Una camioneta Bronco blanca recorría avenidas y calles de Los Ángeles, sorprendentemente despejadas. La perseguían varias patrullas policiales y la grababan desde el aire helicópteros de cadenas de televisión. A mediados de 1994, la persecución se dio después de que
O. J. Simpson dejó plantado al Departamento de Policía de Los Ángeles, que estaba esperando que se entregara
luego de ser acusado de asesinar a su exesposa, Nicole Brown, y al amigo de ella, Ronald Goldman.Los reportes noticiosos aseguraban que Simpson se iba a suicidar, y su recorrido también fue cortejado por curiosos que se ubicaban en puentes de la autopista con carteles que decían ‘Liberen a O. J.’. Finalmente, el sospechoso llegó hasta su casa para entregarse, esta vez sí, a las autoridades. Ese escandaloso espectáculo fue la antesala del que llegó a ser considerado el ‘juicio del siglo’.
Es difícil encontrar un caso que haya generado tanta división e interés general. Había transmisiones en vivo cada día, cámaras revoloteando alrededor de cada personaje, curiosos abarrotando la entrada de la corte, expertos analizando en televisión cada declaración de los testigos y cada argumento de la fiscalía y la defensa.
Hasta se escrutaba la vida íntima, el vestuario y los peinados de Marcia Clark, la fiscal principal, quien también cayó en el centro de ese circo mediático. “Yo estaba luchando contra la injusticia cada día que entraba a la corte”, recuerda Clark, más de 23 años después, en una reunión de medios latinoamericanos entre los que estaba EL TIEMPO.
Era un juicio que estaba siendo activamente sesgado por un juez que estaba enamorado de la defensa
Clark no solo se enfrentaba al experimentado equipo de la defensa, liderado por el reconocido abogado Johnnie Cochran, sino al carisma que solía proyectar Simpson, un legendario jugador de fútbol americano que también fue actor de cine, y a la imagen negativa que tenía la policía entre la comunidad afroamericana de Los Ángeles, que venía de sufrir atropellos como la brutal paliza de Rodney King, cuyo veredicto de no culpable para los cuatro oficiales que lo agredieron generó los violentos disturbios de 1992.
A lo anterior se sumaban las debatibles decisiones del juez Lance Ito. “Era un juicio que estaba siendo activamente sesgado por un juez que estaba enamorado de la defensa, de la prensa, de sus propias apariciones en medios y, además, les ponía una tenaza a las evidencias cada vez que podía... Sabía que iba a hacer lo incorrecto cada vez si se le daba la oportunidad, y lo hizo”, recuerda la fiscal, que el 29 de marzo estrenará en Estados Unidos el programa judicial The First 48, de A&E.
Al final de cada día del juicio, que duró nueve meses y en el cual se declaró inocente a Simpson, las partes litigantes recibían una transcripción diaria. Clark recuerda que, revisando uno de esos documentos, vio que todas sus objeciones eran rechazadas aunque, según ella, cada una debió ser aceptada por el juez, ya que la defensa hablaba de temas insólitos, como que los asesinatos fueron perpetuados con el método de las llamadas ‘corbatas colombianas’, tratando de conectar así los crímenes con una especie de venganza de la mafia de nuestro país.
“Cuando a tus testigos se los entierra en basura como esa, el jurado se va a confundir y se distraerá completamente de lo que es realmente cierto. Para eso tienes un juez, para que la gente se concentre en lo que es relevante al caso... Yo me enfrentaba a ese juez todos los días diciéndole que la gente del estado de California no estaba teniendo un juicio justo, y él me tiraba mierda todos los días por eso”, apunta Clark.
48 horas
Marcia Clark Investigates The First 48 es una serie documental que recrea sonados casos criminales de Estados Unidos que no han sido resueltos o tuvieron veredictos controversiales.
Según Clark, ‘The First 48’ es un axioma de la investigación policial que asegura que si un caso no se resuelve en las primeras 48 horas, las cuales se empiezan a contar cuando se encuentra a las víctimas, se reduce el porcentaje de éxito hasta el 50 por ciento. Por tal razón, una pregunta vuelve a resonar: ¿qué pasó en las primeras 48 horas del asesinato de Nicole Brown y Ronald Goldman?
“No recuerdo cada detalle, pero, en general, encontraron lo suficiente para condenarlo (a O. J.) 15 veces. Encontraron un rastro de sangre que salía de Bundy (la calle donde quedaba la casa de Nicole), iba hasta su camioneta, pasaba por la entrada de su casa y llegaba a su habitación. Encontraron medias sangrientas tiradas en su habitación, un guante con sangre detrás de su casa que hacía juego con otro hallado en la escena del crimen; encontraron una gorra que también tenía sangre, y luego se determinó que tenía pelos que eran iguales a los suyos y fibras que correspondían a las de su Bronco; hallaron huellas que coincidían con la talla de sus zapatos, encontraron gotas de sangre al lado izquierdo de las huellas sangrientas que correspondían al corte que le encontraron en la mano cuando lo arrestaron dentro de esas 48 horas. ¿Qué más quieres?”, responde Clark.
Antes de esta nueva producción, Clark ya había tenido varios os con la televisión, como actriz invitada en la serie Pretty Little Liars y como fuente para analizar casos judiciales o para hablar del ‘juicio del siglo’. Una de ellas fue el aclamado documental O. J. Made in America, en el cual se revelaba, por ejemplo, que Simpson llegó a dar tres versiones sobre su cortada en la mano posterior al asesinato (por la que dejó el rastro de sangre que mencionó Clark).
Además, hace un par de años, el director Ryan Murphy revivió la intimidad del juicio en su serie American Crime Story: The People vs. O. J. Simpson, en la que la actriz Sarah Paulson encarnó a Clark.
“Sarah hizo un trabajo muy hermoso para mostrar cómo me sentía, y no sé cómo lo hizo, porque no nos conocimos y no me consultaron, no hablaron con ninguno de nosotros (el equipo de la fiscalía). Para mí, verlo fue algo doloroso porque era tan real, preciso, no en todos los hechos, pero sí en general... Todavía más sorprendente fue el hecho de que tuvo tanto impacto en la opinión de la gente y, además, cambió la narrativa y la actitud hacia mí, lo que agradecí mucho”, dice entre risas.
Contra el crimen desde niña
Liberada de esa actitud férrea que exigen los tribunales, Clark exhibe un sentido del humor que hubiera sido imposible adivinar en esa fiscal que luchaba para que declararan culpable a Simpson. Cuenta, por ejemplo, que siempre fue una niña muy rara, que cuando veía una mancha roja en la calle asumía inmediatamente que se trataba de un rastro de sangre.
“Tenía una imaginación muy activa, creo es algo que está en mi ADN. No sé cómo pude tener amigos, fue un milagro porque había una casa abandonada, y yo les decía: ‘Vamos a ver, alguien murió allá, estoy segura’. Me sorprendía que sus padres me dejaran jugar con ellos”, bromea.
Es una especie de adicción por el crimen y la justicia que no se acaba, que no disminuye, si mucho se transforma, como sucede en The First 48, serie en la que Clark asume el papel de una investigadora para volver a casos como el del músico Jam Master Jay, DJ del reconocido grupo de hip hop Run–D.M.C. y quien fue asesinado en el 2002.
“Una de mis cosas favoritas como fiscal era investigar, salir con los detectives, hablar con los testigos, tocar las puertas; esa era la mejor parte del trabajo. Ahora eso es todo lo que hago, es perfecto, porque no tengo que ir a la corte”, cuenta.
En la serie, Clark tuvo la oportunidad de reinvestigar otro de los casos más sonados en la historia judicial de Estados Unidos: la muerte de la pequeña de dos años Cay-lee Anthony. La niña fue vista por última vez el 16 de junio del 2008, y su desaparición no se denunció hasta un mes después. Los restos de la pequeña fueron encontrados el 11 de diciembre en una zona boscosa de la Florida, cerca de la casa de su madre, Casey Anthony, quien fue acusada de asesinato.
“Seguí muy de cerca el caso, así que cuando llegó el momento de reinvestigarlo sentí que debía dejar mi opinión de lado, necesitaba aproximarme de una manera imparcial porque no quería ignorar ninguna evidencia que fuera en contra de lo que había pensado antes”, relata Clark.
El argumento de la defensa de Casey Anthony, que llegó a ser calificada en un medio de su país como ‘la madre más odiada de Estados Unidos’, fue que la niña se ahogó accidentalmente. El veredicto del jurado fue de no culpable, lo que generó la ira de gran parte de la opinión pública.
Escogemos casos en los que podamos tener un impacto
Clark y su equipo se dedicaron a evaluar las pruebas, y así encontraron, por ejemplo, que después del juicio el abogado defensor, José Báez, escribió un libro en el cual aseguraba que en uno de los computadores de la familia Anthony se había buscado el término foolproof suffocation (que al español se podría traducir como ‘asfixia a prueba de todo’).
Según el libro, la búsqueda se realizó un mes después de la desaparición de la niña, a la 1:51 p. m., momento en el cual el padre de Casey, George, debió de estar en la casa, ya que usualmente salía a trabajar entre 2:30 y 3 p. m. “La teoría de José Báez era que George Anthony había hecho esa búsqueda porque tenía pensamientos suicidas... Nosotros reinvestigamos, varios expertos revisaron esto y determinaron que, de hecho, el abogado defensor estaba equivocado, puesto que la búsqueda fue a las 2:51 p. m., y en ese momento, lo sabemos por los registros del celular, George Anthony estaba en el trabajo y la única persona que estaba en casa cuando se realizó la búsqueda fue Casey Anthony. Eso es algo muy importante”, dice Clark.
De hecho, el programa hizo un descubrimiento aún más delicado: cuando la madre de Casey Anthony finalmente reportó la desaparición de su nieta, la policía recorrió junto con Casey tres lugares en donde podría estar la niña, que, según ella, había sido secuestrada por la niñera. En los recorridos no se encontró nada; entonces, los policías decidieron dejar en su casa a Casey y unas horas después regresaron para capturarla. En ese lapso durante el cual se fue la policía, alguien borró el historial de navegación que contenía la búsqueda de foolproof suffocation.
“Me imagino que a la fiscalía le habría encantado tener esa información. Eso fue lo que descubrimos”, enfatiza Clark.
Justamente, uno de los objetivos de la fiscal con este programa es lograr que esos nuevos detalles que salgan a la luz tengan repercusiones reales. “No es solo contar una historia de: ‘Vean este caso tan raro’. Tenemos una misión, tenemos una meta, por eso escogemos casos en los que podamos tener un impacto, en los que esperemos que se tomen acciones como resultado de lo que revelamos”.
YHONATAN LOAIZA GRISALES
EL TIEMPO - LOS ÁNGELES*
@YhoLoaiza
*Por invitación de A+E Networks