¿Quiénes hacen los papeles de colombianos en Hollywood?

Siempre que aparece un personaje colombiano en una gran producción de Hollywood se revive una pregunta: ¿Por qué esos papeles no quedan en manos de actores colombianos?

 Hay muchos factores que inciden en la decisión. Posiblemente en las audiciones se hayan presentado intérpretes nacionales que están tratando de abrirse paso en la gran industria cinematográfica, pero aún no tienen el poder en pantalla para ‘arrastrar’ público, ¿cómo puede competir un actor joven con una estrella como Benicio del Toro, por ejemplo?

Son nuevos o apenas están edificando un reconocimiento internacional o, simplemente, los papeles de colombianos que normalmente aparecen en el panorama fílmico estadounidense no les apetece a los que ya tienen una mayor proyección internacional.

En algunos casos son personajes malvados, con una moral cuestionable o llenos de estereotipos. O, directamente: mafiosos. Hollywood, en un alto porcentaje ve en los colombianos la cara de Pablo Escobar. Pero hay excepciones.

Uno de los casos más recientes fue el de Agentes 355, una cinta de acción que se puede ver en Amazon Prime Video, en la que tres espías de diferentes agencias de inteligencia asumen una misión suicida para quedarse con un valioso dispositivo. En este filme aparece Penélope Cruz interpretando a Graciela Rivera, una psicóloga que llega de Bogotá y termina atrapada en una intriga cargada de violencia y armas tecnológicas. Cruz es española y sorpresivamente no es la malvada de la historia.

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Su compañera de reparto y productora de Agentes 355, Jessica Chastain, explicó cuando se le cuestionó acerca de que una estrella europea se convirtiera bogotana frente a las cámaras, que la decisión fue un asunto relacionado más con el mercadeo que con la nacionalidad.

De hecho, no es la primera vez que Cruz se mete en la piel de una colombiana e interpretó a la periodista Virginia Vallejo en Loving Pablo, acompañada de su esposo en la vida real, Javier Bardem, que asumió el rol de Pablo Escobar. En este caso el fenómeno se presentó ‘en combo’ y siguió el mismo esquema: el tándem Cruz-Bardem vende.

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“Escobar es el Hamlet de los actores hispanos”, sentenció en una entrevista en El País de España el puertorriqueño Benicio del Toro, cuando estrenaba Sicario 2 en la que, ¡Oh sorpresa!, retomaba su papel de Alejandro, un asesino colombiano (al que apodaban Medellín) que colaboraba con las autoridades de EE. UU. en una operación contra el tráfico de drogas en la frontera con México.

Y también se dejó seducir por el personaje del mayor narcotraficante colombiano en Escobar: paraíso perdido, una cinta que ficcionaba el amor de un joven estadounidense con una la sobrina del capo y en la que, muy cerca de Medellín, había playa para surfear.

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Los nombres pesan y muchas veces los productores no se complican la vida en hacer audiciones. El ‘acento colombiano’ en las películas de habla inglesa, solo lo notan los latinoamericanos y los españoles, y sus equipos terminan decantándose por estrellas que ya están brillando o que están más a la mano. 

El guatemalteco Óscar Isaac, por ejemplo, en el 2014 trabajó en el filme A Most Violent Year, un drama en el que se convertía en Abel Morales, un colombiano que vive en Nueva York y que maneja una empresa de transporte.

Pero quizá una de las selecciones que causó más polémica (incluso indignación) fue la de la actriz estadounidense de origen dominicano Zoe Saldaña, que interpretó a una implacable sicaria bogotana en la cinta Colombiana (2011), dirigida por Olivier Megaton y producida por Luc Besson. Se llamaba Catleya y quería vengar la muerte de su padre, un mafioso que vivía en una capital colombiana, sospechosamente parecida a México.

Robert Davi, un neoyorquino de pies a cabeza, interpretó a Franz Benitez, un narcotraficante en Licencia para matar, la segunda película que protagonizó Timothy Dalton como James Bond. Por sus características se evidenciaba que Benitez era colombiano; Davi venía del cine de acción y de una carrera signada por el bajo presupuesto o papeles secundarios, quizá la dureza de su rostro fue la encargada de darle la oportunidad de enfrentar al famoso agente 007.

En España también ha ocurrido un fenómeno similar. Carlos Bardem interpretó a Apache, el escalofriante recluso colombiano en Celda 211. A su vez, Luis Tosar encarnó  como campesino colombiano en la polémica película Operación E, que narraba la vida de Crisanto Gómez, el hombre al que las Farc le entregaron al hijo nacido en cautiverio de Clara Rojas.

“Logró hacerme entender cosas desconocidas sobre Colombia y entender un poco más sus realidades”, reconoció el actor.

Pero él repitió como campesino colombiano en la polémica película Operación E, que narraba la vida de Crisanto Gómez, el hombre al que las Farc le entregaron al hijo nacido en cautiverio de Clara Rojas. “Logró hacerme entender cosas desconocidas sobre Colombia y entender un poco más sus realidades”, reconoció el actor en ese momento.

Algo parecido experimentó su compatriota riojano Javier Cámara que, tras una experiencia en la tercera temporada de la serie Narcos, donde se convirtió en Guillermo Pallomari, el contador del jefe del cartel de Cali Miguel Rodríguez, regresó como Héctor Abad Gómez (padre del escritor Héctor Abad Faciolince) en la película El olvido que seremos, logrando a un carismático médico, líder social, profesor universitario y hombre de familia, que fue asesinado el 25 de agosto de 1987 en Medellín.

Cámara encantó por su trabajo con el acento paisa, su ternura paternal y su parecido con el personaje que inspiraba la historia. El propio Abad Faciolince fue el que propuso al español  para el papel y no se equivocó: fue un ‘colombiano’ entrañable.

Sin embargo, desde hace un par de años ha cambiado un poco el panorama: ahora actores colombianos también hacen papeles de otras nacionalidades en producciones cinematográficas con ejemplos específicos como el de Natalia Reyes, que interpretó a Dani Ramos, una mexicana que se enfrenta a un robot asesino en Terminator: Destino Oscuro.

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Lo mismo pasó con Juan Pablo Raba, que las cintas El protector y Matar o morir: Peppermint, asumió el papel de mafioso mexicano. Y hay cientos de actores mexicanos disponibles en Hollywood. Maluma, por su lado, se convirtió en Bastián, una estrella de la música puertorriqueña que va perdiendo el amor de Jennifer López en la comedia romántica Marry Me.

La película animada y ganadora del Óscar este año, Encanto, rompió en muchos sentidos la narrativa de que todos los latinos son harina del mismo costal para Hollywood. Disney se tomó en serio hacer una película sobre Colombia y no solo se notó en el guion y la investigación. María Cecilia Botero, Carolina Gaitán y a Mauro Castillo, prestaron sus voces en la versión en inglés del filme.

Sofía Vergara, la latina más famosa de Hollywood, quien catapultó su éxito en la serie Modern Family como Gloria Pritchett Delgado, una divertida e irreverente colombiana que le puso otro sabor a las vivencias de una familia estadounidense, reaparecerá en un plano más serio al producir y protagonizar la miniserie Griselda para Netflix.

La producción retrata la vida de Griselda Blanco, quien fue la reina del tráfico de drogas ilegales entre Colombia y Estados Unidos en los 70, y que ha llamado mucho la atención porque significa un cambio de tono en el trabajo de Vergara, que le podría dar un tiro de gracia a una miniserie inspirada en el mismo personaje que contó con la actuación de la británica Catherine-Zeta Jones (Cocaine Grandmother, de 2018).

¿Es hora de que Hollywood se tome más en serio los actores colombianos? En 2004 Catalina Sandino hizo el papel de una joven bogotana que entraba a Estados Unidos como mula en el filme María llena eres de gracia, del estadounidense Joshua Marston. Y casi se gana un Óscar como mejor actriz.

ANDRÉS HOYOS VARGAS