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Escenas famosas del cine que en realidad fueron improvisadas
La pericia de los actores y la chispa en un momento de inspiración que hicieron historia.
La impecable actuación de Ledger fue reconocida por los críticos y los fanáticos, tanto que ganó un Oscar a ‘mejor actor de reparto’. Foto: Warner Bros Pictures
La improvisación es un arma del trabajo actoral que muchas veces se convierte en la herramienta para crear una escena memorable que no estaba en el guion. Desde la desgarradora frase; “no me quiero ir, no me quiero ir”, de Tom Holland en Avengers: Infinity War, antes de desvanecerse en los brazos de Iron Man, hasta la clásica "Soy el rey del mundo" en Titanic, con un Leonardo DiCaprio inspirado, queda claro que salirse del molde puede ayudar mucho a las películas
Solo basta dar un vistazo a la historia del séptimo arte y ahondar un poco en el detrás de cámaras de los rodajes para descubrir que momentos icónicos como la escena en la que Jack Nicholson grita enloquecido: “Aquí está Johnny” en El resplandor, fue una apuesta del actor que se creó en caliente. Menos mal Stanley Kubrick le siguió la corriente, pues se trata de uno de los momentos más famosos y recordados del filme.
'El resplandor' y 'Doctor Sleep'. Foto:Warner Bros.
Lo mismo pasó en Taxi Driver, una de las películas más famosas de Robert De Niro y la causante de que mucho se miraran en el espejo y recitaran las palabras del personaje principal de la cinta: “Me hablas a mí”. Según el guionista Paul Schrader, la idea era que Travis (De Niro) se mirara al espejo, sacara un arma y diera la impresión de estar hablando consigo mismo. Sin embargo, el actor acuñó esas palabras a la escena y la hizo más poderosa y retorcida.
Pero no solo son palabras, a veces un gesto o un movimiento que no fue descrito con anterioridad en el guion alimenta de manera natural una situación frente a las cámaras. Así sucedió con Heath Ledger en su papel de El Joker en Batman: el caballero de la noche.
Hay una escena en la que el mayor enemigo del superhéroe decide activar un dispositivo explosivo, este no funciona.
Tras una reacción rápida, Ledger levanta los brazos y hace un movimiento que denota una frustración profunda. Al intentarlo de nuevo varias veces, la carga explota y el personaje sale de plano. Su respuesta ante las cámaras fue esencial para la escena que fue creíble y no tuvo excesos o sobreactuación.
La película El lobo del Wall Street tiene una escena en la que Leonardo DiCaprio aparece drogado, convertido en el polémico corredor de bolsa, Jordan Belford, y tiene que abrir la puerta de su auto. Pero por su condición termina en el suelo y abre la puerta con el pie; aunque esa no era la idea del director Martin Scorsese. Se dice que también hay un puñetazo en una escena con Johan Hill que fue improvisado y quedó increíble en el corte final de la película.
Los fanáticos de la saga de Star Wars atesoran el momento en el que la princesa Leia le declara su amor a Han Solo, diciéndole que lo quiere y éste responde con un pragmático “lo sé”. En realidad Solo (Harrison Ford) tenía que decir: yo también te quiero, pero el actor decidió dar un giro a la respuesta que le proponía el libreto y plantear una frase más acorde a la personalidad del piloto del Halcón Milenario.