Este 3 de mayo se celebra el día mundial de la libertad de expresión. Una fecha para recordar el valor del periodismo libre. Y en este 2022 estamos muy mal en libertad de expresión.
La libertad de expresión es tan poderosa y libre que la odian y persiguen los gobiernos inútiles (Duque), los superhéroes dictadores (Bukele, de El Salvador), los trogloditas del odio (Bolsonaro, de Brasil), los esperpentos autoritarios (Ortega, de Nicaragua, y Maduro, de Venezuela), los yopitalistas (Trump), los demagogos del pueblo (López Obrador)…
Queda claro que si de izquierda y derecha, católicos y ateos, autoritarios e inútiles, dictadores y Putines atacan a la libertad de expresión es porque esta es muy grande, poderosa, democrática y revolucionaria. Y que definitivamente a mayor libertad de expresión, mejor democracia.
La libertad de expresión es tan bacana que defiende hasta el mal periodismo, el periodismo mascota, el del clic, el sensacionalista, el militante, el oenegero, el militarista.
Lo que sí no defiende es el fomento del odio político, racista, machista, homofóbico; ni el matoneo entre periodistas; menos la persecución judicial, el ‘trolleo’ y persecución gubernamental.
La libertad de expresión es tan bacana que defiende hasta el mal periodismo, el periodismo mascota, el del clic, el sensacionalista, el militante, el oenegero, el militarista
Según la Fundación para Libertad de Prensa (Flip), “el 2021 marcó un punto de inflexión para el periodismo en Colombia” porque “no existen garantías para cubrir las manifestaciones sociales”, el Ministerio de Defensa instaló “una política de ciberpatrullaje”, la amenaza al ejercicio es lo común, la judicialización aumenta por parte de los corruptos y políticos, los medios de referencia son manipulados por los gobiernos y la pauta publicitaria, el periodismo regional vive amenazado y poniendo muertes…
Por eso, hacer periodismo en Colombia es un asunto de alto riesgo.
Todo esto es gravísimo, pero aún es más inaudito que los agresores, ahora, sean los mismos periodistas. La moda es descalificarse entre periodistas. Y todo para decir yo soy mejor que usted. Los periodistas se están convirtiendo en barras bravas que quieren quemar el periodismo del otro con base en sus egos, intereses comerciales y amos políticos.
Este matoneo entre periodistas está haciendo daño a la credibilidad y legitimidad del periodismo y a la libertad de expresión. Lo peor es que lo hacen para servir a sus amos de poder económico y político y a sus egos de salón de belleza. Señores periodistas, ¡autocrítica y respeto a las diferentes formas de hacer el periodismo!, por favor.
El periodismo de calidad se defiende solo. Y se defiende demostrando que la información tiene fuentes diversas, que se informa basado en hechos, datos y documentos, que se significa en contexto y se ofrece criterios para que el ciudadano haga sentido de lo público. Luego, si un periodista no cumple con esos mínimos, pues hace un periodismo pobre.
La libertad de prensa es más grande que nuestros egos y miserias y por eso seguirá siendo el valor más poderoso de la democracia y el periodismo de rigor. Y si tanto quieren acabarla es porque es muy grande. ¡Viva la libertad de expresión!
ÓMAR RINCÓN
crítico de televisión
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