‘The Walking Dead’ ofreció un retorno en la forma, pero una timidez en el fondo. La serie retomó las tensiones de poder habituales y reiteró el aspecto de unidad entre los protagonistas de una lucha revolucionaria que pretende, por fin, asumir la responsabilidad de acabar con el yugo de Negan y su grupo conocido como Los Salvadores.
Eso quedó claro en la narrativa que ofreció el primer episodio que habló de un trabajo en equipo para alcanzar un objetivo, una idea que también pareciera estar rondando tanto a los protagonistas que tiene que romper en esta temporada ese velo de desconfianza y mal sabor que dejó la temporada anterior. No era fácil estar de nuevo ante las cámaras sabiendo que el 'rating' sufrió un golpe fuerte y, por ejemplo, el antagonista que se creía iba a dar la talla a Rick, también quedó debiendo.
Por eso,
el episodio 100 de la serie fue suave; matemáticamente controlado como una ecuación de acción y buena energía entre las comunidades que sobrevivieron a los zombis y que no abrazaron la tiranía de Negan. Rick tiene sed de venganza pero no pierde ese sentido de la rectitud y cierta diplomacia -a veces empalagosa- hasta en el momento en que encara a su némesis.
‘The Walking Dead’ quiso romper ese modelo que los puso en la cima y que a la vez reveló algunas falencias en el que apostaba por estrenar con un capítulo brutal y luego bajar las tensiones para armar una trama. En este caso hizo lo contrario al configurar un retorno más tranquilo que, podría, llevar a una evolución más intensa y violenta. Eso esperan muchos.
“Mi misericordia es más grande que mi ira”, fue una de las frases del protagonista y líder de los sobrevivientes de una batalla con caminantes y de un baño de sangre con otros humanos, con la que se recalcó el espíritu de este nuevo ciclo. Hubo otras cosas obvias como la traición de Gregory; el despilfarro de balas y la impresionante capacidad del antagonista de no morir a pesar de quedar atrapado en una lluvia de plomo, pero lo que también marcó un precedente a futuro fue la estructura en la que se contó esta historia:
El futuro que apareció como una ensoñación con un protagonista viejo y un presente en el que la imagen de Carl hace pensar en la entrega de poder y un cambio generacional en la dirección de la lucha.
Hay mucho camino por recorrer en la serie y a pesar de que esta celebración no fue tan intensa, aunque hubo bala y explosiones a granel, hay que ser sincero e insistir que si se necesita de esta tensa calma para llegar a una gran tormenta, hay que darle la oportunidad a la serie. Ellos saben que no va a ser nada fácil.
ANDRÉS HOYOS VARGAS