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2020: un año amargo para el cine colombiano
La industria cinematográfica luchó para sobrevivir. El 2021 llega con incertidumbre.
El cineasta santandereano Iván Gaona cuenta que estuvo quieto durante todo el año; estaba desarrollando una serie para Teleantioquia cuando estalló la pandemia y quedó confinado en su apartamento. Por su lado, la película Bogotá, de Kim Seong-je, un thriller coreano sobre un inmigrante que llega a Colombia, canceló sus filmaciones a mediados de marzo. Los actores y de la producción abandonaron el país antes del cierre de fronteras. Ambas historias enmarcan el 2020 que enfrentó la industria cinematográfica local, una de las más afectadas, en algunos casos hasta la quiebra.
“Es momento de hacernos muchas preguntas. Nos dimos cuenta de que el cine no es un espacio viable financieramente, no hay una industria estable. Aquí hay una tremenda dependencia de los fondos públicos... y va a haber un hueco grande”, expone Gaona.
En marzo, el cierre de salas y la cancelación de rodajes generaron una detención abrupta de la cadena de producción y desató la crisis. Durante los últimos meses, por fortuna, el panorama ha sido más alentador.
“Tengo que ir a las reuniones mostrando los dientes, porque las discusiones por estos días son si el espacio público debe ser para que un restaurante saque sus mesas o para que se pueda hacer un rodaje”, comenta Paula Villegas, gerente de Artes Audiovisuales y directora de la Cinemateca de Bogotá.
Desde septiembre, películas, videos, programas y comerciales de televisión pueden rodarse nuevamente en espacios públicos de Bogotá, siempre que cumplan con todos los protocolos de bioseguridad exigidos por el Gobierno Nacional –los grupos de trabajo de las producciones no pueden exceder las 50 personas y como máximo se expiden nueve permisos de filmación diarios, entre otros–. Lentamente, la producción reactivó casi todos sus oficios: técnicos, camarógrafos, sonidistas, vestuaristas y maquilladores volvieron a sus trabajos.
Nos dimos cuenta de que el cine no es un espacio viable financieramente, no hay una industria estable.
En Bogotá se concentra entre el 60 y el 70 por ciento de la actividad audiovisual del país. Es uno de los destinos más apetecidos por casas productoras extranjeras que buscan el amparo de la ley Filmación Colombia –que promueve al país como locación y genera exenciones tributarias hasta del 60 por ciento–. Apenas empezó la crisis sanitaria, cuatro rodajes internacionales quedaron en vilo.
“Eso significan pérdidas tanto en dinero como en puestos de trabajo”, comenta Villegas. “Los rodajes están supeditados a que estén habilitados servicios como aeropuertos, hoteles, transporte terrestre, alimentación...”.
Los rodajes están supeditados a que estén habilitados servicios como aeropuertos, hoteles, transporte terrestre, alimentación...”.
Uno de los pilares de la producción nacional es el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), que se nutre de la cuota parafiscal que pagan exhibidores, distribuidores y productores al exhibir obras cinematográficas nacionales y extranjeras en Colombia. Eso significa que un porcentaje de la taquilla, de cualquier entrada a cine, se destina al fondo. Y claramente verá impactados sus recursos debido al cierre de las salas del país hasta el pasado noviembre, cuando apenas se dio una apertura parcial.
Rodajes en Colombia Foto:Dago García Producciones
“El FDC no va a tener plata el año entrante porque no habrá dinero de las pantallas”, comentó el director Harold Trompetero, que acaba de estrenar la comedia El baño, que filmó con celulares durante la cuarentena.
Para el 2020, el fondo tenía un presupuesto aprobado de 26.000 millones de pesos; pero apenas se tomaron las medidas restrictivas, el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (Cnacc) y Proimágenes, que destinan y istran los dineros, respectivamente, se sentaron a hacerles ‘cirugía’ a las convocatorias.
Finalmente, entregaron 10.000 millones de pesos, en 21 modalidades (habitualmente son 33), gracias a que Proimágenes contó con unos ingresos no comprometidos del 2019 y los sumó al poco recaudo de este año.
La incertidumbre persiste para el 2021. Jaime Tenorio, director de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos (Dacmi), del Ministerio de Cultura, adelanta que “el escenario no es bueno”, pero que el Gobierno le inyectará recursos directamente al Fondo. También cuenta que los incentivos tributarios que permiten una deducción del 165 por ciento en la declaración del impuesto de renta –otro mecanismo de ayuda la producción local– alcanzaron este año los 15.000 millones de pesos.
Desde el Ministerio se preparan varios proyectos para que el cine se convierta en algo más transversal y que represente más a las minorías que se encuentran en las zonas más alejadas del país. “Tenemos que descentralizar la narrativa cinematográfica”, sostiene Tenorio.