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Hassam: ‘Si no le hubiera mamado gallo al cáncer, estaría llevado’
Se estrena su película Sana que sana, que cuestiona el sistema de salud en Colombia. Entrevista.
En el 2019 la vida le hizo el peor chiste a Hassam. Era uno que no estaba en sus rutinas, agresivo, de esos que se regodean en nuestra cara sin dejarnos reaccionar. O tal vez sí. Porque el humorista se sacudió y escogió enfrentar uno de los momentos más duros de su vida con lo que siempre ha hecho: mamando gallo. Gerly Hassam Gómez Parra fue diagnosticado con un mieloma múltiple, un tipo de cáncer de la médula ósea. Trasplante, quimios, debilidad, agujas, clínicas…lo usual y doloroso en este tipo de tratamientos. “Yo estaba en Masterchef Celebrity cuando empecé a sentir el mal”, recuerda.
Padre de dos niñas y absoluto convencido de que mantener la cabeza ocupada y la risa en el rostro son las mejores medicinas, al pasar el momento más crítico de su enfermedad, Hassam volvió a trabajar, crear shows y escribir historias; pero era otra persona. El cáncer lo había puesto contra la pared y había entendido que “tenía que usar su humor para motivar a los demás”. Sana que sana, la película que protagoniza como uno de sus personajes más queridos, el ñero Rogelio Pataquiva, es parte del proceso.
Tras dos décadas echando chistes, buena parte de ese tiempo en Sábados Felices, con interpretaciones icónicas –además de Rogelio Patequiva están Güevardo, Rafaela y Próculo Rico–, Hassam regresó con un stand up con Prime Video –titulado ¿Por qué a mí?– y en el cine estará desde el jueves 11 de agosto con Sana que sana, que se suma a sus películas Pa' las que sea papá, las dos partes de Agente Ñero Ñero 7 y Güelcom tu Colombia.
Niños con cáncer y un sistema de salud infame…'Sana que sana' nos va a hacer llorar...
Más que hacer llorar la intención con esta historia es sensibilizar, siempre he sido un defensor de que quienes estamos en los medios artísticos o quienes tenemos un trabajo público deberíamos dar ese paso de hacer algo más que entretener. He tenido la posibilidad de trabajar en varios medios: en teatro que fue mi inicio, pasando por radio, televisión, cine, plataformas digitales, a pesar de que los lenguajes entre los formatos cambian siempre intento dejar un mensaje, además de la risa, porque si soy consciente la comedia muchas veces no es valorada como debería ser.
Con 'Sana que sana' no queremos que la gente llore, pero si pasa sería un golazo, porque la misma comedia se nutre del dolor, de la tragedia, y lo transformamos en algo maravilloso como es la risa.
Esta película es la posibilidad que tenemos los seres humanos de sobreponernos a los problemas y las adversidades y sacar la casta de la manera más divertida que hay, mamándole gallo al problema.
Película Sana que sana de Hassam Foto:Diamond Films
Usted ya ha abordado lo mañosos, lo acomodados, lo corruptos que somos los colombianos.
La malicia indígena, que llaman. Eso lo he manejado en los monólogos de Rogelio Pataquiva. Él es ese primo, tío, vecino, amigo, o nosotros mismos cuando nos acomodamos a las circunstancias y buscamos sacar provecho.
Antes dedicarme al humor yo fui docente, entonces he tenido siempre esa labor de estar educando, no para formar genios, porque un genio no es quien sabe las capitales del mundo o las fechas históricas, sino alguien inteligente es quien maneja sus emociones y que a través de sus capacidades humanas puede transformar su entorno.
Creo que la gente necesita esto porque estamos viviendo en una era en la que se normalizaron los antivalores, siempre he peleado contra eso, y entre esos, estamos volviendo adultos a los niños de forma acelerada,
Cuando el cáncer toca a uno de los de la familia y a alguien tan frágil como los niños, pues debemos sensibilizarnos con historias así, si no lo logramos estamos pasando por un proceso de deshumanización muy fuerte .
Claro que Rogelio también tiene esa faceta bonita, a veces inocente, la gente se identifica con él.
Cuando empezó el personaje, hace 19 años, no sabía pa' dónde iba, navegaba sobre la comedia, pero a medida que le fui desarrollando mundos posibles, me di cuenta de que Rogelio es un niño grande que está aprendiendo a sobrevivir en una sociedad muy hostil, hay una frase que es cierta y era que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe. Rogelio es un buen tipo, pero cuando se tiene que enfrentar con el señor del arriendo, el policía, el del bus....con todos esos fenómenos que son tan cotidianos pues la malicia indígena aflora.
Y en eso la gran mayoría se identifica. Porque además somos rebuscadores, cuando estaba moldeando el personaje quería que no perdiera la ternura, entendí que es un elemento que rompe la barrera con el público: uno puede subir al escenario a hacer humor, madrear a todo el mundo, regañar, pero el monólogo de Rogelio es una charla que tiene con el público y eso lo humaniza y familiariza. De hecho, la gente quiere más a Rogelio que a Hassam.
¿Qué ha sido lo más complicado de volver a hacer películas?
La industria cinematográfica colombiana es muy reducida, y hacer cine acá depende del público, no de la industria. La idea es original mía, pero este es un trabajo que depende de muchas manos. Mi trabajo siempre ha sido muy familiar, no segregado por los chistes, creo que la risa tiene que unir. La parte difícil fue encontrar el tono; tuvimos 17 versiones del guion porque el tema del cáncer es complejo, hay gente que podría decir que nos estamos burlando de los enfermos, pero no, nos burlamos de la muerte, de la visión que tenemos, nos reímos del impedimento que tenemos de burlarnos de la desgracia, nos reímos del cáncer porque es con actitud y buen humor como deben enfrentarse las adversidades. Siempre lo digo y lo defiendo: eso fue lo que me ayudó a salir adelante en este proceso. Si yo no le hubiera mamado gallo al cáncer, estaría llevado. La comedia me ayudó a entender que cuando yo me río, suben las defensas, oxigeno la sangre, activo endorfinas; la risa no es solamente un fenómeno sin justificación, y plasmarlo en una película fue un logro.
Eso nos lo va a responder la película: qué es más fácil ante un problema....¿reír o llorar? Llorar es lo más práctico. Reírse es estoicismo, resulta muy fuerte, resiliente, no les damos la importancia a la risa y a las cosas que las producen. A mí hay algo que me suaviza la existencia es la risa de mis hijas, eso me refresca el alma. Cuando estoy en un teatro y siento que la gente se ríe, siento que estoy conectando con el público estoy haciendo mi trabajo. Mi misión en esta vida, aparte de ser papá, es entretener con humor, yo lo acepté, lo entendí, y Dios creo que también lo entendió porque me dejó quedarme otro ratico más, casi me voy, pero nada, aquí estoy y seguiré mamando gallo.
Película Sana que sana de Hassam Foto:Diamond Films
¿Cómo ha sido la adaptación del humor a las plataformas?
Un reto. Uno hace pausas en los shows en vivo, pero dos segundos de silencio en TikTok o Instagram y perdiste a parte de la audiencia. Hay que estar conectado con ese lenguaje, todo evoluciona el humor, la tecnología, la moda....y si quiero seguir haciendo comedia, tengo que medirme en todos los medios que vengan y eso es bueno porque la creatividad necesita entrenarse, es un músculo que si no se entrena se atrofia
¿Es más ágil el humor que se hace ahora?
Tiene que ser más práctico, la gente quiere cosas rápidas por el afán de no pensar. Varias editoriales me han propuesto escribir un libro y tengo muchos temas, pero qué tal que nos los haga reír a través del texto, si lo mío es la imagen, el gesto, la mueca....
El humor ya no es el mismo porque las comunidades se han encargado de limitar al humorista, eso de alguna manera lo agradezco, porque si digo algo y ofendo, la gente reacciona, yo me disculpo y busco otra herramienta.
¿Qué hay con esa idea obsesiva de censurarlo todo, incluso lo del pasado?
Es increíble que quieran censurar El Chavo. En su momento ese tipo de humor era gracioso y no estaba atacando a nadie. Los límites del respeto los pone uno mismo, el reto está en decir lo que pienso de la manera más correcta y más divertida.
Y 'Sana que sana' va en ese sentido...
Total. La idea es decirle a la gente que el sistema de salud en Colombia está jodido, está manejado por gente corrupta, hay una denuncia ahí que quisimos hacer, hay gente que se lucra de la desgracia de otras personas y es lo que esperamos que la gente vea y entienda, porque muchos al son de comedia, quieren sentarse, reír y chao. Y entiendo que ese es el propósito, el reto está en que se rían, pero además, se lleven un mensaje importante.
¿Fue muy complicado el rodaje de 'Sana que sana' mientras estaba en quimioterapia?
Lo que pasa es que por la edad, ya todo es difícil (se ríe). Mientras filmamos la película yo estaba en tratamiento, ahí es cuando digo que si la mente está ocupada es otra cosa. Cuando me subo a un show mareado, deprimido, mal, durante esa hora y media se me olvida. En estos días que terminamos la posproducción, yo tuve mi último chequeo médico y la oncóloga me dijo que estoy libre de cáncer, yo le atribuyo eso a Dios, a la ciencia y a la comedia. A seguir mamándole gallo al cáncer. Fue un mal chiste, en algún momento, que me hizo reflexionar sobre mi trabajo como comediante.
¿Cuáles son las fundaciones vinculadas a la película?
Segundos de vida y Jerónimo soy muy feliz. Mientras estuve en mi proceso de trasplante de médula en la Santa Fe conocí a las directoras de las fundaciones, tuve la posibilidad de visitar a los niños, partirles ponqué, cumplirles sueños, llevarlos a un rodaje...lo que tenemos por hacer por estos guerreros es mucho, y no solo los pequeños, la gente grande que también padece este flagelo necesita una voz amiga que le diga: 'no importa que estés llevado, vamos para adelante, hay que sonreír y mamarle gallo a la vida...y si vamos a perder la pelea, que sea de la manera más berraca, dándola toda'. Con amor y con humor todo sale mejor.
Yo sigo abierto a cualquier propuesta donde se me permita hacer cosas con las que me siento cómodo. Tengo ideas para películas, series, estructuras para hacer shows, lo que pasa es que todo debe hacerse en su debido tiempo, porque cuando se hacen muchas cosas en simultánea termina dividiendo la energía y acaba con todo a medias. Yo no sirvo para eso. Quiero industrializar mi marca, hay propuestas para hacer más películas y producir lo que hago, no solo comedias sino otro tipo de historias.
En eso Rogelio es bonito, es un man que está llevado, pero sigue soñando. Hay mucho por contar. Pero el proyecto que más me exige tiempo es el de dejarles a mis hijas Mariana y Juanita un camino de trabajo, un norte, no que carguen con el nombre de su papá, que se vean como mujeres poderosas, trabajadoras y creativas. Esa es mi misión más grande.