Orinoco, “quizá la joya más preciosa en la historia del periodismo colombiano”, según el historiador Cacua Prada. La primera edición salió el 27 de enero de 1818.
La victoria en la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819 ameritó una edición extraordinaria que solo apareció el 19 de septiembre.
Sus tiranos gobiernan un desierto, y solo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia; algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan.
Bolívar comisionó a Francisco Antonio Zea para que importara la imprenta y estuvo pendiente de su presentación y contenido. Fiel a los cánones periodísticos, siempre reclamó rigor noticioso.
Su muerte fue registrada en todos los periódicos de Europa, en tanto que en los medios americanos no hubo nada; ni Argentina ni Chile ni Ecuador. A lo mejor hubo, pero no llegó a Colombia.
Si contamos sus cartas, discursos, artículos y proclamas, es de lejos el mejor comunicador de todos los patriotas americanos. Las cartas se cuentan por millares. Algunas parecen un correo electrónico de hoy por lo cortas, directas y frecuentes. Las de amor a Manuelita Sáenz son de antología. En una de ellas le dice:
“Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también quiero verte y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los os. ¿A que tú no quieres tanto como yo? Pues bien, esta es la más pura y la más cordial verdad. Aprende a amar y no te vayas ni aun con Dios mismo”.
¡No solo periodista sino poeta! Y poeta erótico, tan ignorado como en su momento lo fue el expresidente Carlos Lleras Restrepo.
Bolívar decía: “Se puede ahorrar libertad o muerte: todo eso huele a Robespierre y a Cristóbal que son dos extremados demonios de oposición a las ideas de moderación culta. La fortuna nos ahorra la horrible necesidad de ser terroristas”.
Más allá del origen histórico de la expresión, sorprende que 235 años después de la Revolución sa sea tergiversada por el actual régimen venezolano.

La libertad, un derecho

La libertad es un derecho y no puede contraponerse a la muerte, que es la negación de todo, es una de sus tantas premisas filosóficas.
El juramento de Chávez, al asumir los destinos de Venezuela (“Patria, socialismo o muerte”), es antibolivariano: en su momento, Bolívar desautorizó la consigna “Libertad o muerte”.
Vivió una época y supo entender los problemas de su generación, a tal punto que buscó soluciones, dio sugerencias, creó un estilo propio de entendimiento con las llamadas potencias mundiales y dejó como herencia una vida consagrada al bienestar de su patria.
Pensó en la unión de los países de América y muchos años después nació la Organización de Estados Americanos (OEA). Hoy tenemos vigentes seis acuerdos más de integración.
Habló de la unión de los dos mares en 1822 y 117 años después se inauguró el canal de Panamá.

‘He aquí nuestro código’

Bolívar luchó para que la riqueza de América fuera para los americanos y no para la explotación de las potencias europeas:
“Hagamos ver a esa Europa orgullosa que tenemos virtudes y que somos dignos de formar una nación libre; hagámosle ver que podemos resistir a sus escuadras, a sus ejércitos y a sus cañones con nuestra reunión pacífica y fraternal; que, desde Cúcuta hasta Loja, desde las llanuras del Orinoco hasta el Chocó no se oiga sino una voz, y solo haya unos mismos sentimientos”.
“Libertad, independencia, subordinación a las autoridades, patriotismo, humanidad. He aquí nuestro código y el único que nos puede salvar de esta crisis política”. Y en el 2022.

La carta de Jamaica

Bolívar escribe y envía cartas personales, cartas privadas a periódicos, cartas políticas y cartas públicas. Empieza redactándolas en la soledad de su estudio, en los barcos en los que viaja o en el exilio y termina por dictarlas o escribirlas; producir ideas era que lo mejor hacía. Y también leía, y si algo caracteriza su literatura, es su sentido de la realidad.
Eso es lo que le da mayor valor a la carta de Jamaica, que muestra su capacidad analítica titulándola: Ensayo sobre las diferencias sociales en América.
Pensó en la unión de los países de América y muchos años después nació la Organización de Estados Americanos (OEA). Hoy tenemos vigentes seis acuerdos más de integración.
Al llegar a Kingston, Bolívar tenía 32 años y allí vivió ocho meses que dedicó a la meditación acerca del porvenir de México, Centroamérica, la Nueva Granada, Venezuela, Buenos Aires, Chile y Perú.
Su objetivo era llamar la atención de Inglaterra, a fin de que se decidiera involucrar en la independencia americana. No obstante, cuando los británicos finalmente accedieron al llamado de Bolívar, este prefirió la ayuda de Haití.
En este fragmento está el mensaje a Inglaterra para que disuada a España y brinde anticipadamente la independencia:
“¿Está Europa sorda al clamor de su propio interés? ¿No tiene ya ojos para ver la justicia? ¿Tanto se ha endurecido para ser de este modo insensible? Estas cuestiones cuanto más las medito, más me confunden; llego a pensar que se aspira a que desaparezca la América, pero es imposible porque toda Europa no es España. ¡Qué demencia la de nuestra enemiga, pretender reconquistar América, sin marina, sin tesoros y casi sin soldados!”.
El padre Emiliano Londoño dice que Bolívar era vidente y profeta, y explica esto desde el punto de vista de la carta, pues habla de todos los países de América y los analiza. Y uno se pregunta: ¿como sabía tanto si no los conocía a todos?
Dos hechos: de Perú decía el Libertador que era oro y esclavos, y se encontró con eso: oro y esclavos. Otro caso fue el delirio de Casa Coima, donde, en un charco, después de haber sido emboscado con sus hombres, dijo:
“Muchachos, tranquilos, de aquí salimos a libertar a la Nueva Granada, después libertaremos a Venezuela, después iremos a Quito, e iremos al Perú e izaremos las banderas en el Potosí”.
Uno de sus soldados comentó: “El Libertador se enloqueció, dizque la Nueva Granada, que Venezuela, que el Perú, que hasta el Potosí”. Es por esto que el padre Londoño lo llama profeta y vidente.
Su sentimiento colombianista lo lleva a decir:
“La Nueva Granada que es, por decirlo así, el corazón de la América obedece a un gobierno general, exceptuando el reino de Quito, que con la mayor dificultad contienen sus enemigos, por ser fuertemente adicto a la causa de su patria; y las provincias de Panamá y Santa Marta que sufren, no sin dolor, la tiranía de sus señores”.
Y de su país de origen dijo, entre otras cosas: “En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia, a una soledad espantosa; no obstante, que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de América”. ¡Como si lo hubiera escrito hoy!
“Sus tiranos gobiernan un desierto, y solo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia; algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan”.
¿Ante estos párrafos, contundentes y visionarios, que dirán Maduro y sus secuaces? ¿Y Diosdado Cabello y su cartel de los soles?

La Gran Colombia

De su sueño de La Gran Colombia escribió:
“Nueva Granada –dijo– se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una república central, cuya capital sea Maracaibo o una nueva ciudad que con el nombre de Las Casas (en honor de este héroe de la filantropía), se funde entre los confines de ambos países, en el soberbio puerto de Bahía Honda”.
“Poco sabemos de las opiniones que prevalecen en Buenos Aires, Chile y el Perú; juzgando por lo que se trasluce y por las apariencias, en Buenos Aires habrá un gobierno central en que los militares se lleven la primacía por consecuencia de sus divisiones intestinas y guerras externas”.
Evoco, para finalizar, al cantante español Nino Bravo, quien interpreta a Bolívar a través de la canción Cuando Dios hizo el Edén, pensó en América.
FERNANDO BARRERO CHAVES*
Para EL TIEMPO
*Director de Cultura, Relaciones Públicas y Medios de Cafam.

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